Capítulo 12
Sus manos comenzaron a temblar, ese cuadro y el otro eran demasiada coincidencia. ¿Por qué ambos desaparecieron después de que él me diera los cuadros? ¿O qué tal si incluso ellos desaparecieron antes de que me los diera?
—Necesito hablar con él
Hablaba para sí misma mientras tomaba su celular para llamarlo.
—Aku estás ocupado? Necesito hablar contigo
—Claro, tengo mucho tiempo.
Ryoko colgó la llamada, tomó los dos cuadros y se dirigió a casa de Aku. Se sentía nerviosa y le costaba respirar.
—¿Realmente Aku había lastimado a esas personas? ¿O no fue él? ¿O tal vez sí? ¿Y si él fue el responsable que voy a hacer? ¿Por qué un simple cuadro me hace pensar así?
Pensaba una y otra vez sin descanso, pasaban todo tipo de cosas por su cabeza
Al llegar no necesitó tocar la puerta más de una vez, Aku abrió la puerta al instante.
—Hola Ryoko, ¿podrías decirme que sucede?
Preguntó con una sonrisa en los labios fingiendo no saber lo que pasaba.
—Bueno lo que pasa es que la chica que te coqueteo hace unos días está desaparecida y yo supuse que-
Aku no la dejó terminar de hablar
—¿Qué insinuas? ¿Qué yo le hice algo?
Preguntó poco alterado.
Ryoko comenzó a temblar, pero aún así no se detuvo y continuó hablando.
—No es eso ,sino que también me diste un cuadro y días después desapareció el chico que se acercó a mi , y también cuando me diste este cuadro la chica desapareció. ¿No es bastante coincidencia?
—Crees que yo les hice algo, yo hice esos cuadros pensando en ti, los hice con amor y tú simplemente me dices esto...
Respondió Aku bastante alterado con sus ojos llorosos.
—Yo no quise decir eso
—Claro que dijiste eso, esa fue tu intención desde que llegaste, no te das cuenta cuánto me lástima escuchar eso de ti.
Ambos se quedaron en silencio mientras él comenzaba a llorar y ella comenzaba a preocuparse y sentirse culpable.
—Quien menos esperas te hiere tan profundamente, no debí confiar así.
Mencionó mientras le daba la espalda a Ryoko.
—Aku eso no es así, solo fue una suposición
Explicaba sin descanso intentando jalarlo del brazo.
—No quise hacerte daño Aku
—No me toques, vete, VETE , no quiero verte.
Decía entre lágrimas y enojo, mientras empujaba a Ryoko hacia la puerta.
—Aku espera no ,tenemos que hablar, solo escu-
Sus palabras quedaron incompletas cuando el cerró la puerta en su cara.
Mientras ella quedaba destrozada al otro lado de la puerta él limpiaba sus lágrimas y sonreía.
Pasaron los días y él:
No la llamaba
No le mandaba mensajes
No la buscaba
Esa herida fue tan profunda que Ryoko comenzó a descuidarse, su cabello desordenado, sus ojos cubiertos de ojeras, su piel pálida y su sonrisa desaparecía poco a poco.
"Esa nube había cubierto por completo el sol"
A los días observó que Aku había empezado a hablar con otra chica.
Ryoko lo notó de inmediato la cercanía, la forma en que él inclinaba un poco la cabeza al escucharla. No era nada fuera de lo común… pero para Ryoko fue demasiado.
Ese día, al sonar la campana y salir de la escuela, los vio caminando juntos.
Su mandíbula se apretó.
Sin pensarlo y manteniendo distancia, los siguió con la mirada fija en aquella chica. Cada paso hacía que sus celos se volvieran más fuertes, más descontrolados. Sentía calor, y una gran presión en la cabeza, un zumbido en sus oídos.
—No, Aku, no… —murmuraba—. No después de todo lo que hemos pasado…
La chica se despidió de él unas calles más adelante. Ryoko esperó por un momento. Cuando él se fue, algo dentro de ella se hizo pedazos.
Apresuró el paso.
—Oye tú —dijo, acercándose a ella.
La chica la volteó a ver apenas la escuchó, totalmente confundida, en ese instante Ryoko le dio un empujón el cual la hizo caer. No fue un golpe muy fuerte, pero sí inesperado.
—¿Oye qué te pasa? —preguntó la chica, totalmente furiosa.
Ryoko respiraba con gran dificultad. Sus manos estaban temblando. Sus ojos estaban llenos de algo que no solo eran celos. Era algo más oscuro.
—No te quiero volver a ver tan cerca de Aku —dijo con la voz quebrada pero directa—. Él es mío.
La chica retrocedió arrastrándose.
—¿Qué dices? Estás loca…
Ryoko se acercó más a ella, invadiendo su espacio personal, sin parpadear ni hablar.
—Si te vuelvo a ver con él otra vez… —susurró directamente a su cara—, olvídate de regresar viva a casa.
El silencio fue bastante incómodo.
La chica la observó con miedo y se fue rápidamente, sin decir ni una sola palabra.
Ryoko finalmente se quedó sola en la calle.
Cuando su enojo terminó, el temblor volvió a sus manos. Sus piernas casi no tenían fuerza. Se llevó las manos al rostro aún temblando, respirando con bastante esfuerzo.
—¿Qué acabo de hacer…? —murmuró.
Pero incluso mientras el miedo se apoderaba de ella, otra sensación se hacía presente: la necesidad de no perderlo, cueste lo que cueste.
Desde lejos, Aku la estaba observando.
No se acercó a ella.
Y tampoco dijo nada.
Solo soltó una leve sonrisa.
...
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Editado: 23.12.2025