Matrimonio Con Mi Ex Prometido

Capítulo 36

Los ojos de Laura se abrieron de golpe y empujó a Chris lejos de ella, presa del pánico; por un segundo había olvidado que Mira tenía acceso a ese lugar.

Chris se sobresaltó, pero entonces escucharon su voz de nuevo, y parecía estar justo en la puerta. Se levantó molesto y disgustado, saliendo de la habitación, mientras Laura empezaba a arreglarse la ropa apresuradamente.

—¡Chris! —escuchó la voz emocionada de Mira desde fuera al verlo.

—¿Qué haces aquí? —preguntó, claramente irritado.

—¿Ya estabas durmiendo? Aún es temprano —dijo ella, esquivando la pregunta e intentando mirar dentro de la habitación, pero Chris bloqueó la entrada con su cuerpo.

—Esa no fue mi pregunta —respondió, aún más molesto.

—Mamá me pidió que te trajera unos platos, ya que ibas a estar solo —respondió, contrariada por su reacción—. Ya los dejé en la cocina, así que… ¿qué tal si comemos algo juntos? —añadió, buscando una excusa para quedarse.

—Ni lo sueñes, puedes irte —le dijo Chris y la apartó de la puerta.

—No quiero repetírtelo —agregó, sabiendo lo terca que podía ser.

—Está bien, ya me voy —respondió decepcionada, aunque por dentro aliviada de que él estuviera solo y no con Laura—. Mañana vendré a verte —dijo finalmente y bajó las escaleras. Chris esperó hasta oír la puerta principal cerrarse antes de regresar a la habitación.

Laura estaba sentada en la cama y, al verlo entrar, se levantó de inmediato, le dedicó una sonrisa forzada y tomó sus bolsas para irse.

—Buenas noches —murmuró al pasar junto a él.

—Te vas a quedar aquí esta noche —dijo Chris con tono autoritario y la detuvo. Le quitó las bolsas y las dejó en el suelo, luego la llevó de nuevo a la cama y la obligó a recostarse.

—Chris, basta —protestó Laura, pero él se acostó a su lado y la abrazó.

—No te voy a tocar —le dijo, pensando que eso era lo que le preocupaba, y cerró los ojos.

—Tengo hambre —dijo Laura, buscando una excusa para liberarse.

—Durmamos dos horas y luego comemos algo juntos —le propuso, aflojando un poco el abrazo pero acercándola más a él.

Laura forcejeó para levantarse, pero la fuerza de Chris era mayor, así que terminó rindiéndose después de unos minutos.

—¿Chris, estás dormido? —preguntó después de cinco minutos sin notar ningún movimiento. Al no recibir respuesta, decidió cerrar los ojos y descansar un poco.

—¿Puedo hacerte una pregunta? —preguntó de pronto, sobresaltándola.

—¿Qué? —respondió.

—¿De verdad dormiste en la misma cama con él anoche?

—No dormimos juntos. ¿Por qué piensas eso? —replicó, y escuchó un largo suspiro de su parte, luego se quedó en silencio y se durmió.

Solo le tomó unos minutos a Laura quedarse dormida, y poco después, Chris abrió los ojos, se giró un poco, tomó el edredón y lo colocó sobre el cuerpo de ella cuidadosamente.

Volteó la cara y comenzó a pensar en cómo contarle a Laura sobre Avan y Clara. Estaba casi seguro, por las palabras que había escuchado, de que lo estaban engañando, pero con el asunto del contrato comercial —sobre el cual habían mentido tanto tiempo— no quería confiar del todo en el juicio de Laura sobre ellos.

El contrato era tan obvio que hasta un principiante notaría que algo no estaba bien, así que se preguntaba por qué Laura no lo había notado antes… ¿o simplemente era muy ingenua?

Se giró de nuevo hacia ella y colocó su cabeza sobre su hombro antes de cerrar los ojos también para dormir.

~

Chris estaba sentado en su oficina a punto de terminar la jornada cuando su secretaria entró a darle un mensaje de parte de su madre: debía ir a un restaurante elegante cerca de su casa.

Chris despidió a su secretaria después de recibir el mensaje y la envió fuera.

Cerró su portátil y llamó a su madre para saber si pasaba algo, pero ella no contestaba. Tampoco lograba comunicarse con su padre.

Estaba cansado después de trabajar toda la semana, y el fin de semana era su único momento de descanso, pero su madre quería que fuera a ese restaurante, y Chris estaba seguro de que no era solo para cenar juntos.

Se levantó y salió de la oficina, le indicó a su secretaria que se retirara después de terminar algunos asuntos y pidió al chofer que se fuera a casa por el fin de semana.

Manejó hacia el lugar con la ayuda del mapa y condujo durante una hora antes de llegar.

Aparcó en el estacionamiento, y un empleado del restaurante lo condujo hacia el interior.

El lugar era muy tranquilo, más bien como un restaurante exclusivo donde solo los de alto nivel acudían a tener reuniones privadas.

Chris sabía con certeza que su madre estaba tramando algo que probablemente no le iba a gustar, y sentía cierta incomodidad, pero aun así entró y dio el nombre de su madre. Luego lo llevaron a una sala privada donde se suponía que ella estaba.

El empleado se detuvo frente a la puerta, se inclinó con respeto ante Chris y luego se retiró. Chris le dio las gracias, aunque no estaba seguro de que lo hubiera escuchado, y entró a la habitación.

—Mamá, ¿por qué…? —se detuvo al ver que no solo estaba su madre, sino también su padre, los padres de Mira… y Mira.

Todos se giraron al escuchar su voz y dejaron de hablar. Mira fue la primera en levantarse, se acercó rápidamente y le tomó del brazo con una gran sonrisa. Chris entendió de inmediato lo que estaba pasando, pero aun así preguntó:

—¿Qué está pasando aquí? ¿Y tú qué haces aquí? —dijo, dirigiéndose a Mira.

—¿Por qué tardaste tanto? Estábamos a punto de empezar a comer porque llegabas tarde —se quejó su madre.

—Chris, siéntate aquí —dijo Mira, arrastrándolo hacia un asiento entre ambos padres.

—Me avisaste de esta reunión hace solo una hora y querías que corriera. Además, dijiste que era una cena familiar —respondió Chris, rechazando amablemente el vaso de agua que le ofrecía Mira.

—Por supuesto, Mira y sus padres son nuestra familia —respondió su madre, sonriendo a la madre de Mira, quien también era su amiga.




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