Matrimonio Con Mi Ex Prometido

Capítulo 51

Nicholas también dio un paso adelante para detener la inminente pelea. Laura nunca respetó a su madre y ambas siempre se han mantenido al margen la una de la otra, y estando ahora en el mismo lugar, definitivamente no habría paz.

Él sabe que su madre puede ser excesiva, pero no permitiría que Laura la insultara en su presencia.

—Laura, ya basta —le dijo y jaló a su madre hacia sí.

—Mamá, no tengamos este drama hoy, ¿sí? —dijo. Sharon chasqueó la lengua silenciosamente y suspiró con ira; no dejaría que Laura arruinara su día.

La empleada vino a llamar a todos a la mesa para comer y eso logró detener la tensión; todos se dirigieron al comedor.

Las personas presentes eran dos de los hermanos de Sharon y una de sus hermanas con sus esposos, una de las tías de Laura por parte de su padre, el hijo de su tío fallecido que también gestiona la panadería con Nicholas y Sharon, y algunas personas que Laura no conocía.

Todos se acomodaron en sus respectivos asientos, con Sharon tomando la posición de su padre. Las otras empleadas salieron con varios platillos y comenzaron a servir a todos.

Nicholas ayudó a su madre a escoger la comida que más le gustaba y ella sonrió, orgullosa de su hijo filial.

—Laura, fui a la oficina para verte hace unos días, pero tu secretaria no me permitió entrar —dijo su tía, quien había estado intentando hablar con ella desde que llegó, rompiendo el silencio en la mesa.

Laura levantó la vista de su plato, pues solo movía la cuchara sin comer nada.

Sabía que su tía seguramente necesitaba su ayuda con algo y por eso estaba intentando tanto hablarle.

—¿Hay algún problema? —respondió y continuó jugando con su comida mientras Chris se excusaba para ir al baño.

—Verás, tu tío cometió un pequeño error con los fondos del negocio y quería hablar contigo sobre eso, pero antes de que pudiera, lo mandaste arrestar por fraude empresarial —explicó, levantándose con un aire de tristeza, como si fuera a llorar.

—¿Tío? —Laura se rió de lo ridículo que le sonaba y apartó el plato, jalando el vaso de agua hacia sí.

—¿Y qué con eso? —preguntó.

—No puedes dejar que vaya a la cárcel por ese pequeño error, sabes que siempre te apoyé a ti y a tu madre antes de que muriera —Laura golpeó la mesa con fuerza al escucharla mencionar a su madre.

—¡Pequeño error! Tu esposo despilfarró cien millones de dólares y lo llamas pequeño error —espetó furiosa y su tía guardó silencio, sentándose de nuevo mientras pensaba en otra forma de convencerla.

Sharon continuó comiendo como si no escuchara nada de la conversación y cuando terminó, pidió a la empleada que le trajera sopa y se quejó de la comida como siempre.

—Laura, deberías entregar pronto las acciones que tienes —comenzó a decir en voz baja, sin levantar la vista, pero Laura tampoco se inmutó y respondió en el mismo tono.

—¿Y por qué? —preguntó.

—Esas no te pertenecen, las has tenido mucho tiempo y es hora de devolverlas —dijo Sharon con más firmeza esta vez, lo que hizo que Laura se echara a reír.

—¡Qué hipócrita! —dijo entre risas y Nicholas, sentado junto a su madre, sintió que se avecinaba otra pelea.

Sharon miró a Laura con enojo, deseando poder acercarse y abofetearla allí mismo, pero se contuvo.

Había planeado todo durante mucho tiempo y no dejaría que una niña arruinara lo que tanto le costó. Fue mala suerte de su padre haberse acostado con ella aquel día y cuando quedó embarazada, lo obligó a hacerse responsable amenazando con contárselo a su esposa, así que él rápidamente asumió todo para no herirla.

En las últimas dos semanas, los hermanos y la hermana de Sharon la habían visitado para informarle de los cambios en la empresa y cómo Laura empezó a ejercer poder sobre sus oficinas y las subsidiarias.

Estaba furiosa con ellos por su estupidez que le dio a Laura excusas para despedirlos, pero aún más furiosa con Laura por intentar pisotear su autoridad ahora que estaba casada.

Cuando ganó autoridad como esposa de su padre, lo primero que hizo fue amenazar a su inútil padre para que la hiciera firmar unos documentos que aseguraran su lugar y el de su hijo y familia.

Fue ingenua al confiar en su padre y firmarlos sin preguntas, dándole acceso fácil, pero no sabía que aquel loco había puesto una condición: Nicholas solo tendría acceso total a sus acciones cuando se casara y trabajara para alcanzar un puesto alto en la empresa con el consentimiento de Laura respecto a su desempeño.

Como si eso no fuera suficiente, él se negó a permitirle tomar algún puesto en las empresas, aunque su familia sí podía.

Sharon aceptó sin opción y después de eso, él desapareció quién sabe a dónde, dejándole toda la autoridad. Ella controla a la gente que colocó en la junta directiva y tiene su propia parte de las acciones.

—¿Te niegas a entregarlas a su dueño legítimo? —preguntó Sharon de nuevo y Laura asintió.

—Veo que ya te crecieron alas ahora que estás casada, ¿realmente quieres enfrentarte a mí?

—Te crees demasiado —se burló Laura y continuó—. Te he dejado hacer lo que quieras porque no quiero tener nada que ver contigo ni con nadie aquí, pero ya estás sobrepasando tus límites.

Todos en la mesa soltaron un jadeo y esperaron la respuesta de Sharon, hablando en voz baja entre ellos, preguntándose de dónde sacaba Laura esa confianza.

—Mamá, ¿puedes dejar esto y no hacer más problemas? —intervino Nicholas. Sabía que su madre se refería a las acciones que él heredaría tras casarse, pero no creía que le pertenecieran ya que el negocio no era de su padre.

—¡Tú cállate la boca! —gritó Sharon poniéndose de pie frente a Laura. Caminó hasta ella y golpeó la mesa con furia.

—¿Quién te crees que eres? —gritó.

—¿Y tú quién crees que eres? —replicó Laura poniéndose de pie con voz calmada.

Los demás observaban esperando que la pelea estallara, pero justo entonces Chris regresó y se puso entre ambas.




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