Una vez que Benedict abandonó la oficina, Dandy saltó de su asiento como si fuese un resorte y fue directamente al perchero dónde se encontraban sus diseños para tomar alguno y reacomodarlo dentro de su funda protectora.
Andrew permaneció en el más absoluto silencio por algún tiempo, observándolo con el corazón en la mano, sabiendo que el diseñador buscaba una vía de escape, enfocarse en algo que le ayudase a sobreponerse a la vil degradación que acababa de sufrir.
—Dandy… —comenzó a llamarlo al ver que, con el pasar de los segundos, no había mejoría, queriendo hacerlo reaccionar, pero él lo ignoraba— Por favor, Dandy, mírame.
Lo escuchaba, pero no iba a mirarlo. Obedecerle era comenzar a llorar como un niño, derrumbarse frente a él y ya había pasado suficiente vergüenza esa mañana como para pretender seguir humillándose un poco más.
—Por favor, amigo… no intento incomodarte, solo quiero que estés bien. Por favor, no me ignores.
—No pasa nada, Andrew. Esta situación es más normal de lo que crees —le respondió, después de aclarar su garganta para reponerse, aunque sus ojos ardían tanto como su alma destrozada. Esbozando una mueca que pretendía ser una sonrisa y moviendo su mano en el aire en su típico gesto para restarle importancia al asunto— ¿Qué te puedo decir? ¿Otro sublime encuentro familiar? —ironizó con amargura.
Al escucharlo, el modelo casi ignoró su voz rota porque se le hizo tan extraño que lo llamara por su nombre cuando casi nunca solía hacerlo, ya ni recordaba de la última vez que eso había sucedido.
Se acercó, posándose frente a Dandy y sujetándolo con firmeza por sus hombros para obligarlo a enfrentarlo, pero el diseñador resopló mirando hacia otro lado, pestañeando, haciendo un visible esfuerzo, casi titánico, para no llorar… sin mucho éxito.
—¡Al diablo con las apariencias! ¿Necesitas llorar? ¿Desahogarte? ¡Entonces hazlo que para mañana es tarde! —Andrew le reprendió mientras sostenía su cabeza, atrayéndolo hacía él, importándole muy poco si alguien los encontraba en esa situación— ¡Llora si eso es lo que necesitas, pero eso sí… solamente una vez, porque por una basura como la que acaba de salir no vale la pena que te derrumbes ni malgastes tus lágrimas!
Un fuerte sollozo que no pudo ser contenido por más tiempo salió desde lo más profundo del pecho de Dandy y las lágrimas pronto inundaron su rostro que permanecía como si una extraña fuerza de gravedad lo mantuvieran en dirección opuesta a su acompañante. Andrew negó con incredulidad, sintiéndose impotente ante los hechos.
Dandy mantenía su frente reposando sobre el hombro del modelo, rehusándose a mirarlo a los ojos, pensando en que el bombón playero tenía razón, Benedict y sus ofensas no valían ni una sola de sus lágrimas. Así que, tan pronto como liberó un poco de la tensión alojada en su pecho, se enderezó tomando distancia, limpiando su rostro y dándole las gracias por no dejarlo solo.
—Una cosa es que él no acepte tu inclinación sexual y otra muy diferente el tratar a su propia sangre con semejante crueldad.
La mirada afligida de Dandy se posó en él por algunos segundos, pero rápidamente fue a rebotar contra el suelo, era claro para el modelo que no era la primera vez que algo como esto sucedía y volvió a tomarlo con firmeza de sus hombros, esta vez para hablarle con cierta severidad.
—Tienes dos opciones: Derrumbarte y dejarlo salirse con la suya… O mandar toda su mierda tóxica al diablo y continuar como si nada hubiese pasado, más cuando hay un evento que te necesita en tus cinco sentidos y con todas tus baterías recargadas.
El diseñador asintió sin poder creer en todo lo que había pasado. Sorprendido por todo el apoyo y la empatía que le estaba ofreciendo alguien a quien recién conocía, mientras que de su padre solo obtenía humillación y rechazo.
Era imposible negar cuánto le dolía esa verdad, pero también lo era el hecho de que él debía reponerse pronto porque había un proyecto que ejecutar, ni Benedict, ni Ivanka y ni siquiera los fósiles de la junta directiva iban a tener el honor de verlo fracasar. Miró las cajas sobre su escritorio e inevitablemente sonrió recordando la forma en la que Andrew había desafiado a su padre.
—Estoy seguro de que ninguna de ellas debía estar en esta oficina —el modelo bufó y rascó su nuca, recordando que August aún lo estaba esperando en el estacionamiento de la corporación.
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Lance estaba saliendo de la empresa con rumbo a una junta de socios, no tuvo tiempo ni de superar el estrés producto de los cambios de última hora que su primo quería hacerle al evento, confiaba en Dandy, pero el no saber nada de sus intenciones lo llenaba de ansiedad.
Por otro lado, el que sus padres no se presentaran esa mañana en su oficina, después de la rueda de prensa, era otra cosa que lo mantenía a la expectativa. Por fortuna, le había pedido a Nathy que se quedara en su casa, justamente, para protegerla del asedio de los periodistas o de cualquier otra persona que quisiese pronunciarse antes del desfile.
Le agradaba el rumbo que estaban tomando las cosas a su alrededor, había logrado limpiar el nombre de su diosa morena, en pocas horas sería la presentación de la colección, en un día más implantarían el marcapasos especial para corregir la insuficiencia cardíaca de Matilde y… bueno, le faltaba buscarle solución a lo de la posada, aunque sabía que eso iba a tomarle toda la dedicación y el tiempo que no le había dado hasta ahora por sus tantas obligaciones con la corporación.
Editado: 07.10.2021