》》》No quiero quererte, ni que me quieras《《《《
—Vol... —me quedo callada, a penas me siente cerca corre al otro lado del coche y se sube. Hago ejercicios de respiración, necesito paciencia, no había conocido a una persona tan intensa como él.
Vuelvo a subirme y empiezo a manejar. Ignoro su presencia a mi lado, no quiero discutir, es agotador y no he descansado lo suficiente.
—¿No me vas a pedir que me baje? —continúo mirando al frente, siento mis cejas fruncidas del malestar.
—Te subiste sin mi permiso, y ¿Ahora pretendes que crea que te vas a bajar por qué te lo pido?
—Es una posibilidad… —siento su mirada quemando el costado de mi rostro. Sé que me va a decir que no. Así que para que lo intento. Pero… ¿Y sí se baja? es imposible que no note que estoy de mal humor.
—¿Por favor te puedes bajar de mi coche?
—Nop… —su respuesta llega de inmediato y está usando ese tono burlón que ya conozco tan bien, no lo estoy mirando, pero estoy segura de que está sonriendo.
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Al fin veo las puertas de mi casa, todo el camino soporté a este niñito escuchar música asquerosa, no sé por qué a mí memoria llegaba él bailando con Deisy y Margaret, se veía cómodo con ellas, debería ir a buscarlas a ellas y no a mí.
Me estaciono y bajo de una vez, lo siento correr detrás de mí, siento su mano cerca de la mía y la retiro.
—¿Por qué estás de mal humor? —freno en seco y su pecho me empuja, doy un paso más y me giro para encararlo.
—Mira Volkan, entiendo que estás acostumbrado a mujeres diferentes. Yo no soy como todas, amo estar en mi casa, amo mi paz, amo leer más que nada en el mundo. Y desde que te conozco todo eso acabó para mí. —intenta tomar mi mano y de nuevo, la parto.
—Mi Lady. —chasqueo mi lengua.
—Eso es otra cosa, me llamo Marlady, no, “Mi Lady” no soy tuya, no necesito un dueño. Y en este momento más que nunca quiero mi paz. —los ojos de Volkan brillan de forma extraña, puedo decir que se ve triste.
Rápidamente da un paso hacia mí y me envuelve en sus brazos. Me quedo quieta sintiéndome extraña, es un abrazo muy cálido, siento que cubre todo mi cuerpo. Apoya su barbilla en mi cabeza y yo muevo un poco mis brazos para alejarlo, no puedo ser tan débil… No otra vez.
—Marlady… —dice, y siento una punzada en el pecho, dijo bien mi nombre, es la segunda vez que lo hace, pero ¿Por qué se sintió tan mal? —Mi intención no es incomodarte. —aprieta más el abrazo. —Pero quería que me vieras, quería que tus ojos se fijaran en mí.
—¿Qué? —intento separarme, pero no me lo permite.
—Desde el momento en que te vi, yo… Sentí algo diferente, algo que me gustó, pero tú no me veías, hice de todo para que te fijaras en mí, entrené cerca de ti, hice ruido, levanté mucho peso, pero yo era invisible a tus ojos. Por eso ese día decidí acercarme, pero me miraste como a todos, con malestar, intenté convencerme de que solo eras un gusto, pero no pude. —se separa de mí y me mira a los ojos. —Terminé con ella por ti. —mis ojos se abren, tenía razón, bueno, no es que lo supiera, pero si suponía que la gente podría creerlo. —No te estoy echando la culpa, pero no podía seguir con ella, cuando pensaba en ti todo el tiempo, ella lo sabía, creía que estaba loco, porque tú ni siquiera me mirabas. —doy varios pasos atrás.
¿Me está diciendo que le gusto? Pero como puede saberlo, no me conoce lo suficiente, y no soy la típica chica con la que sale, no le puedo brindar lo mismo que ellas.
—No me mires así.
Estoy confundida, el primer día que se me acercó, él ya me conocía, ya debía saber ni nombre, ¿Por qué no lo dijo?, ¿Por qué hacer tanto show? Ahora entiendo por qué todos sus amigos me miraban de esa manera, ellos también ya sabían de mí.
—Mi Lady. —niega despeinándose el cabello. —Lo siento, es la costumbre.
—Volkan… yo no puedo ofrecerte a lo que estás acostumbrado, yo no bailo, yo no tomo, yo no salgo, yo solo leo, además no quiero ser una más… de tus concubinas. —los ojos de Volkan se abren demasiado.
—¡No, no! Eso fue solo un decir.
—Es obvio que son tus ex, no soy estúpida. —baja el rostro y aprieta los puños a sus costados.
—¿Quién te lo dijo? —levanto mis hombros.
—Nadie. —no puedo meter en problemas a sus amigos. —Tú lo acabas de confirmar, y ese no es el punto, aquí lo importante es que no voy a poder darte lo que buscas. —aprieta sus ojos, y respira muy rápido.
Me mira y tiene los ojos rojos, ahora mismo no sé qué hacer, estoy confundida, tratando de asimilar lo que me confesó.
Da un paso hacia mí, pero de inmediato vuelve a su lugar, me mira impaciente, entonces se da la vuelta y sale de la casa.
Me quedo como estatua en mi lugar, recordando todas las veces que me molestó, cuando fue amable aun cuando yo lo trataba muy mal, él me ha visto con mis peores comportamientos y ¿Aun así dice que le gusto?
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