Mar en versión beta

No pasó nada

Mila

—¡Mila! —Lena me abraza tan fuerte que casi me tira.

—Ok, ok, yo también te extrañé —le digo riéndome.

Volver se siente raro. Diferente. Lena es literalmente la única razón por la que esto no parece empezar de cero.

—Vamos, que Violet nos espera en la entrada —me arrastra del brazo.

Mientras caminamos, siento miradas. Tal vez me reconocen, o simplemente no pueden evitar notar a “la que volvió”.

—La famosa Mila —Violet me saluda con un beso en la mejilla—. Lena no para de hablar de ti.

—Mentira —protesta Lena, pero no me suelta.

—En serio, es como si hubiera vuelto una celebridad —continúa Violet, notando mi incomodidad—. Tranquila, el chisme se pasa rápido.

—¿Chisme? Si no he hecho nada.

—En Driftwood, volver ya es noticia. —dice Lena.

—Cuando llegué fue igual... —Violet se detiene de golpe—. Shhh, ¡detengan todo!

Señala hacia la entrada con una sonrisa traviesa.

—Llega el chico más guapo del instituto.

Arlo aparece riendo, con las mejillas rojas. Violet se lanza a su cuello y lo besa. Lena pone los ojos en blanco.

—¿Cómo puedo dejar de creer en el amor si me paso el día con estos dos? —dice exagerando.

Nos reímos. Hasta que Arlo me ve.

—Así que es verdad que volviste.

—Sí. El fantasma de Driftwood ha regresado —bromeo.

Su sonrisa cambia apenas un segundo, pero lo noto.

—¿Kai está en tu...

—¡Primera hora! —interrumpe Lena, demasiado rápido—. ¿Qué clase tienes?

El aire se vuelve espeso.

—Física —respondo despacio.

Arlo sonríe, pero no es una sonrisa buena.

—Eso va a estar interesante.

Violet le tapa la boca, pero ya es tarde. Mientras nos alejamos, Lena me toma del brazo con fuerza. Ninguna de las dos dice nada, pero las dos sabemos lo que significa.

***

Kai

No sé para qué me engaño. No puedo estudiar Física mientras escucho a Benson Boone. El cerebro no me da para tanto.

No puedo fallar el examen. Si mi media baja, adiós Universidad de Miami.

Pasos.

Alguien se acerca.

Ni Dios se sienta en primera fila, pero hoy…

Me quito los cascos. Levanto la vista. Y claro.

Ella.

—¿Puedo sentarme o tus nuevos músculos necesitan dos asientos?

Fantástico.

—Ok —respondo, y me pongo los cascos.

Se sienta. Me punza el hombro.

—¿Qué? —me quito los cascos.

—Solo quería decir que es raro estar de vuelta…

—No me interesa.

Empieza la clase.

Juega con un cubo de Rubik. Las manos le tiemblan un poco mientras lo gira. Tengo uno igual guardado en casa. Ni sé por qué lo conservo.

Trato de enfocarme en mi pantalla, pero las letras se desdibujan. Click, click, click. El sonido del cubo me está volviendo loco.

Suena el timbre.

Por fin.

—Oye, sobre lo de ayer en la reserva, no me di cuenta que…

Recojo mis cosas.

—Olvídalo.

—¡Kai! Espera —grita.

Sus pasos me siguen. Me detengo sin girarme.

—Sé que irme hace cuatro años fue…inesperado —se detiene— Pero pensé que al menos podríamos llevarnos bien.

Me mira como si fuera fácil.

—No hay motivo para llevarnos bien, no nos conocemos. Éramos niños, Mila.

—Yo te conozco —dice bajito.

—Pues yo no. —miento.

Su voz tiembla un poco.

—Entonces, ¿vamos a fingir…?

—No pasó nada.

Se queda quieta. Camino por su lado.

Necesito aire.

No puedo con este olor a rosas otra vez.

***

Mila

—¿Pero qué se cree Kai?

Tiro la mochila sobre la mesa de la cafetería. Lena y Violet se miran. Ya saben a que debo mi molestia.

—¡Uff! No fue bien el asunto —le susurra Lena a Violet.

—No. Es un idiota —respondo—. Finge que no me conoce.

—Es que Kai se actualizó —se ríe Lena— Versión 2.0: anti-drama y anti-nostalgia.

—Kai es... complicado —aclara Violet.

—Complicado es una excusa —murmuro.

Se acerca una chica morena, esbelta y con esas curvas que caracterizan a las latinas como nosotras.

—Cyn, ella es Mila, acaba de regresar de Phoenix —me presenta Violet— esta es mi hermanita.

—¿De quién están hablando con esas caras? —pregunta.

—De Kai —le dice Violet.

Cyn sonríe, pero sin humor.

—Ah. Buena suerte con eso.—replica— Solo pasaba a recordarte que hoy salgo tarde del restaurante sis, nos vemos en casa.

Espero que se aleje para preguntar.

—Ok, no es por chismear, pero ¿qué fue eso?

—Nada, solo que Cynthia y Kai tienen historia —responde Lena, mirando a Violet.

Violet suspira.

—Mira, normalmente no hablo de esto, pero... salieron hace como un año.

—¿En serio? —me sale más alto de lo que quiero.

—Sí. Todo bien hasta que un día le dijo que no funcionaba y se acabó.

—Qué cobarde —murmuro.

—Sí. Por eso ella actúa así cuando lo mencionas.

Me quedo callada. Tal vez Kai aprendió a irse antes de que lo dejen. Tal vez yo le enseñé cómo.

—Bueno, al menos ahora está soltero —dice Lena, sonriendo.

Le doy una mirada de “no me jodas”. Violet hace un gesto hacia el fondo. Arlo está con Kai.

Ríen. Como si nada.

Arlo se acerca a nuestra mesa, besa a Violet y se sienta.

—Si no fuera porque los conozco de toda la vida, diría que Kai te gusta —bromea— No le quitas los ojos de encima.

—Claro, porque he esperado cuatro años para esto —respondo con sarcasmo.

Lena y Violet se ríen, pero yo no tengo ganas.

—En serio, ¿qué le pasa a tu amigo conmigo? —le pregunto a Arlo— traté de ser amable y me trató como basura.

—No te lo tomes personal. El tiempo pasó, es todo.

Me mira con algo que parece lástima.

—¿Sabes qué pasó entre nosotros? —le pregunto.

—Sé lo suficiente —responde— Y sé que Kai no habla de eso. Con nadie.

Eso me dice todo. Tiene razón: la tonta soy yo. Pero ni en sus sueños le voy a permitir que me vuelva a tratar así.




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