El despertador comenzó a sonar, Marcos se removía entre sus sábanas, estira el brazo hacia la mesita de noche y apaga el sonido estridente que le zumbaba los oídos.
Se levanta de su cama para darse una ducha, pero antes saca su iPod y coloca la canción de Bryan Adams, tiempo atras no le gustaba ese tipo de canciones y ahora sentía un gusto por ellas.
Quizás porque le traían un recuerdo grato... una imagen... una persona... aún recuerda el rostro de una chica con una mirada vivaz, y una personalidad única.
¿Que buscaba ella entre su ropa, quería desnudarlo en pleno público? Sonreía mientras secaba su piel con la toalla, frente al espejo.
Su nombre lo lleva grabado en su mente Mariana la chica del cabello trenzado.
¿De dónde era? ¿Con quién vivía? Sintió mucha curiosidad, tuvo ganas de regresar a Roma y buscarla; sin embargo, prefirió seguir con su vida de empresario entregado, tenía mucho de qué ocuparse y el tiempo no le deba para buscar a alguien, aparte ya su papá habló con él, muy pronto conocerá una mujer, para contraer matrimonio.
Ahora tenía dos contratos grandes por cerrar, debía concentrarse, pero...aquellos recuerdos no lo estaban ayudando, apaga la música, se termina de cambiar, cuando se está abotonando la camisa blanca, su hermano Joseph entra a su habitación.
—¿Cómo es eso que te vas a casar con una chica que ni conoces?—Inquiere su hermano, tumbándose en su cama— ¿por qué haces lo que papá dice? ¡Estamos en pleno siglo 21 y todavía siguen arreglando matrimonios! Tú ¿ya viste como terminaron papá y mamá? Marcos...piensa bien la locura que vas a cometer, hermano…— Marcos buscaba en su closet el saco que combinaba con su pantalón clásico, ya se había puesto la corbata y solo escuchaba las retahílas de su hermano menor.
—es un matrimonio por negocio, no por amor y si en algunos años decidimos divorciarnos, puedo decir que le saqué mucho provecho, lo veo por ese lado hermano.
—¿Por qué piensas igual que mi padre? — le reclamó con enojo—no te duelen los sentimientos de nuestra madre, no has visto cómo sufre por la separación. ¡Por Dios Marcos es una mujer, un ser humano con sentimientos!
—¡Joseph! ¡No te metas en mis asuntos! Todavía nos falta mantener la empresa a flote, necesito más dinero, más influencia, y mi padre me dijo que este matrimonio me abriría esas puertas, así que hermano, esta es una oportunidad de oro que no pienso desaprovechar, se termina de abotonar y sale de la habitación, su hermano se va tras de él.
—Buenos días, mamá — saluda a Helena con un beso en la mejilla, se encuentra en la cocina preparando el desayuno. Chantal ya se había ido a la escuela.
—Marcos, siéntate, hijo— él obedece y comparte el desayuno con su madre y su hermano.
En la mesa hubo un corto silencio entre todos. En realidad, Helena no está de acuerdo con esa boda, Marcos todavía es muy joven, necesita conocer a más chicas.
—Hijo, sé que ya eres mayor de edad, y puedes tomar tus propias decisiones— Helena corta el silencio y le hablaba con preocupación, miraba a Marcos con un gesto de ternura, para ella sigue siendo un niño. —No voy a impedir lo que tú quieres hacer, solo te digo que no dejes tus sentimientos a un lado, ¡es la única forma para que seas feliz!
—Mamá tú también se lo vas a permitir! — le reclama Joseph —¿vas a dejar que se case con una desconocida? — miraba a su madre que no respondía, luego se dirige a Marcos — ¡vas a cometer un grave error! Mi padre ya no está en este lugar, hace mucho tiempo dejó la casa y todavía sigue metiendo sus narices en nuestras vidas, yo no—… Marcos le pega un puño fuerte en la mesa, haciéndolo callar.
—Joseph respeta que estás hablando de nuestro padre! ¡y este asunto muere aquí! No quiero escuchar que se hable más de este tema—. Le advierte con su nariz dilatada por la tensión.
Joseph se levanta y se va a su habitación, quería que Marcos desistiera de esa locura del matrimonio, estaba enojado con su padre todavía tomando decisiones sobre ellos como si fueran niños, pronto cumpliría diecisiete años, desde las 10 años él ha estado ahorrando dinero, ya casi tiene lo suficiente para comprar un departamento, apenas tenga la oportunidad se iría de casa a vivir independiente, su papá no lo va a dominar como lo está haciendo con su hermano Marcos, a él no lo van a obligar a hacer algo que no quiere.
En la oficina Marcos pensaba en la conversación que tuvo en casa con su familia.
¿cómo iba a escuchar a su hermano, si es un muchacho desobediente que le guarda rencor a su padre?.
Algo que lo dejó meditando fue lo que le dijo con respecto a tener en cuenta los sentimientos de la mujer.
— ¡Joder! Este matrimonio es diferente, mis padres se amaban, nosotros no, ni siquiera la conozco.
Se pone de pie frente a la ventana del edificio, mirando parte de la ciudad, trajo a su memoria los primeros negocios que hizo cuando tenia 15 años en la secundaria, nunca perdió ni un peso y lo que ganaba lo reinvertía, generando más ingresos para su capital.
Se inscribió en la bolsa de valores, manejándola a su antojo y despojando a muchos, del dinero invertido, es dueño de dos casinos muy populares de la ciudad y ya está haciendo contratos fuera del país, le ha tocado viajar a Bangladesh, Filipinas, China y Tailandia. En su corta carrera ha cerrado mas de 10 contratos y ningún cliente se le ha retractado.
—Señor Marcos—se dirige a él su secretaria, siempre le tiembla la voz cuando lo llama señor Marcos, ese catálogo de señor es por ser el gerente general, aunque lo hacen ver más maduro de su edad, él prefiere que lo llamen así para que le sigan temiendo y respetando—lo buscan en la recepción.
—¿Quien es?¿lo tengo en mi agenda?
—No señor, dice que se llama Lorenzo Hidalgo.
—Hazlo pasar y por favor que no me interrumpan—, responde él, caminando hasta su escritorio.