Mar en versión beta

12. Respira

Martes, clase de Biología, mi favorita. Una imagen de un pulpo en la TV y no puedo evitar reírme. Nunca pensé que un animal me iba a recordar a Mila.

Vibra el móvil.

Mila: ¿Cafetería para las notas de Física?”

Yo: Ok, a las 2”

Listo. Y apenas van las ocho. Promete el día.

***

La última clase se alarga. Entro a la cafetería: está al fondo, casi escondida.

Camino hasta su mesa.

—¿De quién nos estamos escondiendo? —le pregunto bajito mientras me inclino.

Sonríe y se pone la mano al lado de la boca para susurrar.

—Shhh, del grupo, no pueden saber que ya te caigo bien.

Suelto una risa corta, me siento a su lado y abro mi laptop.

—¿Necesitas que te pase todas las notas o solo las de este examen?

—Solo las de este examen, no me quiero volver loca.

Repasamos juntos las notas. Se toca el pelo mientras habla. Olor a rosas. Imposible concentrarse.

—Hey, tengo que pedirte algo —interrumpe.

—Dime.

—¿Podemos cambiar la sesión de trabajo del lunes al martes?

—Claro, ¿por qué?

—Asuntos personales.

—¿Qué asuntos? —pregunto sin pensar y me arrepiento al instante.

Me muerdo la lengua. Bien, Kai, muy sutil.

Su expresión cambia a seria de repente.

—Disculpa, no tienes que decirme.

—No hay problema, solo tengo que ir al aeropuerto. —me aclara.

—El martes tengo un compromiso; podemos cambiarlo al lunes en la mañana.

—Perfecto, quedamos así.

Puedo invitarla ahora.

—¿Te dijo Lena de la fiesta de Navidad en el hotel?

—Sí, me comentó, pero le dije que no iría.

—Claro, es Navidad, debes tener planes.

—En realidad, no quería ir para no molestarte —dice más bajo.

—Estaría bien que fueras, van a estar todos.

Se muerde el labio.

Mila, no hagas eso.

—¿Puedo llevar acompañante?

El cuerpo se me tensa solo.

—¿Acompañante?... Sí, claro.

—Perfecto, entonces voy —sonríe y sigue con las notas.

La pantalla no enfoca.

Claro que tiene acompañante. Y claro que no debería importarme.

Levanto la vista. Manu y Arlo vienen directo a nosotros y traen el chiste en la punta de la lengua.

—Bueno, bueno, ¿qué tenemos aquí? —suelta Arlo mientras me da una palmada en la espalda.

—Nada, solo pasando notas —le respondo.

—Claro, “pasando notas” —y marca comillas en el aire.

—Ya terminé, Kai, nos vemos luego —dice Mila mientras recoge sus cosas—. Hasta luego chicos.

Camina hacia la mesa de Violet y Lena al otro extremo de la cafetería. Tengo que dejar de mirarla.

A mi lado, Arlo sigue actuando cómo si estuviera pescando.

—Ya veo que las horas de trabajo han suavizado las tensiones —dice Manu.

—¿De qué hablas? Sigo sin soportarla —pero no dejo de mirarla.

Arlo pone su cara al lado de la mía y mira junto conmigo.

—Claro, por eso la miras, ¿no? Porque es insoportable —se ríe.

—Estos dos son un desastre —le dice Manu a Arlo.

Siguen hablando pero no escucho. Ella me mira desde el otro lado.

Aguanto la mirada. Ella sonríe primero. Baja la vista.

Esta vez gano yo.

***

Mila

—Al final voy a la fiesta de Navidad —le digo a las chicas.

—Ah, mira, parece que Kai sí que sabe convencer —dice Lena.

—No me convenció, solo dijo que no le molestaba que fuera.

—¿Y ahora son amiguitos o qué? —agrega Violet.

—Lo hablamos y decidimos llevarnos mejor.

Después de mucho sarcasmo y cosquillas en las manos, pero esa parte me la guardo.

—Además me viene bien la fiesta. Así ya tengo dónde llevar a Hugo.

—¿Y le dijiste a Kai? —pregunta Violet.

—Sí, no hay problema.

—Parece que a Kai lo invadió el espíritu de la Navidad —bromea Lena.

Nos reímos todas.

Vibra mi teléfono, un mensaje de Kai.

“Este jueves lleva wetsuit, vamos a instalar la primera cámara”

Una ola de calor sube desde mis piernas.

¿Wetsuit? Ni siquiera puedo lanzarme al agua sin chaleco.

***

Kai

El jueves llegó rápido. Entre exámenes y trabajo no tengo tiempo de pensar.

Soleado y sin viento, perfecto para bucear. El bote listo, el equipo revisado tres veces.

Si algo falla hoy, no es culpa mía.

Llega Mila a tiempo como siempre. Camina por el muelle hasta el bote. Su vestido amarillo de tirantes se mueve aunque no haya aire.

—¿Ya puedo subir? —se inclina para verme.

—Dale, solo quítate los zapatos.

Sube, deja los zapatos en la esquina y camina hasta mi lado, cerca del timón.

—No debí decirte del wetsuit; no tienes que nadar. —le digo.

—No te preocupes, sé que no tuviste intención.

—Pero si debiste traer una camisa, el sol aún pega duro.

—Traje protector solar —lo saca de su mochila.

Joder, ahora que empezaba a caerme bien.

—Guarda eso —digo, más duro de lo que quería.

—¿Cuál es el problema? —mira el protector.

—No acepto aniquiladores de arrecifes en mi bote.

Me mira confundida.

—Ese es un protector químico, Mila. ¿Sabes el daño que hacen?

—La verdad no sabía ni que había distintos tipos de protector solar —lo guarda—, pero no te enojes, no lo uso. Eso sí, voy a terminar frita.

Bajo al baño y busco otro protector; tengo uno permanente para estos casos.

—Usa este, es mineral.

—Ok, “padre de los arrecifes.

—Esto es serio para mí, Mila.

—Lo sé, disculpa —mientras se pone el protector mineral.

Es hipnotizante ver sus manos moviéndose por su piel.

—Kai…¿salimos? —me despierta.

—Sí, claro, vamos —reacciono como puedo.

Enciendo el motor y salimos a mar abierto. El viaje es silencioso. Ella con su laptop y yo manejo concentrado. Reviso el compás por costumbre.

Podemos con esto.

***

Mila




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.