Esta obra es una traducción al español del libro original titulado "Mafia Captured", escrito por Farzana Tutul. Se han realizado todos los esfuerzos posibles para garantizar la fidelidad de la traducción al texto original. No obstante, pueden existir pequeñas discrepancias debido a las diferencias idiomáticas.
Prologue:
Arsalan soltó una risita. —Ya eres la madre de mis cuatro hijos —dijo—, y estás a punto de traer otro al mundo. ¿Y dices que no soy romántico?
Sahira lo fulminó con la mirada. —Si quieres saber lo romántico que fuiste —replicó con voz cargada de veneno—, entonces escucha... —Narró sus experiencias en un tono tan ponzoñoso que el rostro de Arsalan se tiñó de rojo.
—Y si quieres oír todo lo que me hiciste...
La actitud juguetona de Arsalan se evaporó. Soltó la muñeca de Sahira, y ella se zafó.
La mirada de Arsalan cayó al suelo.
—¿Fui tan malo?
—Eres mucho peor que malo, Arsalan. Esta amnesia que finges... podrías engañar al mundo entero con ella. Pero a mí no. Ya he visto tu magistral actuación antes. Pero no voy a caer por tu engaño nunca más, Arsalan Ansari.
Sahira estaba a punto de darse la vuelta y marcharse cuando la voz de Arsalan la alcanzó por detrás.
—Hira... ¿no puedes perdonarme? No recuerdo nada de mi pasado. No recuerdo nada de quién era, lo que hice... Por favor, créeme. Perdóname.
Por un momento, el corazón de Sahira vaciló. Sus pies permanecieron clavados en el sitio.
Se giró para mirarlo, con los ojos llenos de duda.
—Muy bien. Qué magnífica actuación, Arsalan. Deberías ganar un Oscar —dijo con sarcasmo, y se alejó. Arsalan dejó escapar un profundo suspiro y se quedó allí, solo.
Prologue ends....
Sinopsis:
Arsalan Ansari, el despiadado capo de la mafia, opera con una sonrisa fría y calculada. Pero un destello de vulnerabilidad resquebraja su fachada gélida. ¿La amnesia ha enterrado realmente su pasado –un pasado cargado de venganza y traición– o se trata de una estratagema magistralmente elaborada para superar a sus enemigos? Mientras la línea entre la verdad y la manipulación se difumina, una cosa permanece clara: subestimar a Arsalan Ansari podría ser tu error más mortal.
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Según narró el Profeta Muhammad (la paz y las bendiciones de Allah sean con él): "Entre los hombres de los Banu Israel hubo uno que asesinó a noventa y nueve personas. Entonces, arrepentido, emprendió un viaje para preguntar si su arrepentimiento sería aceptado. En su camino se encontró con un monje y le preguntó si el perdón de Dios aún era posible para él. El monje, con el corazón endurecido, le respondió que no. Cegado por la desesperación, el hombre mató al monje. Sin rendirse, continuó buscando a alguien que le diera esperanza. Finalmente, alguien lo guió hacia un pueblo conocido por su piedad. Emprendió el camino con renovado fervor, pero la muerte lo alcanzó durante el trayecto. Al exhalar su último aliento, su cuerpo quedó mirando en dirección a ese pueblo bendito. Los ángeles de la misericordia y los del castigo comenzaron a disputarse su alma. Allah, en Su infinita misericordia, ordenó que el pueblo piadoso se acercara al hombre, y que el lugar de donde provenía se alejara. Luego, mandó medir la distancia entre su cuerpo y cada pueblo. ¡Y he aquí que estaba un palmo más cerca del pueblo de justos! Por esa ínfima muestra de sincero arrepentimiento, Allah, el Clemente, el Compasivo, lo perdonó."
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Arsalan corría por el bosque. Sus pasos apresurados resonaban sobre las hojas secas, creando un sonido que alertaba a sus perseguidores. Llevaba a su hijo, Arham, en brazos, ajeno al grave peligro que acechaba.
—Ahí está —gritó una voz. Un atacante se abalanzó sobre ellos. Arsalan se ocultó tras un árbol, sacó su revólver y disparó.
Arham despertó sobresaltado por el ruido ensordecedor.
—¿Qué pasa, papá? —preguntó con inocencia.
Arsalan le dio un beso en la frente. —Estamos jugando a policías, ¿ves? Papá es el policía.
—¿Policía? —Arham chilló emocionado.
—Sí, campeón, policía. —Disparó otro tiro.
—Esto está genial. ¡Se lo voy a contar a todos! —exclamó su hijo.
—Claro, campeón. Pero para que papá gane, tienes que hacer lo que te diga.
—Por supuesto, vamos a ganar —dijo, pero su voz carecía de la confianza habitual.
Arsalan había enfrentado muchos peligros en su vida, pero nunca había sentido un miedo tan profundo, tan visceral, que lo sacudía hasta la médula. Siempre había visto el terror en los ojos de los demás, pero hoy era su propia mirada la que reflejaba el pánico. Un miedo que lo carcomía por dentro, que amenazaba con consumirlo.
¿Era el miedo a lo desconocido? ¿El miedo a perder todo lo que amaba?
No, era algo más profundo, más primitivo. Era el terror de perder a su hijo, Arham, la criatura preciosa que había llenado su vida de luz y amor.
Su corazón latía con fuerza en su pecho, un tamborileo de ansiedad. Él, quien había sido emocionalmente insensible, inmune a las tormentas del mundo, ahora se encontraba paralizado por una angustia tan intensa que lo amenazaba con dejarlo inmóvil.
En sus 32 años en la Tierra, lo habían llamado de muchas maneras: demonio, ángel de la muerte, una fuerza de la naturaleza, Ezel. Pero hoy, era simplemente Arsalan Ansari, un padre, un esposo, un hombre aterrorizado por su familia.
Se dio cuenta de que los enemigos que habían invadido su hogar no lo buscaban a él; iban por su esposa, por sus hijos. Y Arsalan Ansari, el hombre que alguna vez había abrazado la valentía como su armadura, ahora estaba consumido por un miedo tan profundo que amenazaba con romperlo en pedazos.
La vida había dado un giro inesperado. Justo cuando comenzaba a despertar a sus propias emociones, el primer sentimiento que experimentó fue el miedo. Y era un terror tan abrumador, tan debilitante, que lo hacía cuestionarse todo lo que creía saber.