Más oscura que tu conciencia (libro 1 Saga Mas)

Prólogo

Miradas sugerentes, cejas arqueadas y labios levemente fruncidos, listos para derrochar besos por dondequiera que mirara… Lance rodó sus ojos y aceleró el paso.

Sonrisa ladina, pose estilizada y mano levantada, fabricando saludos a granel, como si desfilara en traje de gala para un afamado concurso de belleza, saludando a cuanto hombre guapo osara cruzarse en su camino… Lance apretó el puente de su nariz y cerró los ojos, fastidiado, sin detenerse ni por un segundo, su vuelo tuvo un retraso, por lo que iban tarde a una importante negociación.

—¿Nunca te cansas de coquetear, Dandy? —preguntó molesto, aunque arrepintiéndose casi al mismo tiempo cuando su primo lo fulminó con la mirada, conociéndolo lo suficiente como para saber que vendrían unos 30 o 60 minutos del más puro e intenso drama. Resopló frustrado.

A pesar del retraso, agradecía que estuviesen aún dentro de los límites del aeropuerto internacional, zona neutral… o eso esperaba, que la zona de tránsito funcionara de la misma forma en todos los aeropuertos del mundo.

Pero por si las dudas.

—Dandy…

—¡Por todos los cielos! ¡Vas a desgastarme el nombre! Oye, no es mi culpa que todos los hombres guapos hayan decidido viajar hoy. Sigue en tu absurda, rígida y aburrida monotonía y déjame ser feliz admirando las hermosas vistas.

—¡Discúlpeme usted, bella dama! Lamento tener explotar su burbuja de felicidad, pero… ¿Si sabes que en este país lo que estás haciendo se condena con cárcel? —la mano del menor se quedó estática y hasta la sonrisa se le congeló.

—¿De qué demonios hablas? —preguntó con sus ojos muy abiertos, mirándolo confundido.

—¿En cuál planeta vives? —hizo un pequeño alto en su andar para mirarlo con reproche mientras le hablaba.

—¡Ah, vale! ¡Ni se supo! Yo solo vine para comprar mis sublimes y coloridas telas, a mí nadie me dijo que tenía que investigar nada, pero ya que lo preguntas… Si me toca vivir en el mismo lugar que el hermoso espécimen que tengo a mi izquierda… por mí, ¡que me condenen a lo que quieran!

Lance tuvo que halarlo de su chaqueta y devolverlo a su lugar, puesto que el muy rufián ya estaba enfilando sus garras para ir tras su presa.

Su primo paterno, aunque no había tenido una gran formación académica, era uno de los diseñadores noveles de moda femenina más talentosos y destacados del momento. Su última colección había dejado en shock a la exigente industria y su nombre comenzaba a resonar en los medios publicitarios.

Y no es que antes no lo hiciera, Dandy siempre había sido un personaje extravagante, pero por primera vez comenzó a llamar la atención por los motivos correctos.

Junto a Lance Gay, director ejecutivo del Corporativo GayVeccio, se encontraban preparando todo lo necesario para la colección que sería presentada en la próxima temporada de verano.

Tenían un cronograma bastante ajustado, puesto que su primo, tan excesivamente creativo, excéntrico y problemático, había modificado tanto la última colección de primavera que la había rediseñado por completo. Y aunque al final todo ese sufrimiento resultó ser un rotundo éxito, en resumidas cuentas, había creado un caos en la agenda.

Por eso viajaron a ese lejano país. La musa creativa de Dandy estaba al máximo y aunque Lance vivía repitiéndose a sí mismo que no terminaría envuelto en ninguna otra de sus locuras y caprichos, la verdad era que siempre cedía a cada uno de sus berrinches. Ya sabía que, al final de cada proceso de diseño y confección, todo ese sufrimiento se convertiría en millonarias ganancias.

En las anteriores temporadas sus creaciones eran un éxito apenas las modelos pisaban la pasarela y esta colección de verano sería su tercera presentación en grande, por lo que Dandy se había empeñado en utilizar telas muy específicas para la fabricación y Lance no tenía ningún problema con suministrarle las herramientas que su diseñador estrella necesitaba.

Aunque se querían como hermanos, sus personalidades tan divergentes chocaban constantemente.

—Bueno, si insistes en comportarte así, cuando vengan los de seguridad, te desconoceré por completo.

—¡Serías capaz de…! —chilló indignado, posando una de sus valiosas y elegantes manos sobre su lastimado corazón.

—¡Tú solo ponme a prueba! —le cortó el largo discurso una vez que logró visualizar a la persona que sería su guía en ese inexplorado país— Por lo pronto, yo que tú pasaría el suiche de modo fiesta gay a modo macho alfa vernáculo, de inmediato.

Susurró esto último pintando una falsa sonrisa en sus labios para que solo su primo pudiera escucharlo ante la cercanía de su nuevo socio comercial.

¡Castigarme por ser tan maravilloso como soy! ¡Qué pecado! ¿Pero es que en este país todavía viven en la era de piedra? ¡¡Ah, no!! ¡Ya te veré cuando me pidas ayuda con alguno de tus tormentos! ¡Dejaré que te hundas en el fango!

El mayor negó y suspiró con discreción, sabía que el drama llegaría en cualquier momento, pero temía que sus cálculos fueran errados, al parecer 60 minutos iban a ser insuficientes para el inmaduro de su primo.

Aunque Lance se encontraba laborando para el Grupo Corporativo GayVeccio desde que había obtenido su título y posterior maestría en finanzas, en realidad comenzó a dirigir la empresa cuando su padre Bernard decidió hacerse a un lado y cederle el puesto que había ocupado por más de 45 años.



#1114 en Otros
#350 en Humor
#727 en Novela contemporánea

En el texto hay: romance, locuras, racismo

Editado: 07.10.2021

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.