Después del evento y una vez que, gracias a sus escoltas y demás personal contratado para resguardarlos, rápidamente lograron evadir a familiares, socios, influencers y periodistas. Dandy junto a Lance, los Riot y algunos modelos del desfile se escabulleron hasta uno de sus lugares favoritos para disfrutar de una privada y muy merecida celebración. Era tan relajante no tener el peso del evento sobre su espalda que el diseñador se dio a la tarea de olvidarse del mundo y, al menos por esa noche, sólo le importaba brindar y bailar.
—Entonces, ¿sólo ibas a «cambiar un poco» el cierre del evento? —Lance preguntó burlón a su primo, recreándose aún en el agradable éxtasis que le dejó ese momento.
—Sólo un pequeño susto para «alinear los chakras» de toda la familia —respondió Dandy en el mismo tono mientras ambos chocaban sus bebidas observando al resto bailando y divirtiéndose. El lugar había sido reservado exclusivamente para ellos.
—Sin dudas te saliste con la tuya y les diste un susto, aunque estoy seguro que no fue nada «pequeño».
Su amena conversación se vio interrumpida cuando Lester intervino mientras se sentaba en el sofá, haciéndose de un lugar entre su primo y su hermano para luego chocar, descaradamente, su vaso contra los de ellos, quienes habían quedado boquiabiertos al verlo llegar.
—Si no te desheredaron antes, después de semejante espectáculo, puede que papá lo esté considerando muy seriamente. Al viejo Ivanoff hasta la lengua se le destrabó de la impresión —rio divertido tomando un trago de su bebida mientras sus ojos permanecían fijos en la pista de baile.
—¿Se puede saber a qué santo le debemos el milagro de tu presencia? —preguntó Lance con cierto desgano, su hermano sólo compartía con ellos lo estrictamente necesario.
—¡Qué más va a ser! ¡Dos buenas tetas halan más que una carreta! —replicó Dandy mirando a su primo con recelo.
Estar al tanto de los devaneos de su hermano era casi una misión suicida, pero el motivo de su presencia pronto quedó al descubierto con tan sólo seguir la trayectoria de su mirada la cual, el menor de los Gay Veccio, no desviaba ni siquiera por reflejo.
—A pesar de todo te entiendo, hermanito —ignorando los comentarios, Lester continuó hablando sin mirarlos—. La morena es hermosa y con un cuerpo de infarto —el aludido clavó sus intimidantes ojos grises en su molesto hermano, pero el menor hundió sus hombros despreocupado—. ¡Oye! No te ofendas, sólo estoy siendo sincero.
—Bueno mientras ustedes se debaten en su duelo de ironías, yo mejor me voy a lo que vine… ¡A divertirme! —Dandy abandonó el sofá para adentrarse en el grupo de baile que lo recibió con todo y ovaciones, rodeándolo en el acto.
—¿Desde cuándo te interesa la modelo? —preguntó sin titubeos logrando que, al fin, Lester se dignase en prestarle atención, volteando hacia él.
—Define «interesa» —esa fue su lacónica y cínica respuesta antes de volver sus ojos a la pista dónde Nathy y Mónica, ajenas al intenso escrutinio, habían rodeado a Dandy mientras subían y bajaban con sexys movimientos de caderas bailando al compás de la contagiante música, logrando que Lance tampoco pudiera desviar la mirada de su diosa morena.
El silencio reinó entre ellos mientras que se enfocaban, cada cual, en aquel objetivo que les robaba el sueño y les alborotaba las ganas.
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—No suelo cuestionar tus decisiones, pero… ¿Estás segura de esto? —Andrew interrogó a su hermana cuando ella le habló de sus intenciones de quedarse esa noche junto a Lance.
—Completamente —le aseguró—. El lunes operan a mamá y entonces me dedicaré 100% a sus cuidados, luego hay que volver —suspiró desviando la mirada, recordando que en menos de una semana estaría de regreso en Cata Linda. Por eso quería compartir un poco más con su novio, aunque le costaba tanto llamarlo así… porque sí, le había dado una oportunidad, pero no tenía la certeza de que esa relación «a distancia» pudiera funcionar. Aun así, por esa noche, quería vivirlo todo junto a él.
—Además, no te hagas el tonto, bien sabes que hay cosas que aún no me terminan de cuadrar —Nathy viró la conversación a su favor y su hermano bufó, sabiendo que lo estaba haciendo adrede para que él dejara de quejarse.
—Sí, ya sé que quieres interrogarme desde que llegué al teatro esta mañana, pero hablaremos mejor cuando estemos en casa, ¿te parece?
—Nos vemos mañana entonces —ella zanjó mientras iba directo hacia donde estaba el motivo de sus deseos.
Por suerte, ya se había ido el antipático de Lester.
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Aprovechando que la morena venía caminando hacia él, Lance se adelantó recibiéndola justo en medio de la pista, uniendo sus pechos mientras bailaban al suave compás de una de las tantas baladas que comenzaron a sonar desde que Dandy prácticamente despidió al DJ y se adueñó del sonido.
Su primo se convertía en una gran piedra en el zapato cuando tenía algunos tragos de más. Y esa noche, había perdido la cuenta de los tragos desde hacía rato.
Nathy le bordeó el cuello con ambas manos y él ajustó el agarre en su estrecha cintura, atrayéndola y envolviendo luego su espalda, sintiéndola por completo, separándose sólo un poco, de vez en cuando, para probar sus deliciosos y tentadores labios.
Editado: 07.10.2021