Un día después y todavía resonaban en su mente las palabras de Lester…
«Jules regresa al país esta misma semana».
Juraba no sentir nada, insistía en que lo había olvidado, había llegado a un punto en el que ya no pensaba en él. Le fue tan obvio que su corazón seguía atrapado en el pasado que, el simple hecho de escuchar su nombre, volvió a convulsionar todo su mundo. Sentía una atracción física tan fuerte por Andrew que hasta llegó a pensar que se había enamorado de él, que había logrado enamorarse de nuevo, pero al parecer había sido solo eso… una atracción. Se odió a sí mismo y sobre todo odió a su débil corazón.
«¿Por qué diablos tenía que regresar? ¿Por qué Jules no se quedó en el mismo lugar donde estuvo ignorándolo por más de un año?». Intentaba calmarse y controlar sus emociones, tenía mucho trabajo pendiente, estaba en juego su reputación como diseñador, pero le era tan difícil.
Solitario en su taller, llevaba casi quince minutos en los cuales miraba y remiraba el maniquí que tenía al frente, pero sin ver nada realmente. Se sentía perdido, devastado, ese regreso no pudo ocurrir en un peor momento.
«¡Como si hubiera un momento adecuado para hacerle frente a la persona que más te ha herido el alma!».
—Supongo que es de agradecer que no sea un ser humano al que estás pinchando con tanto esmero porque, a ese ritmo, pronto le harás más hoyos que a un colador —tal como si lo hubiese invocado, Andrew ingresaba en su taller mientras que Dandy ni siquiera sabía qué demonios estaba haciendo con esa tela ni en cuál momento había agarrado ese alfiler. Se tensó un poco más.
—Disculpa que interrumpa, es que estuve llamando a la puerta y…
—No te preocupes, a veces suelo concentrarme tanto en mi trabajo que hasta pierdo la noción del tiempo… Ya sabes… cosas de diseñadores —le interrumpió sintiéndose nervioso y avergonzado, estaba sentado a diez pasos de la puerta y ni siquiera escuchó el llamado.
Cerró sus ojos y apretó el puente de su nariz mientras aspiraba profundo para luego exhalar con lentitud.
—Oye, Dandy. No sé mucho de desfiles ni colecciones, pero todo lo que me has contado y lo que le escucho decir al resto de los modelos suena más que genial. Nunca es bueno acumular tanto estrés, deberías buscar la forma de relajarte un poco, ¿no crees?
Asintió y aunque no se atrevió a mirarlo, sonrió ligero al pensar en todas las formas en las que podría relajarse, si tan solo el bombón playero fuera tan versátil como él. Ese fugaz pensamiento, definitivamente, lo sacó de su depresión y trajo una pizca del verdadero Dandy de regreso a ese taller.
—August me envió para informarte que todo está listo para comenzar con la sesión de fotos —el aludido asintió de nuevo y se levantó con energía, preparado para conseguir las mejores imágenes de toda su vida.
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Al llegar al set de fotos, se encontró con Lance, quien también venía llegando. Este último entró saludando a todos y apenas al ver a Nathy preparada para la sesión fotográfica, con el cabello alisado, borró la inusual sonrisa que traía dibujada. Y, aunque pronto disimuló su inconformidad, ya algunos habían notado el cambio de humor, entre ellos la aludida e Ivanka, quien la miró con burla.
—¡Oh! Parece que alguien no está lista para la foto —la rusa susurró al oído de la morena.
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—¿Por qué rayos le alisaron el cabello?
—Disculpa, estuve ocupado y los estilistas se dejaron llevar por el mejor look —se disculpó por la omisión, pero algo en el semblante de Dandy estaba tan diferente y apagado que su primo de inmediato enfocó su atención en él.
—¿Sucede algo malo?
—No, Bebé. Es solo que… —no pudo continuar, aunque la verdad tampoco tenía nada bueno para decir, por lo que en el fondo sintió alivio. Nathy estaba en la puerta del salón, pidiendo conversar con Lance.
—Hola —saludó sin quitarle los ojos de encima, llena de ansiedad—. ¿Podemos hablar un momento?
El aludido asintió y la llevó consigo hasta un salón contiguo, donde tendrían un poco más de privacidad. Apenas al ingresar, ella le preguntó:
—¿Tan horrible me veo? —él la miró con ternura y luego negó sonriente, pero reprochándose por haber sido tan evidente.
—Tú eres hermosa, como sea y con lo que sea, de eso no tengas ni la menor duda.
Le aseguró admirándola con tanta intensidad que ella se intimidó, desviando su mirada por algunos segundos, pero casi de inmediato volvió a sostenerla, manteniéndose así por varios segundos, creando una deliciosa atmósfera que ninguno se atrevía a romper.
Lance comprendió que, sin querer, le había hecho sentir mal, por lo que se apresuró a aclarar.
—Es solo que, el tema principal de este evento es la inclusión y la aceptación de nuestras diferencias, entonces me parece ilógico que hayan decidido alisar tu cabello ondulado para lucir igual al resto.
—Mi rebelde cabello ondulado —ella sonrió pensando en lo que le había costado al estilista dejarlo como estaba.
—Tu rebelde, enredadizo y travieso cabello ondulado.
Editado: 07.10.2021