A mi hermano Esteban,
Quien siempre ha estado para mí.
Y a mi abuela, "Kuki"
Quien jamás dejo de leer.
Por quien quisiera estar
"Más cerca del cielo".
Mama murió el 2 de abril de 1999, dos días antes de mi cumpleaños. Quede devastado. A penas la conocí y es la particularidad que nos hacía dos personas tan distintas y al mismo tiempo tan cercanas, era mi madre, aunque a fines de relación muchas veces esa palabra no hubiera significado lo que quisiera. Fue una noticia que no me esperaba, más bien es una noticia que nadie se espera jamás, incluso aunque sepamos que el final está cerca, lo que no era mi caso específicamente. Aun así, aunque no supiera que iba a suceder, no dejo de lamentarme el no haber podido estar ese día en casa, con ella, en su hogar. Es un pensamiento algo absurdo, uno jamás está en el lugar indicado, en el momento justo, cuando las cosas suceden, pero a veces me culpo por no haber estado allí. No tenía por qué estar, no había nada que pudiera haberme dicho en todo el mundo que ese día iba a dejarme, pero sigo culpándome, culpándome, culpándome.
Ese día estaba casualmente en Amsterdam, mitad vacacionando, mitad trabajando. Lo digo de esa forma porque tenía trabajo que hacer, pero viaje un par de días antes para poder conocer un poco mejor el lugar y divertirme con algunas atracciones, sectores turísticos y "visitas obligadas". No estaba dentro de mis particulares gustos ni tampoco llamo mi atención conocer la zona roja ni la noche holandesa, tan carente de ética y moral, sino que más bien prefería el sector artístico, quería conocer el museo Van Gogh y por Dios, deseaba con toda mi alma visitar la casa de Ana Frank. Irónicamente no pude hacer ninguna de esas cosas. Estaba en la habitación del hotel, acababa de bañarme y había preparado un pequeño bolso con algunas cosas indispensables para salir rumbo al museo cuando sentí que sonaba el teléfono fijo de la habitación.
-¿Señor Bunge? Hay una persona que quiere contactarse con usted, ¿le paso la llamada?
Era mi hermano, Ralph.
-No sé cómo decirte esto Josh, pero... mamá se nos fue. Mañana viajo para Chapel Hill.
Me quede mirando la pared, como buscando una respuesta, algo que me ayudara a comprender lo que acababa de escuchar, pero nada, no había nada allí... Solo una pared blanca, sin ningún sentido para mí. Me aleje la bocina del teléfono del oído y lo mire, como pidiendo explicaciones.
-¿Qué quieres decir con que se nos fue?
-Se nos fue hermano, me acaba de avisar Mendoza. La ingresaron anoche en el hospital.
-Pero ella no nos dijo nada.
Mis oídos no daban crédito a lo que escuchaban, pero era así, era lo que estaba aconteciendo, las palabras eran recibidas como punzantes agujas.
-Mañana viajo para Carolina. –Me dijo Ralph, como queriendo dar un cierre a la conversación.
-Bien, allí estaré. –Le conteste tímidamente. Todavía no daba crédito a lo que acababa de escuchar, las preguntas se me agolpaban en la garganta, cerrándome el paso de la respiración, pero tampoco había tenido ni la posibilidad de preguntarle nada a mi hermano, la noticia fue tajante y fría, un golpe directo sin previo aviso, estaba en shock.
La llamada se apagó, como una parte de mi vida.
¿Cómo continuaba ahora? ¿Cómo hacía para seguir con mis responsabilidades? Tenía toda una complicada semana de actividades por delante.
Estaba en Amsterdam preparándome para un evento importante, ya que soy entrenador personal, pero no cualquier entrenador personal, sino uno que se dedica específicamente a formar deportistas en la disciplina extrema y tampoco utilizo un modelo técnico convencional, sino que me guio bajo un estricto plan creado por mí, con acompañamiento psicológico incluido.
A los 18 años conseguí una beca Morehead-Cain gracias a mi rendimiento académico y a los cinco años pude licenciarme en psicología en la universidad de Chapel Hill en Carolina del Norte. Fue gracias a esa beca que tuve un lugar donde vivir y una forma de pagar mis estudios, en conjunto con mi trabajo como mesero en Al's Burgers Shack, ya que mi familia no hubiera ni soñado en poder costear ese tipo de educación. Recibí dos menciones especiales: una por mi gran desempeño en lacrosse y la otra por destacar en atletismo y desarrollé un programa de alto rendimiento deportivo con un especial seguimiento psicológico, que presente con honores como mi tesis y fue publicado en formato de libro ese mismo año bajo el título de "Winning is a state of mind" o "Ganar es un estado en la mente". A raíz del moderado éxito que tuvo esa publicación comencé a ser entrenador personal de algunas estrellas menores del medio local. Con el pasar de los años personalidades con más importancia empezaron a requerir mis servicios, ya que parecía ser que el método funcionaba, por lo que fui haciéndome un nombre dentro del mundo de los deportes a nivel zonal pero no fue algo muy duradero, ya que termine decantándome por algo que había llamado mi atención desde hacía muchos años, algo que me invadía poderosamente, de una manera que no he llegado a racionalizar aun, eso era, como dije antes: los deportes extremos. Como una persona se prepara física, pero sobre todo mentalmente, para tomar un riesgo de determinadas características que lleve muchas veces a poner su vida en riesgo. Me intriga el impulso, podría decirse animal, que lleva a una persona a querer demostrarse algo a un nivel extremo, que es lo que persigue, porque, que hace que se embarque en una empresa a veces destructiva. Era una sensación que yo no había experimentado y quería conocer de primera mano, algo que finalmente estoy haciendo...
Tras esos trabajos con algunos nombres más importantes que otros y con buenos resultados llego mi oportunidad, la que de alguna manera había estado esperando, la de entrenar a alguien que de verdad tenía una carrera, un nivel excepcional, alguien con quien estaba seguro de que podía lograr mi objetivo, el de sentir que mi trabajo de verdad valía la pena: Andrew Schubert, un gran corredor de montaña Gales, acreedor de varios premios y considerado como "deportista de alto nivel" por el consejo Gales de deportes y el consejo superior de deportes del mismo país en las categorías de escalada y montaña. Más adelante contare el cómo conocí a este interesante personaje y como llegamos a formar una linda amistad más allá de la estrecha relación profesional que nos unió.