Matrimonio Con Mi Ex Prometido

Capítulo 37

Laura regresó a casa e intentó llamar a Clara para que la ayudara con unos archivos en la oficina, pero su teléfono estaba apagado. Pensó en lo extraño que había estado actuando Clara últimamente, y eso la hizo preguntarse si algo le estaba pasando.

Parecía distraída en el trabajo y ni siquiera tomaba en serio sus instrucciones. Durante toda la jornada no hizo nada bien, se la pasó bostezando en las reuniones, tanto que Laura tuvo que pedirle que se retirara.

Clara llevaba ya mucho tiempo trabajando con ella y sabía cuánto se preocupaba por ella y por la empresa, pero no quería abrirse ni contarle nada, siempre decía que todo estaba bien, y eso la inquietaba aún más.

Y luego estaba Chris… todo parecía haber vuelto a la normalidad entre ellos, pero en realidad el ambiente era frío y extraño. No le había dado ninguna explicación por su comportamiento ni había vuelto a mencionar el divorcio.

Laura se sentía aliviada de que Mira ya no estuviera en la casa y que solo quedaran ellos dos, pero Chris llegaba tarde todos los días y no habían tenido oportunidad de hablar adecuadamente sobre el contrato, el cual terminaría en menos de dos semanas.

Dejó de intentar llamar a Clara y decidió ir ella misma a la oficina, pero justo cuando salió de la casa, recibió una llamada de Clara y contestó de inmediato.

—Lo siento, señora —se disculpó Clara desde el otro lado de la línea—, estaba ocupada.

—Está bien. ¿Puedes traerme el archivo azul que dejé sobre mi escritorio? Estoy en casa de Chris.

—De acuerdo, señora. Voy en camino.

—Tómate tu tiempo, ¿sí? —dijo Laura antes de colgar y regresar al interior de la casa.

Se dio una ducha rápida, se cambió por ropa cómoda y preparó unos fideos para cenar. Luego se acomodó en el sofá con un poco de palomitas de maíz para ver una película. Justo antes de que comenzara la cinta, pensó en llamar a Chris para preguntarle a qué hora regresaría, así que marcó su número.

El teléfono sonó un par de veces antes de apagarse. Laura lo intentó de nuevo. Esta vez, no sonó mucho antes de que alguien contestara.

—Chris, ¿cuándo vas a... —se detuvo al escuchar la voz de Mira en lugar de la de él.

—¿Por qué llamas? Chris está ocupado ahora —dijo Mira, y Laura tardó unos segundos en responder.

—¿Por qué contestas su teléfono? —le preguntó con frialdad.

—Yo pregunté primero. Y, por cierto, estamos reunidos con nuestras familias para hablar de nuestro matrimonio. Estoy segura de que recuerdas tu promesa de divorciarte de él —añadió Mira, dejando a Laura en silencio.

Mira colgó a los pocos segundos. Laura se quedó mirando la pantalla del teléfono, sintiendo como si le hubieran arrojado un balde de agua helada. No necesitaba escuchar nada más para entender la situación.

Chris ya estaba cumpliendo con lo que había planeado hacer después de esos doce días: reunirse con su familia y, probablemente, cenar con ellos.

Laura volvió su atención a la película, masticando lentamente sus palomitas, intentando no pensar en ello.

~

Mira se mostró satisfecha tras colgar la llamada y borró rápidamente el registro antes de regresar al salón, aliviada de que Chris aún no hubiese vuelto del baño. Se sentó de nuevo y colocó su teléfono en el mismo lugar de donde lo había tomado, luego siguió comiendo.

—¿Quién era, que tuviste que salir a contestar? —preguntó su madre de repente, justo cuando Chris regresaba.

—Nadie importante —respondió Mira con una sonrisa nerviosa, esperando que Chris no se enterara o se enojaría de verdad.

—¿Ya terminaste de comer? —preguntó la madre de Chris al ver que no tocaba la comida.

—Sí, la comida no me cayó bien —respondió él.

—Como todos estamos por terminar, ¿por qué no hablamos del motivo por el que estamos aquí? —dijo de repente el padre de Mira, y todos dirigieron la mirada hacia él. Carraspeó antes de continuar:

—Chris, en realidad, cuando supe que te habías casado y que mi hija vivía en tu casa, me sentí enojado y decepcionado. Pero luego Mira me explicó los motivos de tu matrimonio repentino y creo que eres un buen hombre de negocios, dispuesto a hacer lo necesario para tener éxito, así que estoy dispuesto a dejar eso atrás.

—No entiendo... ¿a qué se refiere? —preguntó Chris, ya sospechando el rumbo de la conversación.

—Creo que hay un malentendido aquí —dijo con calma.

El padre de Mira era un hombre muy influyente en el mundo de los negocios, y Chris sabía que no era buena idea enemistarse con él.

—No necesitas explicarlo, lo entiendo. Escuché que terminarás todo con la otra mujer esta semana. Quiero que ambas familias formalicen lo de ustedes para evitar problemas futuros.

—Por supuesto, estoy muy feliz de que nuestras familias por fin se unan —dijo la madre de Chris, tomando la mano de Mira con una mirada tierna. La madre de Mira también sonrió con alegría, pero Chris se sentía cada vez más incómodo y perdido.

Sabía que tenía que detener aquello antes de que avanzara más.

—Nunca he hablado de matrimonio con Mira, y no tengo planes de casarme con ella —dijo de pronto, interrumpiendo el momento feliz.

—¿Qué estás diciendo delante de tus suegros? —gritó su madre, y se apresuró a disculparse con los padres de Mira.

—Espera un momento, escuchemos lo que tiene que decir —intervino la madre de Mira, deteniéndola.

—¿Qué va a decir? Seguro está tan feliz que no sabe lo que dice —intentó minimizarlo la madre de Chris.

—No, yo también quiero escucharlo. Dime, ¿cuál es tu posición? —preguntó el padre de Mira.

—No amo a Mira y no pienso casarme con ella, incluso si me divorcio —respondió Chris, provocando un profundo silencio en la sala.

La madre de Chris lo miró con furia. Mira, asombrada y herida, apenas podía contener las lágrimas.

—Chris… ¿cómo puedes decir eso? Frente a nuestros padres… me dijiste que no la amabas —dijo Mira con voz temblorosa.




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