Luna Maldita

Capítulo 7

STELLA

—¿Qué? ¿Qué dijo?

Parpadeo para verificar la facción seria del doctor, no puedo creer en las palabras que me está diciendo. Necesito que me explique lo que está sucediendo más detenidamente, porque me niego a que sea verdad. Aferro con mis puños las sábanas de mi cama.

Esto apesta.

El destino apesta por completo.

Estoy enojada con la vida y con el universo.

—Estás embarazada —repite —. Al ser humana, tú embarazo se convierte en uno de riesgo. Debes tener mucho cuidado, no sangraste por perdida, sino porque el feto está creciendo a unos niveles que tu cuerpo no lo tolera, eso produce que tu utero se expanda forzosamente, es la razón por la que duele. Tengo que hacerte un par de exámenes, porque tenemos que saber que raza es, eso nos ayudará a proceder y a ayudarte cuando el parto se aproxime.

—No es real —susurro. No me lo creo.

—¿De que raza es el padre? —pregunta el doctor, ha sacado una libreta pequeña para anotar algunas cosas. Me mira expectante para escribir mi respuesta.

Pero para esto no tengo respuesta.

Yo...

Yo no sé cuál de esos bandidos me embarazó.

Es imposible saberlo.

Ni siquiera recuerdo exactamente cuantos fueros, terminé desmayada por el dolor.

Busco los ojos de Killian porque necesito un poco de apoyo emocional, él ni siquiera me mira. Tiene la mandíbula torcida, unos ojos cargados de rabia y está apoyado contra el marco de la ventana observando la escena. Ahora que sabe que estoy embarazada, ya no me mirará de la misma que antes. Ni me ayudará. Ni me protegerá en sus brazos. Ni se acercará se esa manera tan cálida que me consume.

¿Por qué me siento tan triste con esa idea?

—No lo puedo decir —le susurro al doctor.

Él frunce el ceño confundido. Es que si digo algo, Killian va a escucharlo. Entonces no me verá de la misma manera, porque de cierta manera, estoy rota y usada.

—¿Hay algún motivo peligroso detrás de la raza del padre? Es importante saberlo, dama. Trabajaremos con una venda en los ojos, y eso no sería beneficioso para ti.

—Lo siento, pero...—unas lágrimas me causan rabia cuando me mojan los ojos —. Es un secreto, tendremos que descubrirlo de otra forma.

—No veo porque debes sentir tanto miedo —insiste.

—Yo soy el padre. Ahora lárguese, me comunicaré con usted para un examen diario para ella y nuestro bebé —la voz de Killian suena mortal.

Los ojos del doctor se expanden llenos de sorpresa, el hombre viejo de repente se pone nervioso. Recoge todos los utensilios médicos que utilizó para examinarme, metiéndolos en su maletín negro y sale sin decir nada de la habitación. Killian ha sido demasiado brusco, pero no comprendo porque mintió de esa manera.

Algo que no me gusta, es que de cierta manera, desde que fue el único que se acercó a mi para ayudarme , siento que estoy siendo muy pesada intentando que me ayude todo el tiempo. Cómo si yo no pudiera atrapar las riendas se mi vida y afrontar mi desgracia.

Él tiene mejores cosas que hacer, que ocuparse de mí.

—¿Qué pasó esa noche, Stella? —su pregunta me espanta.

Carraspeo tomando tiempo para formular mi respuesta.

—Tantas cosas —casi no puedo articular palabra por el nervio patético que mi cuerpo sufre —. ¿Por qué dijiste mi bebé también era tuyo? Ahora todos van a pensar que tenemos una relación romántica.

—El bebé es un licántropo, puedo notar la magia que desprende de ti. Si decimos que es mío, será más sencillo para ti y nadie te mirara mal o te volverá a maltratar porque pensarán que llevas al hijo del alfa en tu interior.

—¿A que más huelo? —trago saliva.

—A hombre, como cinco aromas diferentes. 

—¿Huelo a hombre? —me lamento. 

Asiente muy serio, mirándome con una expresión sin vida. No vi esta faceta de él, y tengo que admitir que me asusta un poco.

—Eso me pone furioso, princesa. ¿Quién te tocó?

—No pude evitarlo, Killian. Eran muchos. Me atraparon y... —hay un nudo en mi garganta que no me deja seguir —. Intenté huir. Te juro que lo intenté. Pero ellos eran más fuertes. Eran malvados. No les importaba si suplicaba. Simplemente lo hicieron. Fue la noche más desgarradora de mi vida.

Mi pecho se oprime cuando tomo aire para respirar, es algo que me cuesta. Me siento tan avergonzada por lo que me pasó, y ahora voy a tener un recordatorio de eso. Toda mi vida.

Siento ganas de morir.

Un llanto incontrolable salta en mi interior, me hundo en la cama para intentar amortiguar mis lloros. Estoy intentando ser fuerte, ver el lado optimista a las cosas. Pero cada segundo que pasó viva, mi mundo se derrumba más.

—Ey, princesa —escucho la voz de Killian lejana.

Su mano toca mi codo, ese leve contacto arrasa con mi piel. Quiero que me toque más. Rodea la cama para atrapar mi cuerpo y incorporarme en la cama, mi cuerpo esta tan cerca del suyo, que mi corazón salta excitado. Me acaricia sutilmente los brazos, observando cada lágrima que baja por mi mejilla. Me sorbo la nariz, también viéndolo, aunque mi vista nublada me dificulte distinguir su rostro preocupado.

—No puedes rendirte ahora —me ordena.

—Pero sería tan fácil...

Se sienta en el borde de la cama conmigo en sus brazos, sus pulgares limpian las lágrimas con el dorso de su mano y mi piel quema con su contacto. Mis labios pican por dejar un beso en su cuello lleno de venas.

—¿Quieres abortar al bebé? —me pregunta sin tapujos —. Toma una decisión y dímela, princesa. Te ayudaré a hacerlo. No tienes qué traer al mundo a nadie que no vas a querer.

Mi llanto se detiene, su pregunta me ha hecho quedarme petrificada. No había barajado esa opción.

La de abortar al bebé.

Deshacerme de esta maldición.

—Necesito tiempo para pensarlo. Hay una vida que se está formando... —instintivamente toco mi abdomen plano, no siento ningún tipo de sentimiento maternal — en mi interior. Es tan terrorífico. Todo en mi se siente vacío.




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