Luna de muertos

Capítulo 38.

Lydia regresó a Nueva York unos días después de su pelea con Elijah. El inicio del nuevo semestre para los chicos empezó una semana después.

La chica se ocupó de sus asuntos y dejó atrás a Elijah que no volvió a contactarla y tampoco se volvieron a encontrar en la ciudad.

Meses después.

La manada había estado más a cargo de Monik que del propia alfa, la chica apenas podía verlo cuando salía hasta muy tarde para regresar a su casa.

—Mason… —Dijo por la puerta del estudio—. ¿Al menos has comido? Llevas toda la mañana ahí dentro.

—Estoy ocupado, Monik.

La chica suspiró y bajó la mirada con tristeza. Más tarde tomó las llaves de la camioneta del refugio y salió hacia la casa de Liam esperando encontrarlo.

Tocó a la puerta y el pelinegro le abrió confundido.

—Monik —saludó dejándola pasar—. Es raro verte aquí. ¿Sucede algo?

—No vendría si no creyera que es importante. Mason ha estado distante, apenas si lo veo porque pasa todo el día encerrado en el estudio y nadie puede entrar…a veces creo que ni siquiera come —contó preocupada.

—Él dejó de responder las llamadas…creí que sólo estaría pasando el luto, pero ya va a cumplirse un año.

—¿Podrías ir a verlo? Quizás él te escuche.

Liam asintió. Después de un rato se cambió y salió para ir a ver a Mason.

Ese día tocó la puerta, pero no le respondió, al día siguiente fue temprano y tampoco, así siguió durante toda la semana sin conseguir algún resultado.

—Vamos, Lexi responde —murmuró esperando en la llamada—. La he estado llamando y tampoco ha respondido, es como si la tierra se la hubiera tragado.

Liam llevó a Melissa al refugio por la tarde. Durante la semana había estado tratando de contactar a Lexi para que lo ayudara con Mason, pero tampoco le respondía, ni siquiera a sus mensajes de voz.

—También he intentado, pero nada —añadió Melissa.

Suspiraron agotados sin saber que más hacer hasta que luego su esperanza apareció entrando por el pasillo rumbo al estudio.

—Mason Barrow deja de esconderte como un ermitaño —expresó altanera.

—Lexi...es bueno verte —dijo Liam aliviado de verla.

Lexi sonrió de un lado y luego se paró frente a la puerta del estudio, tocó con el lado de sus puños con fuerza para que le abriera.

—Abre la puerta, Mason —ordenó frenética—. Tiraré la puerta si no lo haces.

Atrás de ella Liam, Melissa y Monik veían nerviosos por la actitud de la castaña.

—Hacia atrás —le ordenó al resto—. ¡Te lo advertí!

De una patada Lexi derrumbó la puerta.

— ¿No pudieron haber hecho eso antes? —Protestó viendo sus expresiones atónitas.

Lexi entró al estudio con el resto detrás de ella. Miraron perplejos lo que había adentro: por las paredes estaban colgadas fotografías con hilos rojos y algunas anotaciones de Mason.

— ¿Es Marcel?

La castaña se acercó a las fotografías para husmearlas.

— ¿Esto es lo has estado haciendo todo este tiempo? —Frunció el ceño— Has seguido los pasos de Marcel…

—Estoy cerca de capturarlo.

Todos suspiraron con cansancio en sus miradas. Lexi descolgó una fotografía y la vio dando un resoplo.

—Está bien, si eso quieres eso haremos —comentó viendo a Mason—, pero deberás prometer que si esto... —Señaló con su palma las fotos— Todo esto fracasa será la última vez que lo intentes.

Mason apretó sus dientes y aceptó renuente.

— ¿Qué es lo último que sabes de él?

—Uno de los chicos que lo seguían me dijo que lo vio esta mañana en el aeropuerto esperando un avión que va a Nueva York.

—¿Pará qué querría ir a Nueva York? —Cuestionó Liam extrañado.

—Liam… —Dijo Melissa inquieta— Elijah y Lydia están en Nueva York.

Long Island, Nueva York.

Lydia iba saliendo de sus clases hacia su casa. En el camino se atrevió a marcarle a Elijah después de tanto tiempo, pero como no atendió se resignó a dejar solo un mensaje de voz.

—Hola… —Empezó nerviosa—Sé que la última vez no terminamos bien, pero solo quería que supieras… —vaciló— ¡Iré a Inglaterra! ¡Wuju! —Celebró apenas emocionada— Ah…si, obtuve la beca, aunque fue difícil porque había otra chica de mi clase que se postuló y es muy lista, pero logré obtenerla…supongo que al final si conoceré tu hogar, aunque…creo que será sin ti. Bueno solo quería contártelo y agradecerte por animarme a conseguirla, pero sobre todo por creer en mí.

Elijah escuchó enseguida el mensaje de voz mientras caminaba hacia su cafetería. Cuando acabó de oírlo miró al frente con atención y se dio cuenta de a quien tenía en su camino.

Ambos se quedaron mirando frente a frente sin saber cómo reaccionar, pero minutos después se hallaron en un restaurante cerca de donde se encontraron.

—Me alegra oír que irá a Inglaterra, debe estar muy emocionada —comentó nervioso.

—Lo estoy…

—Qué bueno que pude verla antes de que se fuera…así puedo hablar con usted. Quería ofrecerle perdón por varias cosas, empezando por lo último que ocurrió entre nosotros —mencionó serio—, el tema de Agatha siempre ha sido un tema que he tratado de enterrar.

Lydia lo miró apenada, sostuvo su mano para apoyarlo.

—Está bien si no quieres hablar de él, nunca debí exigirte que me hablaras de ella…lo siento mucho también yo. —Frunció sus labios en un puchero.

—Está bien, quiero hacerlo…

«Agatha era una mujer bella que era muy pretendida por los hombres sobre todo por aquellos ojos peculiares que poseía: no eran azules, pero tampoco verdes, era una extraña combinación de ambos.

Ella conocía a Elijah antes de volverse un vampiro, cuando supo su secreto no le importó mucho porque lo amaba por lo que siempre ha sido y no por su nueva naturaleza, sin embargo, tenía muy claro una cosa: no quería ser un vampiro.

Su vida humana era muy simple, sin opulencias ni privilegios, sólo uno, la felicidad que ella tenía a lado de sus seres queridos. Un día ella y Elijah iban de camino a visitar a la familia de Agatha, pero en el camino fueron asaltados por bandidos, uno de estos dejó muy mal herida a la mujer.




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