MARIANA DE LA NOCHE.
Extra 2.
Esta obra se encuentra registrada bajo el número 10-989-37.dirección nacional del derecho de autor, ministerio de interior todos los derechos reservados © Patricia López.
Prohibida toda las adaptaciones de esta obra. La distribución total o parcial de mi obra debe ser sin modificación alguna, con mi debida autorización, recuerden que el plagió es un delito.
Tuve la suerte de tener unos padres maravillosos, desde niño mi relación con mi hermano mayor no fue muy cercana, él era más serio, mientras yo me reía por todo, él parecía chupando limón, yo siempre lo buscaba para jugar y él siempre me ignoraba según porque yo estaba chiquito, a él no le gustaba jugar mis juegos, según porqué sus juegos eran de niño grande.
Entonces yo me alejaba y jugaba solo en el enorme jardín de mi casa, porqué incluso cuando llegaban amiguitos de él a mi me dejaban a un lado.
Luego nuestros padres nos reunieron, recuerdo muy bien ese día, estamos en la sala mis padres tenían una sonrisa enorme, papá tomó de la mano a mamá y se sentaron en el mueble, mi padre fue el que empezó hablar;
Hoy queremos compartir con ustedes una noticia que nos tiene muy felices, en seis meses llegará un nuevo integrante a nuestra familia, van a tener un hermanito o hermanita.
Mi hermano solo se encogió de hombros, y me dijo; ahora te quitarán tu lugar, ya no serás el niño de la casa. Yo solo ignoré ese comentario, la verdad no me importaba, yo si estaba muy feliz de tener un hermanito, ahora tendría con quien jugar, corrí hasta los brazos de mi madre y la abracé.
Me la pasaba tras ella, viendo como su vientre crecía al pasar las semanas, cuando ella se acostaba yo me subía a la cama, apoyaba mi cabeza en su barriguita, sentía como eso que llamaban bebé, se movía adentro, yo ponía mi mano, la subía y bajaba lentamente, le susurraba;
Bebé me llamo Matías, yo soy uno de tus hermanos, quiero que sepas que no me importa que seas muy pequeño, yo si quiero jugar contigo, te espero con ansias.
Luego de unos meses mamá nos platico que ya sabían el sexo del bebé, sería una niña, por extraño que parezca sentí una alegría tan grande, pensé;
Amaré a mi hermanita y la cuidaré mucho, estaré muy pendiente de ella siempre, nunca la dejaré jugar sola, lo juro.
Luego un día nos dejaron al cuidado de una de mis tías, yo no entendía nada, solo vi que a mamá le dolía mucho su gran barriga, digo le dolía porque ella la acariciaba y se quejaba. Esa noche no llegaron a dormir, al día siguiente en eso del media día, yo jugaba en el jardín con mis carros cuando escuché el auto de mi padre, me quedé observando, mi madre descendió del auto ya no tenía su gran barriga, ahora traía en sus brazos algo cubierto por una cobija fucsia.
Ellos cruzaron por el jardín y mi madre me llamó;
Matías, ven, corre, llegó tu hermanita.
Salí corriendo y saltando feliz, llegamos a la sala de la casa apenas mi madre se sentó me acerqué, ella la descubrió y ahí estaba la cosita más perfecta que yo había visto, era tan pequeña, mis manos eran pequeñas, pero las suyas lo eran a un más, su cabello negro, su nariz parecía de mentiras, dejé un beso en su cabecita, acaricié su carita y con una sonrisa murmuré.
Eres la bebé más hermosa del mundo, estoy feliz de conocerte hermanita, te amaré por siempre.
Mi madre besa mi frente, sonríe y me dice;
Verónica, se llama Verónica, ustedes dos como hombres de la casa siempre la cuidaran.
Yo más que encantado, mi hermano estaba feliz, pero luego siguió jugando como si nada, y yo, solo quería estar tras mi madre mirando esa muñequita, me quedaba horas enteras viéndola dormir, cuando abría sus ojitos yo sonreía, era tan bella, para mí era una creación perfecta.
Cuando empezó a crecer era yo quien estaba pendiente de ella, de cada paso, listo para sostenerla y no dejarla caer, ella me premiaba con una sonrisa divina y unos besos hermosos.
Cuando cumplió cinco años, se la pasaba tras de mí, yo jugaba en el jardín y ella me buscaba por toda la casa, escuchaba sus gritos, llamándome, cuando me veía gritaba, mi nombre, soltaba una carcajada y corría con sus muñecas, me decía «Juguemos manito»
Mi corazón daba un vuelco cuando la escuchaba reír a carcajadas, entonces nos quedamos horas enteras jugando a las muñeca, al té, mi hermano mayor solo nos ignoraba.
Así fuimos creciendo, juntos e inseparables, nos convertimos en cómplices, no solo era una relación de hermanos, se creó un lazo más fuerte. Yo siempre estaba con ella, cuidándola desde cerca, cuando me necesitaba salía a defenderla como una fiera.
Luego ella se convirtió en una hermosa señorita, yo me convertí en su protector, cómplice, su mejor amigo, su favorito como solía decirme ella.
Empezó a cultivar rosas en el jardín, su tiempo libre lo ocupaba en ese lugar, amaba las rosas rojas, blancas, amarillas, anaranjadas, de todos los colores.
Recuerdo que yo estaba listo para salir con mis amigos un fin de semana, habíamos quedado de ir a una finca, iba saliendo cuando sentí un chorro de agua en todo el rostro, seguido el pecho y la espalda, empecé a gritar molesto y ella seguía riéndose a carcajadas mientras me seguía empapando con la manguera.
¡No más! Verónica volveté sería ombe, mira como me dejaste, no jodas, ya estaba listo. ¡Qué maricada!
Ella seguía riéndose, por más que yo quisiera no podía enojarme, trataba de mantener el ceño fruncido.
¡No seas gruñón! Te vas arrugar antes de tiempo, la vida es bella, demasiado, como para amargarnos por tonterías.
Siempre habrá días soleados y días oscuros, y sabes que es lo importante; la manera en que vos tomes las cosas, si en un día gris sonríes, todo pasara más rápido.
Editado: 04.04.2023