Laura continúa conduciendo por un largo tiempo antes de decidir ir directamente a la casa de Ella y quedarse con ella.
Llegó a la casa y, por suerte, Ella justo estaba entrando con Pumpkin, así que las tres entraron juntas.
Ella ayudó a Pumpkin a quitarse la ropa y a cambiarse por otra, luego la dejó jugar con sus juguetes.
—¿Qué pasa, cariño? No recibí tu llamada —dijo Ella después de volver a la sala y encontrarse con Laura.
—No planeaba venir, ¿no va a comer algo Pumpkin? —respondió Laura.
—No, ella ya cenó.
—¿Pelea de pareja? Parece que sí —dijo y le ofreció una bebida.
—Creo que una cerveza estaría mejor —dijo Laura, y Ella la miró sorprendida.
—¿Cerveza? Tú nunca tomas eso, siempre quejándote de que es para campesinos como nosotras.
—Vamos…
—Está bien, te la traeré —dijo y le sirvió un poco de pollo junto con ella.
—¿Entonces qué pasó? —preguntó.
—¿Puedes creer que Chris… olvídalo —Laura tomó su cerveza y la bebió de un trago, pero Ella se la quitó de las manos.
—¿Vas a bebértela toda de una vez? No es como si tuvieras mucha tolerancia al alcohol, mejor come un poco de pollo.
Laura se calmó y tomó el muslo del pollo, luego lo devoró con hambre. Tomó otra parte y continuó comiendo apresurada.
—Ahora, dime con calma cuál es el problema —dijo Ella y le devolvió la bebida.
Laura dudó esta vez en decir algo al respecto. Si le contaba a Ella que Avan la engañó con Clara, se enojaría y podría ir a enfrentarlos.
—Tuve una pequeña discusión con Chris —finalmente le dijo, omitiendo la parte del engaño.
—¿Qué discusión te dejó tan alterada así? —preguntó Ella y Laura se acomodó en su asiento y la miró.
—Dime, si estás casada con alguien y descubres algo que deberías contarle, ¿te lo quedarías para ti o se lo dirías? —dijo de forma complicada y Ella se rascó la cabeza buscando una respuesta.
Como no sabía de qué se trataba el asunto, decidió preguntar, pero Laura se negó a decirle.
—Entonces diría que depende de lo que sea ese “algo”. Si es algo que podría herirlo, tal vez no, pero si es algo que podría ayudarlo, entonces sí.
—Olvídalo, tu respuesta está equivocada.
—Ya que tú misma decidiste la respuesta, ¿por qué preguntas? —dijo Ella encogiéndose de hombros.
—Pero si Chris te oculta algo, entonces deberías examinarte a ti misma. Todos saben lo irrazonable que puedes ser.
—¿Qué? ¡Acabas de decirme que soy una persona irrazonable! —exclamó Laura, molesta.
—Lo siento, su alteza, pero estoy segura de que sea lo que sea, no es algo por lo que deberías pelear con tu esposo —dijo y colocó otra botella frente a ellas.
—¿Pero estás segura de que puedes manejar esta cantidad de licor?
—Voy a quedarme a dormir, así que no hay de qué preocuparse —respondió y Ella asintió comprensivamente.
Pumpkin llamó a Ella y ambas voltearon hacia la habitación donde estaba jugando. Salió sosteniendo uno de sus juguetes y se acercó a Ella.
—Ella, mi muñeca tiene una pierna rota —se quejó y Ella se la quitó.
—No te preocupes, te conseguiré otra —la consoló y sacó un dulce de su bolsillo, luego se lo entregó.
—Pumpkin, ¿por qué no dejas de jugar ahora y te refrescas para que puedas ir a dormir? —sugirió Ella, y ella dejó caer el juguete con disposición.
—Está bien, Ella —dijo.
—Pumpkin, ¿quieres que tu madrina te bañe en su lugar? —ofreció Laura, y ella asintió emocionada.
—Hmm —respondió con agrado, y Laura sonrió, la levantó y se puso de pie, mientras Ella también sonreía dejándola encargarse.
Laura le dio un baño completo, la ayudó a ponerse su pijama, luego la llevó a la cama y le contó un cuento para dormir mientras Ella atendía una o dos cosas por la casa.
Se durmió al inicio del segundo cuento y Laura salió de la habitación en silencio para no despertarla, cerró la puerta y fue a reunirse con Ella en la cocina, donde estaba limpiando.
—¿Ya se durmió? —preguntó Ella, sorprendida de que Laura hubiera vuelto tan rápido.
—Sí, se durmió antes de que pudiera comenzar el siguiente cuento —respondió y se sentó en un taburete.
—No lo puedo creer, yo siempre tengo que acariciarla, leer y leer otra vez antes de que logre dormir.
—¿Por qué es así? No parece ser problemática por lo que recuerdo.
—Sí, pero no se ha sentido muy bien la semana pasada, y el doctor dijo que es a causa de su enfermedad —explicó Ella.
—¿Es tan grave? Cuando me dijiste que no se sentía bien pensé que era una enfermedad normal de niños.
—No, es más que eso, y lo que lo empeoró es su tipo de sangre, es muy raro.
—Tu tipo de sangre no es raro —afirmó Laura.
—Sí, supongo que es el de su padre, y tuve que pagar mucho dinero para conseguir sangre compatible para la transfusión.
—¿Por qué no me contaste todo esto? Debería haber estado contigo. ¿Cómo está ahora? ¿Ya mejoró?
—Sí, el doctor dijo que regresemos pasado mañana para el chequeo final.
—Eso es genial, iré contigo. Pero, ¿no crees que deberías contarle a su padre sobre ella?
—Quiero hacerlo, pero no puedo —dijo Ella, terminando lo que hacía y se sentó frente a ella.
—¿Por qué no? En lugar de pagar para conseguir sangre, podrías dejar que la reciba de su padre. Además, si algún día te pregunta por su papá, ¿qué le vas a decir?
—Mira, no es que no quiera contarte, pero…
—¿Pero qué? ¿Es alguien que conozco?
—Sí, tu hermano —le dijo.
—No tengo un… oh, Nicholas —dijo Laura, y las dos guardaron silencio un momento.
—¿No le has dicho por mí o… cómo se conocieron ustedes dos? —preguntó asombrada.
—Es una larga historia, pero no es por ti. Solo que en realidad no salimos, y yo era la que estaba enamorada de él, no al revés —Laura suspiró e intentó no decir nada que molestara a Ella.
Si fuera cualquier otra persona, sabría qué decir, pero se trata de su mejor amiga y su hija.