》》》Regando mi jardín II《《《《
—Dime que has estado con otro hombre. —frunzo mi ceño. Un caballero no debe preguntar eso...
—¿Importa? —pregunto sosteniendo su mirada.
—Mierda... —susurra dejando caer su cabeza en mi hombro. —¿Porque no me lo dijiste? —pregunta con suavidad. Me quedo mirándolo, no sé qué decir. Me acaricia el rostro mirándome con sus ojos tiernos. —¿Paramos? —me pregunta, pero yo quiero seguir, no me siento igual que antes, estoy más consiente de mí, pero ya estoy aquí, y siempre termino lo que inicio.
—¿Falta mucho? —pregunto refiriéndome a su pene dentro de mí. Exhala una sonrisa.
—Falta muchísimo. —contesta intentando levantarse.
—No. —lo detengo. —Quiero seguir. Hagámoslo. —los ojos de Volkan me analizan por un instante, al final asiente. Baja su mano a mi clítoris y empieza a masajear. De nuevo disfruto de su toque.
Siento presión en mi interior, levanto la vista y sus ojos están en mi rostro, aprieto los labios tratando de soportar, es muy doloroso.
Volkan deja de empujar y respiro de nuevo. Sus dedos aún se mueven en mí, su boca me besa y da otro empujón, siento el dolor incrementar y luego se detiene, lo siento entrar y salir repetidas veces de mí y el placer me eriza la piel.
—Falta mucho. —le pregunto con dificultad, lo veo asentir con los ojos cerrados, no está bien, no es la misma expresión que tenía antes. Abre los ojos y me mira. —Estoy bien. —trato de tranquilizarlo. Me sonríe forzadamente. Vuelve a empujarse, pero siento que mi interior no sede y el dolor si aumenta. Respiro pesadamente con ganas de rendirme.
—Déjame hacerme arriba. —le pido y sus ojos se abren como platos.
—¿Que? —pregunta quieto encima de mí.
—Si estoy arriba la gravedad hará el trabajo. —Volkan niega repetidamente.
—No te quiero lastimar. —lo empujo fuera de mí y me levanto, miro mi cuerpo desnudo y cojo la primera prenda que veo, es la camisa de Volkan, no me importa, me la pongo y lo empujo para que caiga en la cama.
Volkan no parece convencido, pero tampoco me detiene.
Me subo a la cama y pongo mis piernas a sus costados. Algo nerviosa cojo su pene y trato de acomodarlo en mi entrada, las manos de Volkan descansan en mis muslos, cuando siento que esta donde debería, empiezo a dejar caer mi peso, la invasión en mi interior es placentera, hasta que llego al mismo punto, me sostengo con la presión hacia abajo, respirando controladamente, el dolor siempre es mental y cuando se tiene una buena respiración se adquiere más resistencia.
Volkan me mira con las cejas fruncidas, no sé cómo puede seguir así de duro sabiendo que no quiere entrar.
Me levanto dándome un poco de descanso, y vuelvo a bajar. Esta vez aplico un poco más de fuerza, puedo sentir como va cediendo de a poco, el ardor en mi interior aumenta cada vez más, respiro y me vuelvo a levantar.
Decidida vuelvo a bajar, pero esta vez dejo caer todo mi peso sin restricción, veo los ojos de Volkan abrirse de más, seguido de un agudo dolor que me hace gritar, siento mis ojos llenos de lágrimas y me doblo por el dolor tan intenso que me recorre, un segundo después los brazos de Volkan están a mi alrededor, me estrecha contra su pecho, mientras siento mi interior en llamas.
—Sabía que no era buena idea. —reclama acariciando mi espalda. Respiro pesadamente tratando de no pensar en el dolor que palpita en mis entrañas.
—Dime que ya entro todo. —hablo con esfuerzo. Los movimientos de su mano en mi espalda se detienen.
—Ya está dentro. —limpio mis lágrimas, ya no es tan intenso el dolor. Volkan coge mi rostro en sus manos y me mira. —¿Cómo te sientes? —asiento tratando de verme normal.
—Estoy bien, ya no duele tanto. —niega y deja un beso en mis labios.
Nos quedamos así por un rato, Volkan me está abrazando y yo estoy quieta en la misma posición, mi cuerpo está súper consiente de lo que entró, no es incómodo, solo se siente raro.
—Me estas ahorcando. —susurra y levanto mi rostro para verlo. Claro que entiendo a lo que se refiere, y creo que es normal, es el primero que entra hasta ahí.
—¿Te duele? —niega.
—¿Y a ti? —me devuelve la pregunta, niego. Miro mi entrepierna y agito mis caderas un poco, aún hay dolor, pero no es tan fuerte. Volkan me sonríe, y entiendo que le gustó.
Recarga sus palmas en la cama dejando caer un poco su torso, me cojo de sus hombros y me levanto un poco para dejarme caer de nuevo, veo sus ojos brillar, entonces continúo, me muevo con cuidado de arriba abajo y empiezo a sentir algo de placer, aprieto mi boca aumentando un poco la velocidad.
La mano de Volkan se posa en mi cadera apretándola ligeramente. Se levanta buscando mi boca y me quedo quieta, no puedo hacer las dos cosas al tiempo, Volkan me jala con él y quedo inclinada hacia adelante, sus caderas se empiezan a mover con suavidad, en esta posición el placer perdura más tiempo.
La velocidad empieza a aumentar al igual que las deliciosas sensaciones. Jadea sobre mi boca aumentando mi excitación, me duele un poco, pero él ya me dio placer a mí, ahora es mi turno.