Matrimonio Con Mi Ex Prometido

Capítulo 33

Laura se despertó sintiéndose muy débil y cansada; había estado esforzándose demasiado y, sumado a lo ocurrido el día anterior, se sentía completamente agotada.

Trató de buscar su teléfono en la cama para ver la hora, pero la puerta se abrió y Avan entró con una taza de café y unas tostadas.

—¿Cómo es que estás aquí? —preguntó Laura, sorprendida de verlo, e intentó incorporarse, pero él dejó rápidamente el plato y la detuvo.

—No deberías esforzarte —dijo con tanta dulzura que Laura no podía creer lo que oía.

En todos los años que estuvieron juntos, él nunca había hecho algo así. Siempre estaba ausente y, la mayoría de las veces que ella enfermaba, la única que cuidaba de ella era la señora Stevens.

—¿Por qué tienes esa cara de sorpresa? —sonrió Avan y le ofreció la taza de café, luego le puso un par de tostadas en la mano.

—Te dije que ahora quiero ser una mejor persona para ti —añadió al ver la expresión indiferente de Laura, quien, en vez de contestar, sonrió levemente y empezó a masticar lentamente.

Si él hubiera hecho algo así por ella en el pasado, quizá le habría conmovido, pero ahora no sentía nada de eso.

—¿Cuándo llegaste? —preguntó mientras comía.

—Anoche. Tu ama de llaves me llamó. Imaginé que debía ser algo serio porque tú no dejas que nadie entre a esta casa —respondió, entregándole una servilleta.

—Hum, ya veo.

—Me alegra que me haya llamado a mí y no a Chris. Al menos alguien reconoce nuestra relación de tantos años —comentó Avan.

Laura alzó la mirada hacia él, dejando la taza sobre la mesa de noche.

—Qué afortunado eres entonces, por ser el primero en venir —dijo en tono de broma.

—Ah, también llamé a Clara para informarle que no irás hoy a la empresa.

—¡Oh! Sobre eso, pensaba llamarla para que se encargara de todo por mí —dijo ella, intentando levantarse para buscar su teléfono, pero Avan sacó el móvil de su bolsillo y se lo entregó.

—Gracias —respondió ella antes de empezar a escribirle un mensaje a Clara.

—Parece que quieres supervisar esto personalmente. ¿Por qué ya no lo haces?

—Porque ya no es necesario —contestó mientras seguía concentrada en la pantalla.

—¿No quieres verlo? ¿No fue por eso que estabas así ayer? —preguntó Avan, mirándola con intensidad mientras esperaba su respuesta.

Realmente esperaba que no fuera por eso… o peor, que sus peores sospechas estuvieran ocurriendo. Laura siempre fue del tipo que se enamora fácilmente.

—No, solo recibí una mala noticia ayer —mintió ella, dejando el teléfono a un lado y recostándose de nuevo.

—Deberías irte ya. Yo voy a descansar un poco más.

—Está bien. Volveré cuando termine esta noche —respondió, recogió la bandeja y se puso de pie para marcharse.

—¡Ah! Casi lo olvido… él te llamó anoche y yo contesté. ¿No te molesta, verdad?

Laura se incorporó de golpe al escuchar eso. Se rascó el cuello lentamente e intentó mantener una expresión neutra.

—¿Qué dijo?

—Nada. Le dije que era yo y colgó —respondió Avan.

—Oh… —murmuró ella antes de volver a recostarse, mientras Avan salía y cerraba suavemente la puerta tras de sí.

—¿Qué esperabas? —pensó Laura para sí misma, cubriéndose la cabeza con la sábana.

Sentía lástima por ella misma.

¿Cómo había podido apegarse tanto a él tan rápido? ¿Y pensar que él no sentía nada, después de haber actuado de esa manera con ella?

Los sentimientos que tenía ahora eran diferentes a los que alguna vez sintió por Avan. Al menos con él, fue Avan quien la quiso primero… aunque ahora ella ya no sentía nada por él.

Avan dejó los platos en la cocina, los lavó, ordenó todo y salió. Tomó su traje, que había dejado sobre una silla la noche anterior, y se fue de la casa.

Al subir al coche para arrancarlo, se detuvo un momento al recibir un mensaje de Clara:

“¿Funcionó algo?” —decía el mensaje, pero Avan lo ignoró.

La noche anterior, cuando recibió el mensaje de la nana de Laura, estaba pasándola bien con sus amigos. Pero algo le inquietaba desde que ella se marchó abruptamente durante el almuerzo que compartieron.

Decidió ir a verla, sabiendo que si ella lo había dejado entrar en la Casa Girasol, entonces algo definitivamente estaba mal.

Cuando llegó, el guardia de seguridad lo dejó pasar por primera vez. No le resultó difícil encontrar la habitación de Laura: la puerta estaba decorada con su color favorito, así que supo de inmediato que era esa.

Ella no se veía nada bien, y tuvo que cuidarla durante toda la noche. Ella se aferró a él y lloró en sus brazos, lo que le provocó una ternura que nunca antes había sentido… o tal vez fue simplemente porque era la primera vez que la veía llorar así.

Pero cuando Chris llamó al teléfono de Laura, Avan sintió celos.

Cuando contestó, fingió que Laura estaba con él en la habitación y le dijo que estaba en la ducha. Chris colgó de inmediato, pero él no le contó a Laura la verdad.

Temía, en el fondo, que ella realmente estuviera enamorándose de Chris.

Una llamada de Clara lo sacó de sus pensamientos. Respondió al instante.

—¿Cuándo vas a llegar? El señor Chris ya está aquí —gritó ella al otro lado de la línea.

—Ya voy en camino —respondió él, colgó y condujo hacia la empresa.

~

Chris se sorprendió bastante cuando Clara le dijo que Laura no asistiría a la reunión.

No pudo dormir en toda la noche después de escuchar aquellas palabras de Avan.

Quiso devolver la llamada, pero tenía miedo de lo que podría escuchar si lo hacía.

¿Cómo podía estar ella sola, en una habitación, con su exnovio durante toda la noche?

Quería una explicación, y por eso había esperado hasta ese momento.

Pero al enterarse de que Laura no vendría, se sintió decepcionado.

Sin embargo, al saber que al menos Avan estaría presente, sintió cierto alivio.

Eso significaba que, al menos, no estaban juntos ahora mismo.




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