Ese momento, en el que estuvo obligado a marcharse dejándola sola en el lobby, se quedó tan arraigado en la mente de Lance que quiso retribuirle el mal rato invitando a Nathy a cenar. Solo que antes debía buscar un buen lugar, privado preferiblemente, para evitar exponerla a los periodistas y a su manía de publicar noticias amarillistas.
Aunque la fecha del evento aún no se había divulgado, por seguridad y también por crear esa aura de misterio y expectativa que Dandy acostumbraba, la presentación de la nueva colección estaba muy cerca, los medios lo sabían y por eso todos estaban en la lucha por obtener las exclusivas.
—¿Dónde puedo pasar desapercibido si quiero llevar a Nathy a cenar? —él tenía que aceptarlo, si no fuera por las reuniones laborales, cenas y eventos de caridad, su vida social sería más incierta que la vida en otro planeta. Y por esa razón se vio obligado en recurrir a su primo para buscar consejos, para nadie era un secreto que Dandy no salía de su casa por la simple razón de que prácticamente no entraba, él vivía como bandera ondeando de fiesta en fiesta.
—¿No quedamos en que tu corazoncito iba a esperar hasta la presentación? —replicó, fingiéndose molesto.
—No te aseguré nada y después de lo que pasó hoy… Si espero, la pierdo —declaró contundente.
—¡Vaya! ¡Tan serio y tan apresurado! —replicó entre risas y Lance resopló fastidiado por sus constantes pillerías— ¡Calma, Bebé! Estoy bromeando, recuerda que, en teoría, tu diosa morena solo estará en la ciudad por quince días, así que más te vale espabilarte y correr. Dame unos minutos y te devuelvo la llamada.
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Ya iban en camino al restaurant que su primo le había recomendado, no entendía cómo se las ingeniaba ese bastardo para salirse con la suya todo el tiempo, pero admirar a la diosa morena sentada a su lado, aceptando tan gustosamente su invitación, eso no tenía precio… O quizás sí, porque sabía que Dandy se lo iba a cobrar hasta con intereses.
El dinero era lo de menos, Lance estaba frente a la gran oportunidad que había deseado, era su momento para intentar convencerla de quedarse, para demostrarle todo lo que estaba sintiendo por ella, enseñarle que cada lugar tenía su encanto particular y que nunca debía cerrarse ni darle la espalda a las numerosas posibilidades que generaban los grandes cambios.
—¿A dónde iremos? —preguntó sin dejar de mirar todo a su alrededor a través de la ventanilla de la camioneta.
—No te lo diré, es una sorpresa —respondió divertido al notar cierta emoción en sus palabras y sonrío embelesado, admirándola, aunque sin poder evitarlo, la sombra de la incertidumbre le borró la sonrisa.
Tenía a dos de sus mejores abogados trabajando en la revisión y veracidad del documento que le dio Andrew, pero los reportes que le dieron apenas una hora atrás, no eran nada satisfactorios. No estaba seguro de poder recuperar la posada, de forma legal.
Habían descubierto la razón detrás de tanto acoso, el infeliz de Douglas Valverde tenía pactado esos terrenos con uno de los consorcios hoteleros más grandes del país. Igual iba a luchar contra ellos, pero por experiencia sabía que este tipo de disputas muchas veces tardaban años en resolverse… si es que alguna vez se resolvían. Lo último que deseaba era ver a su Nathy sufriendo por tanto tiempo, menos cuando él estaba dispuesto a darle mucho más que eso.
—Jefe, tenemos problemas —la voz de Travis, quien iba conduciendo, lo sacó de sus pensamientos.
—¿Qué sucede? —la morena lo miró con inquietud.
—Nos siguen periodistas, será mejor que se abrochen sus cinturones, intentaré despistarlos.
Con tanta emoción contenida, al subir al vehículo, de lo que menos se acordaron fue de su seguridad. Lance no dudó en acercarse a Nathy para ayudarla a protegerse mientras le explicaba que no debía temer, eso sucedía con frecuencia. Los cazadores de primicias debido a la presentación de la próxima colección.
Cuando todos los cinturones de seguridad estuvieron en su lugar, el conductor comenzó a tomar vías alternas, hacer cambios y cruces inesperados, hasta que logró quitarse de encima a los paparazzi. No siendo la primera vez, Travis ya estaba hecho un experto con ese tipo de problemas.
—Listo, jefe. Los perdimos.
—¡Un parque de diversiones! —verla emocionarse y sonreír de esa forma, admirando el lugar, era algo que Lance no esperaba.
—¿Un parque de diversiones? ¿Es en serio? —indagó cruzando ambos brazos sobre su pecho, mirándola con sorpresa, pero esa actitud burlona antes que cohibirla la alentó un poco más.
—¡Muy en serio! ¿Podemos detenernos?
Ella también cruzó los brazos sobre su pecho, retándolo, pero la visión de sus senos sobresaliendo un poco de su escote hizo que los ojos de Lance, por algunos breves segundos, lo traicionaran. Al darse cuenta, desvió la mirada, aclaró su garganta y ordenó a Travis buscar un lugar para estacionarse.
Nathy se dio cuenta del desliz y sonrió burlona.
Su guardaespaldas decidió dar una vuelta adicional a la zona para certificar que todo era seguro antes de estacionarse. Tan pronto como el vehículo se detuvo, el director ejecutivo se aprestó para bajar, pero la voz de su compañera frustró su intento.
Editado: 07.10.2021