Chris regresó apresuradamente a la casa con la intención de hablar con Laura, pero ella no estaba. Llamó varias veces a su número, preocupado por ella, pero no logró comunicarse.
Condujo hasta su oficina en plena noche y se encontró con el guardia de seguridad, quien le dijo que no la había visto, así que no tuvo más opción que regresar a casa y esperar.
Chris abrió su calendario para revisar cuánto tiempo quedaba antes de que finalizara su contrato y se dio cuenta de que habían pasado más tiempo juntos del que pensaba.
Después de todo ese tiempo, creyó que tal vez ella finalmente estaba abriéndole su corazón y quería ver qué sucedía entre ellos, pero ahora todo su esfuerzo podría venirse abajo.
¿Y si ella lo ve como un infiel y vuelve a odiarlo?
Chris sabía que ella lo había rechazado en el pasado por el dolor que sentía en ese momento, y decidió esforzarse para merecerla, pero ella aún no lo amaba.
Al día siguiente, Mira llegó con varias bolsas de ropa y las dejó sobre la mesa del centro. Abrió una de ellas, sacó una pequeña caja y se la entregó a Chris, que acababa de levantarse de la cama.
—Toma, es para ti —dijo, pero él no la recibió. Mira tomó su mano con fuerza y le puso la caja en ella.
—Compré esta pulsera para ti y también algo de ropa —insistió, y Chris la dejó sobre la silla a su lado.
—Por cierto, ¿por qué estás en casa a esta hora? ¿Estás esperándome? —preguntó sonriendo mientras se acercaba, pero Chris se levantó rápidamente para evitarla.
—Deberías regresar a tu casa. Aquí no hay lugar para ti —le dijo, dándole la espalda.
—¿Sigues enojado por lo de ayer? De verdad, yo no tuve nada que ver —mintió.
—No me importa —contestó Chris, pero ella no se rindió.
—Fue mamá quien planeó humillarla anoche y solo me pidió que le siguiera el juego. ¿Cómo iba a saber que también te mentiría a ti? —dijo llorando.
—¿Humillarla? —preguntó Chris, sorprendido, y Mira se calló de inmediato, dándose cuenta de que se había delatado.
—Vuelve a tu casa —ordenó él, empujándola para que se apartara y regresó al interior.
Decepcionada, Mira recogió sus cosas y se marchó. Al entrar en su coche, tomó su teléfono y llamó a la madre de Chris.
—Tía, me echó —se quejó, esperando que ella se pusiera de su lado y llamara a Chris, pero recibió una respuesta diferente.
—Creo que lo mejor es que te mantengas alejada de él por un tiempo. Vuelve aquí por ahora —dijo la señora Hugh.
—Está bien, tía. Iré —respondió Mira, refunfuñando mientras arrancaba para ir a verla.
~
Laura terminó de revisar unos documentos y entró en la sala de juntas para una breve reunión sobre el informe de algunos de sus nuevos productos.
Chris la había estado ayudando con varios trabajos durante la semana y tenía que reconocer que había hecho gran parte del trabajo, pero no quería seguir involucrándolo para no depender demasiado de él.
Ese nuevo producto era un sueño y meta de su madre, pero su producción se detuvo tras su fallecimiento. Todos estaban en contra de reiniciar el proyecto hasta que Chris intervino.
El director a cargo comenzó a dar su informe y explicar sobre el marketing y demás mientras todos escuchaban. Al terminar, se detuvo esperando el comentario de Laura.
—Traten de reducir un poco más el presupuesto y entonces podremos iniciar el proceso de producción —dijo.
—Está bien, señora —respondió el director, y Laura se levantó.
—Toda la atención debe centrarse en este producto por ahora. Cualquier otro proyecto que no sea urgente debe quedar en pausa —añadió antes de cerrar la reunión y salir, seguida de cerca por Clara.
—¿Qué sigue en mi agenda? —preguntó.
—Tiene una comida con el vicepresidente de Mime Company, y después una videollamada con dos de nuestras sucursales, y luego…
—Un momento, tráeme un café —le pidió Laura, y Clara asintió cortésmente antes de irse a buscarlo.
Laura entró en su oficina y se dejó caer cansada en su silla. Se sentía con energía para trabajar todo el día sin descanso.
Solo necesitaba mantenerse enfocada y protegerse del dolor.
Clara regresó con el café y lo colocó frente a ella. Laura lo tomó y dio un sorbo.
—Señora, ya que va a reunirse con el vicepresidente de Mime Company… ¿Han vuelto? —preguntó Clara con curiosidad, esperando estar equivocada.
—No, no hemos vuelto. Solo es una reunión de negocios —respondió Laura, tomando otro sorbo.
—¿Por qué la curiosidad?
—Pensé que usted está casada, así que no sería apropiado salir con alguien como su ex —explicó, y Laura asintió.
Clara salió y se quedó junto a la puerta, furiosa. La otra noche, cuando Avan la dejó para ir a algún lado, sospechó que podría ser para encontrarse con Laura, y él nunca volvió. ¿Y ahora iban a almorzar juntos, después de que él cancelara con ella?
Revisó su teléfono para ver si había leído su mensaje, pero no. Lo llamó, pero no contestó. Clara volvió a su escritorio, todavía molesta y alterada.
Laura llegó al restaurante y uno de los camareros se acercó a ella. Le habló de su cita y él amablemente la llevó hasta una mesa donde Avan ya la esperaba.
—Llegaste temprano —dijo ella antes de sentarse y dejar su bolso en la silla de al lado.
—Tenía unos asuntos por aquí cerca —respondió Avan, tomando el menú.
—¿Qué te gustaría pedir? —preguntó.
—Estoy bien con cualquier cosa, no tengo mucha hambre —contestó, y Avan llamó al camarero anterior y le dijo su elección. El camarero lo anotó en una libreta y se fue.
—Pedí ensalada junto con el plato principal, ¿te parece bien?
—Sí, claro. Sobre…
—¿Podemos no hablar de trabajo aún? Comamos algo primero —la interrumpió Avan, sabiendo lo que iba a decir.
—Lo siento, estoy algo sensible estos días —se disculpó ella.
—Sí, has cambiado un poco —comentó él.
—¿A qué te refieres? —preguntó.
—Primero, parece que estamos en una primera cita, como si apenas nos conociéramos.