》》》Juegos pirotécnicos 《《《《
No sé cómo me suelto, pero ahora estoy de pie frente a él, sus ojos se abren en sorpresa.
—¿Nena estas bien? —la voz de Margaret rompe la burbuja en la que estaba. Me giro para mirarla.
—Si… si… —creo que olvidé como hablar. —Es solo... que ya me tengo que ir.
—Estas muy roja. —agrega y toco mis mejillas.
—Debe tener fiebre. —interviene Deisy. Y yo sé que no es fiebre, es otra cosa, una cosa que no debí dejar que sucediera.
—Ya nos vamos. —Volkan se levanta, pero lo veo tambalearse, se sostiene del espaldar del sofá y se endereza.
—Estás muy ebrio. —dice Román. —Déjame yo la llevo, tu duerme. —Volkan sonríe de medio lado.
—Ya quisieras...
—Yo puedo conducir no es problema. —levanto mi voz desesperada por alejarme de todos —Un gusto conocerlos. —Volkan sacude su mano despidiéndose, después siento su pesado brazo sobre mis hombros.
—No me dejes caer... —susurra cerca de mi oreja. —Porque si quedo sobre ti, no me voy a bajar nunca. —hago una mueca. No vuelvo a salir con este, cuando se embriaga hace y dice cosas raras.
Lo dejo en el asiento del copiloto y me siento detrás del volante, voy a encenderlo, pero este es más clásico, necesita una llave, miro a Volkan a mi lado, tiene los ojos cerrados. Busco en los bolsillos de la chaqueta, tal vez está aquí, encuentro basura y más basura, entonces lo sacudo.
—Volkan... las llaves del auto. —abre los ojos y me enfoca. —Las llaves. —le señalo el encendido del coche y sonríe.
— Están en mi pantalón. —tuerzo la boca mirando sus piernas.
—¿Me las prestas? —el niega con la cabeza.
—Sácalas tu. —se escurre en la silla con una sonrisa maliciosa. ¿Quién me mandó a salir con este gigolo? Me inclino y toco los costados de su pantalón, pero no siento nada.
—Tienes manos muy suaves. —levanto la vista para notar que su rostro está muy cerca. Pongo mi palma en su cara y continúo buscando.
—Aquí no hay nada. —él junta sus cejas.
—Deben estar ahí.... A menos... —se endereza y saca las llaves de su bolsillo trasero. Sonrío al verlas, por fin me voy para mi casa, extiendo la mano para que me las entregue, pero se las guarda en un bolsillo. —Ahora sí, búscalas. —se vuelve a escurrir.
—¡Volkan! ¡De por Dios! ¡¿Cuántos años tienes?! —se ríe cruzándose de brazos.
—Búscalas. — insiste. Sin delicadeza me acerco al bolsillo y las saco.
Él me mira por un instante mientras meto la llave en el encendido, lo próximo que siento son sus labios sobre los míos, abro mucho los ojos y mi corazón se acelera al ver sus ojos cerrados, llevo mis manos a las de él para alejarlas de mis mejillas, sonríe sobre mi boca mientras con su lengua acaricia mis labios. Ronronea como pidiéndome que lo deje entrar, pero no quiero, bueno si quiero, pero, no puedo, tengo que terminar con esto.
—Quiero tus besos. —susurra exigente sobre mi boca, yo niego. Soy más fuerte que esto que siento, yo puedo... —Mi Lady... ¡Quiero tus besos! —aprieta mis mejillas con sus manos calientes, trato de empujarlo, pero parece de piedra, no se mueve.
Siento como deja varios besos sobre mis labios, pasa su lengua y mi corazón palpita de felicidad, es una sensación muy placentera pero no me puedo dejar llevar.
—Vol... —mis palabras se quedan a la mitad porque su lengua invade mi boca y un montón de juegos pirotécnicos estallan dentro de mí, su lengua rosa la mía y es la sensación más deliciosa que he podido experimentar hasta ahora, en los libros se quedan cortos describiendo lo que se siente.
Quiero detenerlo, pero parece que me succiona la vida, las fuerzas, la voluntad, podría morderlo, eso lo detendría, pero no me puedo mentir, quiero más, mi cuerpo me pide más, más cercanía, quiero sentirlo.
Finalmente sedo, rindiéndome a él y lo que me hace sentir. Mi boca intenta imitar sus expertos movimientos, su brazo pasa por mi cintura atrayéndome hacia él, choco contra su pecho que ahora mismo se siente tan cálido y acogedor, yo sigo concentrada en responder a su beso, que bien delicioso si está, todo mi cuerpo comienza a arder.
Baja la intensidad y doy un largo respiro, no me di cuenta cuando me estaba ahogando en su beso, me echo hacia atrás aún aturdida, quiero verlo, pero su boca vuelve a atacar la mía, esta vez soy yo la que lo coge de las mejillas, lo escucho gruñir y muerde suavemente mi labio inferior, un suspiro escapa de mi garganta, esto es muy delicioso, siento sus manos en mi espalda, se sienten grandes, calientes, muy suaves, y por una extraña razón quiero que me coja el trasero.
Me pego más a él, quiero fundirme en su cuerpo, que nunca se detenga está sensación, quiero su lengua pegada a la mía por siempre.
Volkan se separa de mí y jadea, tiene los labios más rosados de lo normal.
—Tenemos que parar…—dice, su pecho sube y baja rápido. Asiento, miro a mi alrededor y no sé cómo llegué aquí, estoy en su regazo con mis piernas a los lados de sus caderas.