Madame Agathe

Versos de una joven enamorada (Parte 1)

Amor...

 

Que podría abarcar tan profundo sentimiento como un simple concepto obsoleto, que vive y revive con fervor a través de las líneas de estos versos donde todo aquello que una vez se conservo se desvanece en el tiempo.

 

Pero que podría saber yo de ello?, si tan solo logro obtener conocimiento entre obras literarias que me llegan a enriquecer,un amor de antigüedad.

 

Oh el amor tan complejo y simple a la vez, que tan sincero y obstinado puede ser, un caos y una salvación.

 

Un amor a la antigüedad es lo que mi corazón anhela...

 

Dónde la moral y el lenguaje eran el código morse que solo los enamorados podrían comprender y descifrar.

 

Dónde la calidez del roce de nuestras manos eran capaz de revolucionar nuestras neuronas y paralizar nuestros sentidos dejando en evidencia la inocencia del alma.

 

Dónde el primer beso era la prueba de un vínculo de afecto y confianza mutua que dos almas que unían sus caminos como el destino.

 

Dónde la mayor prueba de amor era la osadía que exigía nuestro corazón al declararlo con fervor y sinceridad ante la presencia de nuestra persona amada, que sin duda no podría tomarse a la ligera más que una declaración era la promesa de corazón a corazón.

 

Dónde las citas no involucraban gastos a la económia financiera y obsequios materiales sino la dedicación y el tiempo invertido tras cada cocina, carta, poesía,regalos forjados a mano. Incluso interminables caminatas por un sendero de conversaciones interminables acompañados de la presencia del amanecer.

 

Suelo creer que el amor es como un eclipse donde por instantes el distante sol contempla con devoción a la solitaria luna, Dónde la oportunidad de su cercanía era tan efímera que llegaba a pensar que era su beso.

 

Más el sol rogó al universo poder estar con su luna sin importar que esto lo hiciera perecer, la amaba con tanto esplendor que estaba dispuesto a morir por ella como lo hizo Romeo por su Julieta.

 

Las galaxias y constelaciones enternecidas por tal ruego de amor le dieron una comunicación entre aquellos dos.

 

Oh sol y luna sus deseos y anhelos son proclamados con tal sinceridad y pasión que nos han conmovido y por ello entregaré un obsequio de su amor.

 

La oscuridad será la soledad de la luna y la presencia del sol serán las estrellas que cerca de la luna órbita, entre los distantes caminos del tiempo ellas serán las mensajeras de sus memorias y anhelados sentimientos.

 

Por ello el amanecer me llega a enternecer tan cautivante obra que revive con pasión en mi corazón.

 

Al contemplar la soledad de la luna me siento comprendida queriendo encontrar aquella presencia que haga a mi corazón vibrar.

 

Más ella aún en la soledad se comunica con su sol tan solo en la noche de la penumbra. Mientras yo me encuentro atada a un inexistente lazo carmín en mi muñeca cuál bola de estambre desenvuelta buscando encontrarse unida nuevamente. Puede enredarse estirarse perderse pero jamás romperse. Así es nuestro destino en el amor y de ello nació la leyenda del hilo rojo.

 

Atte.M.L




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