》》》Mi fecha especial《《《《
—Todo va a estar bien. —dice a mi espalda, y quisiera creerle, pero ya no sé qué esperar, no conozco al hombre que decía ser mi padre, supongo que se cansó de pagar mi manutención y más ahora que estoy a un día de cumplir veinte años, no me puedo mentir, soy una mantenida.
Entro en mi closet y busco algo rápido, estoy consciente de que Volkan está detrás de mí, pero no le prestó atención, me quito todas las prendas y me pongo las secas rápido, no me gusta la incertidumbre, necesito saber ya que quiere este señor.
Voy al baño para secar un poco mi cabello, Volkan está casi vestido, está hablando por su móvil. Muevo la secadora y paso el peine por mi cabello, no alcanzo a escuchar que dice, este aparato es muy ruidoso. Un minuto más tarde está en el marco de la puerta mirándome.
—Mi Lady... —alcanzo a escuchar y apago la secadora. Lo miro esperando que va a decir. —Tengo que irme, pero vengo más tarde, ¿Te parece? —asiento tratando de parecer indiferente, pero en realidad no quiero que se valla, no sé qué me espera abajo y su compañía me ayudaría a llevar lo que sea que me tenga que decir el abogado.
—Está bien. —le digo encendiendo de nuevo el aparato. Volkan se acerca y me quita la secadora de las manos.
—No quiero que te comportes así conmigo, es normal tener miedo, pero Joe está aquí y él te protege a demás te sabes mi número, me llamas y vengo. —me sonríe acariciando mis mejillas.
Trago tratando de bajar el nudo en mi garganta, intento sonreír pero tengo los músculos de mi cara rígidos. Volkan suspira y luego deja un beso en mis labios, sé queda quieto unos segundos mirándome y luego se va.
Miro mi reflejo y mi rostro se ve triste, me masajeo las mejillas tratando de relajarme, doy una rápida respiración profunda y camino al estudio.
Atravieso la puerta y veo a un hombre con un traje de vestir sentado en mi sillón, tiene un portafolios en los muslos.
Hago sonar mi garganta y el hombre gira su cabeza en mi dirección.
—Señorita Bertrand. —dice levantándose, seguido extiende su mano. —Es un gusto. —estrecho su mano.
—Hola. —camino al sillón del frente, quiero que suelte lo que me quiere decir ya.
—Soy Magnus Ausgust Harper, el abogado de la señora Adara Archer, su madre. —cuando escucho el nombre de mi mamá me pongo alerta, hace muchos años que su nombre dejó de ser pronunciado por las personas.
—Aquí tiene su té. —dice Rosi entrando al lugar. Baja la bandeja y veo dos pocillos, me acerca la bandeja y tomo el otro pocillo. Rosi me sonríe y luego se va.
—Mmmm, delicioso. —dice Magnus dándole un sorbo a su bebida humeante, deja el pocillo a un lado y abre el portafolios. —Señorita Bertrand...
—Marlady. —lo interrumpo indicándole mi nombre, no quiero ser llamada por el apellido de mi papá. Magnus me mira y sonríe.
—Señorita Marlady. Hoy estoy aquí para cumplir la última voluntad de su difunta madre. —empieza a sacar varios documentos y los deja en la mesa en frente de él. —La señora Archer dejó especificado que para su cumpleaños número veinte debía tomar posición de todo lo que le pertenecía a ella en vida. —inclino mi cabeza intentando leer algo de los documentos. —Si gusta los puede coger. —me indica y cojo uno al azar para echar un vistazo. —El día de hoy le voy a hacer entrega de las dos casas, las acciones en la editorial, el traslado de las cuentas bancarias, los cinco vehículos y el fideicomiso a su nombre para sus estudios superiores. —Magnus levanta el rostro. —O lo que guste, pero la señora Archer esperaba que usted pudiera ser profesional. —levanto la vista del documento.
—Ya soy licenciada en lenguas... —le aclaro. El hombre abre la boca y luego sonríe.
—Eso es perfecto, podría usarlo para otra cosa, es suyo puede usarlo para lo que guste. —sacudo la cabeza mirando las escrituras de una casa que no conozco, aparece que soy la dueña.
—Disculpe, pero no estoy entendiendo nada. —Magnus se endereza en la silla.
—Señorita Marlady, cuando su madre entendió que no le quedaba mucho me pidió hacer este testamento, usted es la única beneficiaria. —me entrega unos papeles. —Todo lo que está escrito ahí lo pidió ella personalmente. —mis ojos viajan por las palabras. Dejar todo a mi única hija y amor de mi vida. Siento las lágrimas correr hacia mis ojos al imaginar su voz diciendo esas palabras. —Tal vez no lo recuerde... Pero ella era mi mejor amiga. —miro a Magnus. —También me dolió su partida y más... —se queda callado un momento y luego se aclara la garganta. —Solo debe saber que ella la amaba demasiado y por eso dejo todo para usted. —junto mis cejas, algunos recuerdos de los últimos días de mi mamá me llegan, si recuerdo a un hombre que visitaba a diario a mi mamá, pero pensé que era su doctor.
—Mag... —susurro. —Eres Mag. —digo más alto recordando el nombre que mi mamá repetía, lo vi varias veces, pero su rostro se borró de mi memoria.
—Hace muchos años que no me llamaban así. —responde con una sonrisa triste. Me quedo callada, ¿Que más cosas olvidé? solo la recuerdo a ella, no me acuerdo de nadie más.
—¿Y mi papá? —pregunto, no le dejo nada a él, era su esposo. El semblante de Magnus cambia, ahora se ve tenso.