Mar de Sales

Insípido

Manuel levanta la mano, y con el dedo índice extendido, gira la muñeca, para indicar que repitan la progresión. Rylan y Uno se miran las caras, suspiran antes de volver a comenzar.

—Sin la batería es complicado mantener el tiempo… —dice Uno, estira los dedos, aprovechando el descanso.

—Para eso tienes el metrónomo —Manuel contesta, sin dejar de mirar la libreta entre sus manos—. Ahora, en la última, los acompañaré en la batería. Solo quería definir algunos detalles, para luego, cuando tenga que agregar los brillos.

—¿Brillos?

—Así le digo a los efectos de sonido —ríe—. Es un chiste que inventó mi hija, o al menos no lo hizo con esa intención. Pero me causó gracia su manera de interpretar esos sonidos a los que no se les puede atribuir un instrumento como “brillos”.

—Si tú lo dices. —Rylan estira el cuello, la idea de que ya están viejos para dársela de estrellas, no se le quita de la cabeza.

—Bien. —Deja a un lado la libreta—. Nos quedaremos con la sugerencia de Uno para volveré otra vez, estoy seguro de que Santiago la va a odiar, pero —toma las baquetas—, no tanto como odiará tormenta.

—Pero… —Rylan duda, frunce el ceño mientras se vuelve a colocar la correa del bajo—. ¿No son demasiado diferentes? No siento la misma influencia.

—Quizás, pero cuelan —Toma asiento, toca el bombo y mira con atención sus manos sobre sus piernas—. Tengo una pregunta, sé que a Santiago le importa poco, pero, ¿por qué Mar de Sales?

—Fue idea de Alicia —responde Rylan—, se inspiró en una historia local, del pueblo de donde somos.

—Resulta —agrega Uno—, que había un mar o lago, que en un tiempo se volvió demasiado salado, y la gente comenzó a crear historias de unas aguas mágicas que curaban cualquier mal. Nuestro pueblo se hizo popular por eso, en aquel tiempo. El agua hace mucho que recuperó su normalidad, ahora hacen cualquier cosa para mantener viva la llama del turismo.

—El punto es, que a Alicia le gustó la idea de que fuéramos como ese lugar, tener esa misma chispa desde el comienzo.

—Le tomé la idea a Santiago porque estamos buscando algo distinto. —Manuel sonríe ante las caras de preocupación de los otros dos—. Creo que sería mejor explorar nuestros propios gustos que hacer lo de siempre, ya saben, encontrar una imagen basada en un público, con el estudio de mercado de por medio. Tengo tiempo harto de esto tan técnico y quiero volver a lo orgánico.

—A ver —dice Uno—, nada nuevo, desde el comienzo nos han dicho que esto será un experimento, ¿pero por qué con nosotros? Es decir, si les sobra la plata ¿por qué no lo hacen pagando a alguien y ya?

—No lo sé, es más divertido con gente nueva, que no tienen ningún interés y tampoco una meta en la vida que seguir. —Sonríe sarcástico ante el silencio—. En realidad fue interesante el misterio que han dejado atrás, y me gusta el impacto que esto puede causar, será como ese lago salado, es la mejor manera de destapar la olla.

—¿Qué olla? Estoy cansado de las metáforas que usan tú y Santiago, viejos tenían que ser.

—Qué importa, demos una vuelta completa y ya solo nos quedaría un último ensayo. Y por favor Rylan, ponle más sentimiento a la voz, recuerda que eres otro instrumento y no solo una guía en el karaoke.

En la casa de Manuel, abunda la luz. Los grandes ventanales dejan pasar todos los rayos del sol, la estructura está hecha de tal forma, que siempre hay una corriente de aire por toda la casa. Volviendo a cualquier zona cómoda y relajante. Eso sí, que el lujo no falte, también abundan las columnas ornamentadas y decoraciones envueltas en detalles, que juntos, construyen escenas de revistas. El apartamento de Santiago se vuelve poca cosa en comparación. Con amplio terreno, la casa está ubicada en una colina, dejando apreciar por las ventanas una gran vista de la ciudad.

Mientras que en el apartamento, se escucha la otra versión, más pesada y menos pop. Hamel disfruta de la música que sale del estudio, limpia los vidrios, se mueve de un lado a otro, tararea lo poco que logra reconocer de la voz de Santiago. Y luego suspira, viendo su reflejo en el vidrio del pasillo frente al ascensor. En esta última semana ha permanecido callada delante de Santiago, queriendo hacer notar o mantener su molestia, pero a él no parece importarle, ni mucho menos le resulta un peso al que deba buscar solución. En definitiva, no va a pedir perdón, y ella decae al reconocerlo. Escuchar su voz al cantar la hace suspirar de nuevo. Le frustra que le encanta como suena. Toma asiento en la silla más cercana, en la cocina, embelesada por la canción. Hoy se escucha mejor que ayer, la puerta del estudio ha quedado abierta, y no dijo nada, porque quería escucharlos.

—Al final del día no queda más que un suave sabor del ayer —susurra, al repetir lo que escucha. Suspira para salir del trance, no es momento de caer en melancolías.

Guarda los utensilios de limpieza y comienza a preparar la cena. Sin prestarle mucha atención al tiempo, se acerca la fecha de cumplir un mes, y todavía no sabe qué hacer con su primera paga. ¿Retomar los estudios, ahorrar, gastarlo en cosas necesarias como ropa, cremas y citas médicas? Hace mucho que dejó de gastar en maquillaje, ya que no le resulta lo costoso que se puede volver una vida de arreglos superficiales. Sumado a eso, decidió vestir con lo más cómodo que tiene, de no prestarle atención a su apariencia y aceptar el destino que le espera: la soledad. Poco a poco, mientras su mano se mueve en automático al cortar las verduras y frutas, se van esfumando los pensamientos. Por eso le gusta trabajar, porque ponerse en automático para ella funciona como un instante para apagarse y no pensar en nada, solo se deja llevar, dejándose llenar por la calma. Sobre todo cuando son tareas cotidianas como esta. Le gusta este trabajo, le recuerda a una vez, cuando soñó ser ama de casa, y madre, al menos de tres pequeños.

Alicia se mira delante del espejo. Se suelta el cabello, lo vuelve a amarrar en un moño. El domingo llegó rápido, así se va el tiempo cuando se está ocupado.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.