Más oscura que tu conciencia (libro 1 Saga Mas)

Capítulo 7

Aunque no creyó posible volver a verlo después de la forma abrupta en la que se marchó de la bahía, tener a Lance frente a ella en ese instante, más que regocijarla como tantas veces lo había imaginado, muy por el contrario, le llenaba de desconsuelo y vergüenza en partes iguales porque Nathy no podía dejar de sollozar al mirarlo.

No era su culpa, sabía que él quería ayudarlos, pero su presencia era el detonante de su mayor desdicha: Tener que abandonar a su querida, valiosa e inolvidable posada. El hogar lleno de luz y naturaleza en el cual nació y creció feliz, reemplazándolo por la gran ciudad repleta de contaminación, tráfico, concreto y metal.

—Nathy, por favor, confía en mí. Te juro que lo que menos quiero en esta vida es verte mal —Lance suavizó su voz intentando consolarla, odiaba ver sus hermosos ojos café opacados por tantas lágrimas contenidas.

—Lo siento, es que… no puedo —no tenía las palabras exactas para explicarle lo triste y desesperada que se sentía, se disculpó antes de darle la espalda e ir a encerrarse en su habitación, necesitaba estar a solas para calmarse y pensar mejor.

Apenas un instante atrás, cuando accedió en analizar opciones con su hermano, lo último que cruzó por su cabeza era que en ese mismo día le tocaría comenzar a empacar sus maletas.

«¿Cómo diablos iba a imaginarme que él ya venía en camino?».

No negaba que le halagaba que, a pesar de ser unos perfectos desconocidos, Lance se tomara tantas molestias por ayudarlos a ella y a su familia, pero el dolor por la pérdida era algo que calaba muy profundo en su alma. No se trataba de simples bienes materiales, eran vivencias, recuerdos, eran todos sus esfuerzos para salir adelante… era el legado de su padre.

Aun con la existencia de ese documento en poder de los Valverde, Nathy nunca se planteó y, por el contrario, siempre se negó a la posibilidad de perder la posada y, si se iba ahora de Cata Linda, se las estaba regalando en bandeja de plata a sus enemigos.

Ж

Ante la ausencia de su hermana, Andrew se encargó de poner al tanto de los hechos al recién llegado y esta vez no se frenó en detalles, siendo que Lance era el primer interesado en conocer toda la historia, incluyendo la enfermedad de Matilde. Le habló sobre sus intenciones de llevarlas a la capital, de sus razones para hacerlo y de la ayuda que necesitaba para poder comenzar. No conocía nada en ese lugar y sus ahorros no eran muchos, pero estimaba que los suficientes para alquilar un lugar pequeño, necesitaba de un empleo y un poco de orientación.

Lance no dudó en ayudarlo, de hecho, de camino al pueblo, ya traía una propuesta que en un principio iba dirigida a Nathy, pero que bien pudiera aplicarse también para su hermano, estaba seguro de que Andrew cumplía con todos los requerimientos de Dandy y… aunque no fuera así, este último no iba a poner ninguna objeción.

Su única condición, conversar a solas con Matilde.

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Andrew le había advertido suficientes veces que debía tener mucho tacto, le había puesto al tanto del diagnóstico de insuficiencia cardiaca que sufría Matilde, pero Lance también tenía muy claro que ninguno de los hermanos Riot movería un solo dedo fuera de ese lugar si su madre no estaba incluida en el plan. Eso no le molestaba, por el contrario, que fueran una familia tan leal y unida era algo que él respetaba. En el fondo hasta sentía un poco de envidia por ellos.

Se desligó por un momento de su escolta, no creía necesitarlo estando dentro de la posada y fue en búsqueda de su objetivo, la encontró conversando con una joven en los alrededores de la piscina.

Al verlo, ella no se mostró tan sorprendida como él se imaginaba que estaría, más bien lució sonriente mientras con amabilidad le animaba en acercarse y tomar asiento. La joven se despidió y Matilde se sentó frente a él, mirándolo con total atención.

La matriarca de los Riot era la típica pueblerina resuelta y parlanchina que no dudaba en soltar verdades a la cara cuando algo le disgustaba, pero también era la adulta sabia y responsable a quien la vida dotó de la suficiente experiencia como para percibir las cosas que suceden a su alrededor, aunque muchos se empeñaran en mantenerlas encubiertas.

Andrew le había repetido infinidades de veces que su madre no estaba al tanto de las cosas que sucedían, mucho menos en lo que se refería a los Valverde, pero a medida que la conversación fue fluyendo, Lance se dio cuenta de que ella percibía más de lo que sus hijos creían.

Comenzando por el siguiente comentario:

—Bienvenido, usted regresó al pueblo mucho antes de lo que pensé —sí, él tenía razón, Matilde ya lo esperaba.

—Apenas me instalé en una habitación, quise venir a saludarla y conversar con usted.

—Soy toda oídos, ¿sobre qué desea conversar? —respondió sin dejar de mirarlo de forma inquisitiva. Lance aclaró su garganta antes de continuar, estaba un poco nervioso por todo lo que le había contado Andrew.

A raíz de la trágica muerte de su esposo en un accidente automovilístico, Matilde había sufrido de varios eventos cardíacos que habían comprometido seriamente su salud y él no quería ser la causa de un nuevo colapso por lo que, haciendo alarde de la diplomacia que le caracterizaba, comenzó por presentarse sin dejar nada a medias, hablándole de su cargo y la empresa para la cual trabajaba. Le explicó de los motivos que los trajeron, a su primo y a él, a Cata Linda, por primera vez, del proyecto en el que estaban trabajando. De la propuesta que lo traía de regreso y de las posibles oportunidades futuras que dicha oferta podía generarles si sus hijos decidían aceptarla.



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En el texto hay: romance, locuras, racismo

Editado: 07.10.2021

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