》》》El fin... 《《《《
Los días pasan y Volkan no volvió a visitarme, no ha ido al gimnasio, incluso fui a su casa, pero nadie atendió.
Sé que fui una estúpida por creer en esa mujer antes que, en él, sé que estuvo mal, pero este castigo es demasiado, Volkan estuvo en cada rincón de mi casa, todo me lo recuerda y duele. Ya perdí la cuenta de cuantas veces me he dormido abrazada a su chaqueta llorando, soy patética, solo fueron dos meses con él, pero esta semana sin verlo, sin sentirlo ha sido como un año, un año lleno de dolor y tristeza.
Sé que está mal, pero lo único que me consuela es comer, hasta perdí el interés por leer, porque esos galanes me recuerdan al que tuve. Por eso voy a seguir su consejo, me voy, no sé qué me espera al otro lado del mundo, pero al menos allá su fantasma solo estará en mi cabeza y no rondando cada rincón de mi casa.
Cierro mi maleta y la dejo en el suelo, miro las otras tres y ahora si mi closet esta casi vacío, solo dejo lo que casi no uso.
—¿Lista? —pregunta Joe desde la puerta. Trato de sonreírle, porque desde hace unos días eso se ha hecho muy difícil, olvidé como hacerlo.
—Si... —respondo cogiendo mi bolso de mano, mi Tablet y la chamarra que me consuela.
Joe sale con dos maletas y lo sigo, en la sala de estar Rosi me mira triste, quisiera poder decirle que estoy bien para calmar su angustia, pero no le puedo mentir, no quiero fingir que todo está bien cuando en realidad estoy destrozada.
—Mi niña, me vas a hacer mucha falta. —dice con sus brazos abiertos invitándome a refugiarme en ellos. La abrazo y las lágrimas resbalan sin control.
—Rosi, te prometo que voy a estar bien, voy a superar esto, como todo lo que me ha pasado. —ella limpia mis lagrimas con delicadeza mientras en sus mejillas empiezan a bajar las suyas.
—Sabes que te amo mi niña hermosa. Y claro que sé que eres muy fuerte, por eso te deseo lo mejor, no te olvides de mí. —limpio sus lágrimas y la abrazo fuertemente.
—Me voy a comprar un móvil para llamarte y escribirte, también te voy a mandar fotos de todo por allá.
—Eso sería encantador. —Joe pasa con las últimas dos maletas, paso un pañuelo por mi nariz y trato de controlarme para dejar de llorar, mi rostro esta rojo de tanto llorar, tengo bolsas debajo de mis ojos y la mirada tan triste, que ni me reconozco cuando me miro al espejo.
Camino a la salida donde Joe ya sostiene la puerta para mí, soy muy afortunada de que él se mude conmigo. Cuando le conté todo lo que pasó, por primera vez en su vida me abrazó por él mismo, no me juzgó y solo me dijo que estaba conmigo no importaba lo que decidiera.
El auto arranca y el dolor incrementa en mí, dejar mi casa no solo implica alejarme del recuerdo de Volkan, sino también dejar atrás los recuerdos de mi mamá.
Veo el aeropuerto y mi pecho se contrae, mi corazón se aprieta, ahora mismo desearía haber actuado de manera diferente, pero ya no hay nada que hacer, solo mirar al frente y continuar. Estoy enojada conmigo misma por permitirme sentir tanto por Volkan, si no tuviera estos estúpidos sentimientos por él, sería más fácil de llevar su ausencia.
Joe consigue un maletero, mi equipaje es bastante grande, me mudo del todo, la idea es no volver a esta ciudad, lo único que lamento es no poder llevarme todos mis tesoros.
Sentada en una sala de espera, miro a Joe hacer todos los trámites para subir mi equipaje a la bodega, en la pantalla anuncian que en pocos minutos empezará el embarque para mi vuelo, la sensación de tristeza, soledad y angustia aumentan en mí.
Aunque parezca una mujer fuerte, no lo soy, soy muy cobarde, solo que no exteriorizo todo lo que siento, no quiero abrumar a los demás con mis problemas.
Joe camina hacia mí con su característico rostro serio.
—Señorita, ya está listo todo, podemos abordar. —asiento, me levanto y cojo mi pequeño bolso, donde llevo todo lo que me va a ayudar a soportar estas horas de vuelo. Camino junto a Joe, debemos hacer la fila para hacer el checkin.
—¡Marlady! —escucho mi nombre, pero sé que esa voz no puede ser, me detengo por un momento y miro alrededor. Joe sigue caminando. Debe ser mi imaginación…
—¡Marlady! —vuelvo a escucharlo y esta vez Joe mira para atrás.
Veo sus ojos fijos en un punto y me giro para ver a Volkan corriendo hacia mí.
Mi cuerpo se paraliza, lo veo en cámara lenta y quiero sonreírle, quiero esconderme en sus brazos, quiero fundirme en él.
Unos segundos después esta frente a mí, su pecho sube y baja rápido.
Pone sus manos en mis mejillas y se inclina, me pongo de puntitas mientras lo agarro de la cintura.
Sus labios se posan sobre los míos y la danza de nuestras lenguas inicia, mi cuerpo despierta, mi corazón palpita de felicidad.
Los brazos de Volkan llegan a mi cintura para pegarme a él y me siento de nuevo en el paraíso.
No sé cuánto tiempo ha pasado cuando Volkan deja mi boca. Jadeo mirando su hermoso rostro, me sonríe y mi boca imita su acción.