Matrimonio Con Mi Ex Prometido

Capítulo 32

Laura condujo hasta la casa de los padres de Chris sola, sin su chofer; estacionó su coche afuera y luego se dirigió a la entrada.

Aún se sentía muy molesta por lo que su madre hizo la última vez, pero decidió dejarlo pasar, sabiendo que ella también había cometido errores en el pasado.

Sus madres habían sido grandes amigas y ambas se casaron con hombres en contra de la voluntad de sus respectivas familias, pero su madre tuvo la suerte de ser hija única, así que sus padres no tuvieron más opción. Fue distinto para la madre de Chris.

Laura llegó a la entrada y tocó la puerta suavemente; quería aprovechar la oportunidad para disculparse por su actitud hacia la familia en el pasado y tratar de llevarse bien con ella, si era posible.

Estuvo esperando en la entrada por unos cinco minutos sin que nadie abriera la puerta, así que volvió a tocar. Pronto escuchó una voz familiar, y la puerta se abrió.

Laura se sorprendió al ver a Mira con un delantal puesto y unas manzanas en la mano. Parpadeó varias veces para asegurarse de que no estaba alucinando.

¿Por qué la invitaría si Mira estaba ahí?

—Entra, ¿por qué me miras así? —dijo Mira con rudeza, apartándose para dejarla pasar.

—¡Tía, ya llegó! —gritó hacia dentro, llamando a la madre de Chris, quien también salió de la cocina, con aspecto alterado.

—¿Ya estás aquí? Pensé que tardarías unas dos o tres horas en llegar… Veo que no estás tan ocupada —dijo la señora Hugh, dejando el rodillo que tenía en las manos y quitándose el delantal.

—Pensé que era algo urgente… ¿Qué están haciendo? —preguntó Laura.

—Estamos intentando hacer pizza, pero mamá ni siquiera sabe cómo prepararla bien —respondió Mira.

—Es que hace mucho que no la hago —se defendió la madre de Chris, y Laura soltó una pequeña risa.

—¿Por qué no las ayudo? Se me da bastante bien preparar pizza —ofreció Laura, y ambas la miraron con desconfianza.

Laura se acercó, tomó el rodillo sobre la mesa y entró en la cocina; ambas la siguieron con curiosidad.

Al ver el estado en que estaba la cocina y el desastre que habían hecho entre las dos, suspiró suavemente, se puso un delantal y se puso manos a la obra.

Comenzó limpiando el desastre antes de empezar con el procedimiento para preparar la pizza.

Mira y la madre de Chris la observaron un rato, luego empezaron a ayudarle con algunas cosas menores, y pronto la pizza estuvo lista para comer.

Laura se quitó el delantal tras lavarse y secarse las manos, y al girarse vio a Mira y a la señora Hugh mirando la pizza con hambre.

—Sirvanse —dijo, y Mira enseguida tomó un plato, se sirvió a sí misma y a la señora Hugh. Luego se volvió a Laura para preguntarle si quería un poco también.

—No, estoy bien —respondió ella.

—¿Vas a decir que te hicimos hacer todo el trabajo y nosotras comeremos solas? Debes probar un poco —dijo la madre de Chris, y sacó otro plato para ella.

Las tres se sentaron en el comedor y comenzaron a comer. Al poco rato terminaron, y Laura se ofreció a recoger los platos, pero Mira se negó y lo hizo ella misma.

La señora Hugh carraspeó para hablar después de que Mira se retiró, y Laura la miró atenta.

—Estoy segura de que ya te imaginas por qué te pedí que vinieras —comenzó.

Laura sonrió educadamente.

—No exactamente.

—Bueno, se trata de Chris. Espero que puedas terminar las cosas con él de forma adecuada y dejarlo ir.

—¿Chris también está al tanto de esto? —preguntó Laura, perdiendo la sonrisa.

—No tiene por qué decirme nada. Seguro recuerdas cuando nuestras familias se reunieron en mi cumpleaños para hablar sobre su compromiso con Mira, y el único obstáculo es su matrimonio falso contigo, así que espero…

—¿Cómo se enteró de eso? —la interrumpió Laura, sorprendida.

—Mi hijo no me oculta nada —respondió la señora Hugh, mintiendo y confirmando lo que Mira ya le había contado.

—Entiendo. Si él quiere ponerle fin a esto, entonces yo tampoco me opondré. Prepararé los papeles de divorcio —dijo Laura y se levantó.

—Me retiro, si eso era todo —añadió, ignorando cualquier otra palabra y tomando su bolso.

—De acuerdo, gracias por la ayuda —respondió la señora Hugh, viéndola marcharse en silencio.

Pensó que quizá Laura discutiría o se negaría, pero aceptó divorciarse de su hijo sin protestar. Ahora estaba segura de que no lo amaba en absoluto y se convenció a sí misma de que hizo lo correcto al separarlos.

No permitiría que su hijo estuviera con una mujer que no lo quiere.

Mientras pensaba en eso, Mira saltó delante de ella, sacándola de sus pensamientos.

—¿Mamá, ya hablaste con ella? —preguntó ansiosa.

—Sí, ya se fue.

—Pero no te oí hablar casi nada. ¿Confirmaste si su relación es contractual? —insistió Mira.

—Sí, y aceptó divorciarse de Chris —le informó.

—¿Qué quieres decir...? ¡¿Aceptó?! ¿En serio? —gritó Mira, sorprendida y sin poder creerlo.

—Sí. Deja de gritarme en el oído.

—¿Entonces lo malinterpreté? —se dijo a sí misma, recordando la química que había notado entre los dos.

—Te dije que no hay forma de que una chica arrogante como ella ame a mi hijo —dijo la señora Hugh, irritada.

—Eso no puede ser… Estoy segura por lo que te conté. Tiene esa actitud cada vez que Chris está cerca —insistió Mira, aún incrédula.

—Olvídalo. Espera a que envíe los papeles del divorcio y luego decidiremos —respondió la señora Hugh, y Mira asintió.

~

Laura se negó a volver a la oficina tras salir de esa casa. Fue a la Casa Girasol y comenzó a cuidar las flores.

Era el lugar favorito de su madre por su amor hacia las plantas, y había como un millón de flores allí.

Aunque su nana protestó y le pidió que dejara el trabajo para los jardineros, Laura continuó hasta muy entrada la noche, y solo se detuvo cuando dieron las diez.

Su nana salió a verla sentada en el suelo y le llevó agua. Laura la bebió en segundos, y la mujer volvió a entrar a traerle otro vaso, que también tomó de golpe.




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