Para quienes creen que el amor verdadero se cocina a fuego lento, entre risas, silencios y miradas que hablan más que mil palabras.
A los soñadores, a los que se pierden en el aroma de un postre recién horneado y encuentran en un abrazo el hogar perfecto.
Para ti, que sabes que las mejores historias nacen más allá del plato, donde el corazón dicta las recetas.
Y para quienes entienden que, a veces, el destino huele a chocolate y sabe a fresas frescas.