Luna Maldita

Capítulo 30

La luz de expande, mi dolor se evapora y solo siento como vuelo en medio de nubes con aroma a naturaleza. Las estrellas brillando junto a mi, me permito tocarlas con la punta de mis dedos. La Diosa Luna me da la bienvenida, me abre las puertas de sus abrazos.

—Bienvenida, hija mía.

—He completado la misión, Madre Luna —sueño orgullosa.

—Mi pequeña hija, eres tan especial. Has conseguido que todos los lobos vivan en paz de ahora en adelante. Todo el dolor ha terminado. Todo tu dolor se ha convertido en paz y energía para todas esas familias.

—Pero madre, me siento muy triste.

La Diosa se preocupa.

—¿Por qué hija mía?

—Madre Luna, tuve que llamar a la oscuridad para derrotar al monstruo.

—Y gracias a eso la luz se muestra hoy.

Me muerdo el labio ingresando en el templo santo junto a ella.

—Madre eso no es todo.

—¿Qué sucede, mi princesa?

—Madre extraño a ese hombre. Alfa Killian, extraño su corazón y el nuevo corazón que ambos nos une.

—Tu misión ha terminado en la tierra, hija mía. No puedes volver.

—Pero madre...

—Eres la hija de la Diosa Luna. Bajaste a la tierra con una misión. Eliminar la maldad de los hombres lobo y su legado. Te mandé criar con esa familia humana, los bendije con la hija de una Diosa y pagaron con su muerte. Tu misión. Su misión. Ahora viven una muerte en paz, bendecidos por la luz. El ciclo se cerró.

—Amo de verdad a ese licántropo, madre. Permítame volver a la tierra para amarlo. Permítame tener una vida junto a él. Permítamelo. Se lo ruego. Es mi alma gemela. Es mi mitad. Es mío. Reniego de mi eternidad, por estar unos años más junto a él. Se lo pido con el alma. Permítamelo.

—¿Eso es lo que deseas, hija?

—Con el alma, con el corazón, con mi vida eterna.

—No vas a recordarme, no recordarás que eres la hija de una Diosa. Ni que te mande a la tierra con una misión. No recordarás nada. Ni siquiera recordarás que lo amas y el fruto de ese amor que debería haber muerto junto a ti. No puedo asegurarte que lo vueltas a ver. Que él te vaya a amar de nuevo.

—Le doy mi eternidad.

—La misión era castigar a Killian Wolf y toda su familia. Liberar al pueblo licántropo y demás razas de la mano maligna de ese tirano. Desterraste al rey a las profundidades más oscuras, y el otro asesino, Killian está cumpliendo con su castigo al haberte reclamado la muerte.

—Así es, Madre.

—Te enamoraste del villano que le robó la vida a millones de almas.

—No me importa madre. Doy mi eternidad por ese villano.




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