Matrimonio por obligación Libro 3

Cap 8 Su prometido

El resto de la tarde Lucy la pasó en su habitación, no quería salir mientras su madrasta estuviera por ahí presente, ya no la soportaba, Agatha le llevó la cena al cuarto, pero ella casi no tenía hambre, estaba cansada por el viaje y de tanto forcejear con esas mujeres que le dejaron su cuerpo adolorido.

—¡Me trajeron a esta casa para ser una empleada más!, mi papá me va a escuchar, nunca  veló por mí, en mis cumpleaños nunca me visitó, ni una llamada recibí, cuando yo más lo necesitaba él nunca estuvo, y ahora me humillan con ese uniforme de empleada del servicio, mientras su esposa y su hijo reciben toda su atención, yo soy un punto aparte—. Sus lagrimas brotaban  de impotencia —por favor Agatha cuando la bruja se quede dormida sácame de esta casa, solo abre la puerta y yo me voy—le suplicaba, tomando su mano.

—Mi niña ¿a donde vas a ir?, no tienes otro lugar, esta ciudad es muy grande, mejor espera mañana y hablas con tu papá.

—Tengo miedo Agatha, no se cual de los dos será peor, si mi madrasta o mi padre, a quién no he visto desde que tenia 10 años, él no me quiere, lo percibo en mi corazón, siempre he estado sola, nunca he recibido amor y el único recuerdo que tenia de mi madre, eran dos fotos que se quemaron junto con mis libros—…Lucy parpadea y exclama:—la chaqueta quedó dentro del auto, en uno de los bolsillos tengo una foto de mi madre y el número de teléfono de Dominic.

Antes de montarse en el avión, como era su primera vez volando, ella sacó de su maleta una de las dos fotografía que tenía de su madre, para que la foto le hiciera compañia durante el vuelo y también aseguró en el bolsillo de la chaqueta el número de teléfono de Dominic, decía que apenas llegara a casa lo llamaría.

—Agatha ayúdame a recuperar esa chaqueta sin que Paulina se de cuenta— la joven se limpiaba su rostro, todavía estaba dispuesta a dar la batalla, no se iba a rendir en casa de su padre. —¿me puedes prestar unas tijeras? Agatha asiente y se va a buscar en el auto donde ella había llegado, esperando a que Paulina se diera su siesta, entró al auto y ahí estaba la chaqueta, la coge de rapidez envolviéndola con una cortina y entra al cuarto de Lucy, llevándole también la tijera.

La joven buscó en el bolsillo de la chaqueta la foto de su madre y el número de teléfono de Dominic con la tijera recortó en trozos de tela el uniforme que Paulina le había ordenado ponerse, Agatha le prestó un vestido ligero de ella, para vestirse. Lucy se lo puso y esperó que fuera más tarde cuando todos ya durmieran para llamar a Dominic.

 

—Hola Dominic, soy yo Lucy, ¿como estas?

—Lucy que alegría escucharte mándame la dirección quiero visitarte.

—Escúchame Dominic mañana  nuevamente te llamo,  y te la doy porque no la tengo, necesito que me saques de aquí.

—Lucy estaré esperando tu llamada, ¡Hey Lucy! no esperaré hasta mañana la próxima vez que me llames estaré en Madrid.

—Gracias Dominic, adiós—. Se despiden y ella sale del despacho, no sin antes revisar las cámaras de seguridad, y las alarmas que están afuera en el antejardín.

En el estudio encontró un pequeño morral, metió algunas cosas de valor, subiendo al segundo piso en la habitación de Paulina entró sigilosamente y sacó algunas joyas de oro que tenía guardadas en una cajuela. Regresa a su cuarto, escondiendo el morral debajo de la cama.

Al día siguiente, en la cocina, buscó entre las alacenas, el refrigerador y algunos cajones, harina, huevos, y otros ingredientes para realizar su tarta de cereza que tanto le gusta hacer, no encontró la cereza y la hizo de fresa, se recogió su cabello en una cola de caballo, su rostro estaba sucio de harina, el líquido le salpicaba el vestido.

—Buenos días, niña Lucy, ¿qué estás preparando? huele delicioso.

—Buenos días, Agatha, estoy haciendo una tarta de fresa, ya casi está lista—. Le responde Lucy con una pequeña sonrisa, hacer tartas la ayudan a ella a distraer su mente y no pensar en las cosas malas que le han sucedido.

Agatha subió a levantar a Richard para mandarlo a la escuela.

 

—¿Qué tal está la tarta? ¿Te gusta?

—¡Está deliciosa!— responde su hermano lamiendo sus dedos.

—el tiempo que yo este aquí te voy a preparar muchas tartas, y te voy a querer como mi hermano menor—. Lucy abrazaba a su hermano con mucha ternura.

—¡Urra! tengo una hermana mayor, que me prepara tartas.

—Vamos Richard, termina de arreglarte ya vienen por ti— se expresa Agatha sujetando la lonchera y el bolso del niño para dirigirse a la salida.

—¿A qué horas se levanta la señora? — le pregunta Lucy, recogiendo la loza del comedor y revisando su reloj 6:30 am

—¡A las diez de la mañana! — le grita Agatha y se va con Richard.

Momento que aprovechó, caminando por toda la casa, revisando cada rincón, la sala, la antesala, el estudio, las habitaciones, revisó el sistema de seguridad, y las cerraduras de cada puerta, la encerraron una vez estando en el convento, no lo van a volver hacer y mucho menos en la casa de su padre, quien la abandonó cuando era solo una pequeña.

Las demás empleadas del servicio la miraban por encima del hombro, Lucy no les prestaba atención después de todo, ellas estaban obedeciendo ordenes de la señora.

pasada la tarde...

Lucy ayudaba a Agatha en los quehaceres de la cocina cuando siente que un auto se parquea.

—Llegó tu padre—, le grita Agatha ella sin pensarlo sale corriendo, alegremente.

 —papá ¿cómo estás?— le grita y lo abraza fuerte pero Lorenzo, ni sus brazos le extiende, él no ha podido ver a lucy como una hija, le ha costado mucho desde aquel día que decidió enterrar sus recuerdo de la esposa fallecida.

Lucy se parece mucho a su madre y verla a ella, le remueve las entrañas de su interior causándole mucho malestar, por ese motivo no soporta la presencia de su hija cerca de él.




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