Mar de Sales

Curiosidad

Las críticas son menos de las que esperaban. En pocos días, luego del festival, la cuenta oficial de la banda lanza su primer sencillo: Perdón. Mediante un sello independiente, ya que todavía no han logrado consolidar nada con alguno grande, pero eso es suficiente para que su música esté disponible en todas las plataformas digitales. Se dedican a grabar las otras, para soltarlas una a una hasta completar el álbum. Han contratado una agencia de publicidad que les ayude a crear contenido y establecer una marca definida. Así, solo tienen que concentrarse en grabar y editar, mientras un grupo de chicos fotografían el proceso creativo.

Apenas se marchan del estudio los de publicidad, Santiago, agotado, deja caer los hombros.

—Por ahora les conseguí un par de presentaciones —dice, mientras se desploma en el sillón.

—¿Nos conseguiste?, recuerda que ahora eres parte —ríe Uno—. ¿Y dónde será?

—Es un poco complicado el asunto. —Se le nota agobiado, no soporta una reunión más por esta semana—. Tenemos un evento pequeño, con otras dos bandas poco conocidas, en teoría nosotros somos los famosos… y el otro, bueno, en un envivo de Vanesa.

—Te has tardado en aceptar —comenta Andrés con humor.

—Es que, seré sincero —Estira los brazos a lo largo del sillón—, esperaba más ofertas.

—Esperabas un par de milagritos, ¿no? —ríe Omar—, creo que hemos tenido una buena recepción.

—Para recuperar la inversión, vamos mal —Manuel bromea—, pero no hace falta preocuparse por eso, desde el inicio sabíamos que es algo a largo plazo.

—Ulala, eso, me encanta, restrieguenme la plata en la cara —Omar toma asiento al lado de Santiago—. ¿Y qué? ¿Cómo haremos con dos cantantes? ¿Hay que alternarlos entre canciones o cómo funciona?

—Podemos hacer lo que les encanta a ustedes —responde sarcástico—, improvisar.

—Admite que es entretenido.

—No lo sé, todavía no me adapto.

—Supongo que es difícil cuando todo lo que haces está medido y perfeccionado —Andrés suspira, sigue recostado de la pared.

—¿Y Rylan no se va a volver a congelar? —Uno se le acerca, le pone la mano en el hombro.

—No creo, es que era demasiada gente, nunca en mi vida había visto una multitud así —responde nervioso, recordar el momento le revuelve el estómago.

—Sería conveniente desarrollar un lenguaje de señas, por si pasa de nuevo, podamos saber si estás bien —propone Andrés.

—Lo dices en broma, pero creo que es acertado —a Manuel le gusta la idea—. Ahora que estamos más calmados, ¿qué fue lo que pasó?

—No lo sé… —Rylan suspira, sabe que todos merecen una respuesta—. Pasaron muchas cosas por mi cabeza en ese momento, y me sentí como despersonalizado, ajeno. Entre el ruido, la gente, la atención, hablar en el micrófono con esa seguridad… me sentí falso. —Su rostro muestra por una fracción de segundos una triste expresión, que la cambia de nuevo por su semblante neutral.

—Sé que no te gusta hablar sobre las canciones, pero tienes que tener en cuenta que mientras más cerca estemos de la fama, más preguntas van a comenzar a salir, y algunas las podrás evitar, pero no todas, sobre todo en las entrevistas. —Manuel toma una pausa, tiene sus dudas al proponer lo siguiente—. Supe por Alicia que dejaste de asistir a terapia, y creo que todos acá podemos darnos cuenta del cambio que has tenido, ¿estás bien con eso? Creo que sería justo que todos sepamos lo que no podemos decir, y qué otras cosas si.

—No lo había pensado —Omar añade—, en realidad, desde la última charla que tuvimos, por no decir regaño —mira a Santiago, este rodea los ojos—, por el tema de Vanesa, de ser reservados, es difícil cuando no estás acostumbrado a ocultar nada, pero entiendo que la gente malinterpreta y tal, pero, ¿con temas tan delicados? Es decir —sonríe con ironía—, hemos vivido junto a Rylan todas nuestras vidas pero nunca hizo falta tocar estos temas.

—Y así sería, si no fuera porque las canciones van por ese rumbo, ahora, si no quieren tocar esa línea, deberían decidir a qué letras vamos a ponerle música —Manuel levanta las manos, ofrece dos opciones.

—No —responde Santiago—, que importa lo que piensen. Tú —señala a Rylan—, di lo que tengas para decir, y no respondas lo que no quieras…

—No es aconsejable cerrarse así en las entrevistas.

—Por favor…

—Manuel tiene razón —Rylan acepta—, tengo que dar explicaciones cuando sea necesario, por ahora, ¿por qué ahogarnos si apenas empezamos a nadar?

—Así me gusta —Uno le muestra la palma abierta, para chocar las manos—. Creo que todo estará bien, siempre y cuando mantengamos estas charlas familiares. Es como hacer un chequeo a la banda, como si fuéramos un auto, ¿no? —ríe.

—Se vino arriba con las metáforas —Andrés bufa.

—Sí, es que tiene sentido, porque si una pieza le falla al carro y lo descuidas, ¿qué sucede? —continua—. Llega un punto en que no funciona, y mientras más corra así, más se desbarata, ¿entienden? Me parece una analogía perfecta para identificarnos, y la solución perfecta para nunca tener encontronazos entre nosotros, ¿cierto?

—Ay no… —Omar se levanta y estira los brazos—. Yo les voy a ser sincero y directo siempre, y lo primero que les quiero decir, para estar en paz y no tener “broncas” entre nosotros, es que no se metan con la pelirroja de publicidad —señala a Andrés—, tú ya tienes a la ranita.

—Ni me lo digas —expresa desanimado.

—¿Qué es esa cara? —A Santiago le saltan las alertas—. No quiero dramas, mucho menos si le vamos a dar la exclusiva de un concierto.

—Ciertamente —Manuel se rasca el mentón—. Sí tienes algo que decirnos, este sería un buen momento.

—A ver, no estamos mal, solo que… —hace una mueca insatisfecha.

—Suéltalo —Omar demanda, tiene alguna idea de lo que puede ser.

—Dejé de asistir a fiestas porque, ajá, no aguanto el mismo trote, pero ahora resulta que quiere una relación abierta y… no le puedo decir que no, ¿saben?




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.