Matrimonio por obligación Libro 3

Cap 10 Un viaje cancelado

Lucy entró a la casa se quedó de pie en el pasillo esperando que entrara su padre, paulina bajaba por las escaleras y cuando vio a la chica vestida con  esa ropa, le quería dar de todo, ya era exactamente la hora en que los Colunga llegaban, lo que no sabe es que ya habían llegado y Lorenzo los estaba despidiendo.

 Lucy abre el morral y tira las joyas de paulina en el piso.

—¡Maldita delincuente! Eso fue lo que aprendiste en el convento— se expresa entre dientes adelantándose para quererla golpear, Lucy la esquiva y Paulina casi se cae.

Lorenzo entra en  la sala, observa las joyas en el suelo, y posa sus ojos echando chispas a la muchacha, estaba hasta los cojones por el comportamiento de Lucy, por culpa de su hija malcriada habia sufrido la peor humillación.

Si antes se sentia como un ridiculo frente a Marcos el dia que fue hasta su empresa, ahora se sentia como una mierda delante de esa familia. 

¿como fue posible que lo vieran tambalear? y ¿en su propia casa?.

Lucy se preparaba para el primer golpe y visualizaba cada movimiento de su padre en cualquier momento se puede quitar el cinturón o tomar lo primero que este alrededor para tirárselo, ella se remangaba la camisa, ya estaba cansada, no los soportaba a ninguno de los dos.

Vivir en esa casa es peor que vivir en el convento.

mientras tuviera dos brazos y dos piernas se defendería de cada golpe, —¿a ver quién me va a golpear primero? —declara con su gesto serio, mirándolo a los dos.

Lorenzo desconocía por completo a Lucy observaba a su hija que estaba en posición de defensa, una batalla que, aunque no la gane estaba dispuesta a pelearla, admiraba la valentía de su hija.

—¿Por qué me trajeron?... ya va un momento y adivino, la bruja con silicona, me trajo para que fuera su empleada— Paulina la vio con ojos de terror y asombro por llamarla así.

 Lorenzo no respondió, pero le lanzó una mirada fulminante a Paulina, él no sabia que Lucy estaba siendo tratada como una empleada, bueno será porque el estaba desatento a la llegada de la joven, que ni siquiera se fijaba en la ropa que tuvo puesta durante esos días.

—y tú… me trajiste para obligarme a casar con un millonario para seguir aumentando tus ingresos, comprar otra casa, hacer otra empresa y seguir llenando a tu mujer y tu hijo de comodidades, lujos y cirugías, “esa es tu familia”. suena patético decirlo, yo no soy tu familia, dejaste de ser mi padre hace mucho tiempo.

—¡Lucy cállate! — gritó Lorenzo

—¿Que vas a hacer ahora? Creo que ser padre se gana, y tu no te los ha ganado, escúchame bien Lorenzo Hidalgo no soy tu hija, y exijo que me dejes ir en estos instantes—, la joven sentía ahogarse cada vez que respiraba el mismo oxigeno que su madrasta y su padre.

Lorenzo cuestionaba el día en que se le ocurrió sacar a esa niña del convento, la mandaría nuevamente allá y definitivamente olvidaría que tiene una hija, los planes de bodas se truncaron, hasta pena tiene de llamar a Marcos y poner otra fecha.

—No la dejes ir Lorenzo, ella no se manda— reclamaba Paulina, enderazando su caminado y sacando sus pechos como la señora de la casa.

—Usted no se meta ¡me obligas a trabajar en esta casa y todo ese lujo en mármol y cerámica lo tendrás hecho trizas en el suelo, tus mejores vestidos los veras ardiendo en la hoguera!— declaraba sin perder la ecuanimidad.

—Hay Dios mío! Esta chica es un demonio, hay me va a dar algo—paulina estaba que se caía al suelo dos de las empleadas corren a ayudarla y la sentaron en una silla, le echaban aire fresco con un abanico de madera.

—Recoge tus cosas, mañana a primera hora te regresas al convento— Lorenzo camina hasta su habitación y Paulina con sus joyas en la mano, se va detrás de él.

Lucy recoge el morral que estaba tirado en el suelo y revisa su interior con una sonrisa sátira “recoge tus cosas”

si aquí solo esta la chaqueta de Marcos y mis documentos, ¡ja! Sali con una maleta y me devuelvo con las manos vacías.

Paulina trataba de convencer a Lorenzo que continuara con el matrimonio, le convenia que Lucy se casara y no que se quedara solterona en un convento.

 Siendo monja, no podía ser excluida de la herencia, Lorenzo se acostó a dormir, estaba cansado y se sentía humillado y pisoteado delante de sus oponentes.

Paulina esperó que Lorenzo se durmiera, era pasada la media noche, cuando ella cogió el teléfono y le timbro a Marcos Colunga.

En la primera llamada él no contestó, ella le vuelve a timbrar y él contesta adormitado.

—¡Bueno!

—Señor Marcos soy Paulina la esposa de Lorenzo,

—Si dígame—, Marcos sorprendido se sienta en su cama, observa la hora, porque esa señora lo esta llamando a esa hora

—Señor Marcos sé que mi hijastra es un poco rebelde, por favor dele la oportunidad de conocerla, mañana se la van a llevar a Roma y la van encerrar en un convento el vuelo sale a las ocho de la mañana, ¡buenas noches señor Colunga!—, le cuelga

Marcos se levantó de su cama, se dirigió al baño y se lavó los ojos que todavía los tenia entrecerrados, a Lucy la van a mandar mañana para Roma,  no lo va  a permitir puso la alarma a las seis de la mañana. 

Esa llamada le confirmó que Mariana y Lucy son la misma persona él la conoció en Roma.

—Claro el día del concierto la traviesa se había escapado del convento, porque sino que hacia una pequeña novicia en un concierto— Marcos se rascaba su corta barbilla, hasta el sueño se le espantó, 

—Que traviesa eres Lucy, ¡eso me gusta de ti! Mi futura esposa.

 

Al día siguiente Lucy había madrugado, un auto estaba parqueado afuera de la casa, su padre dio la orden para la llevaran hasta el aeropuerto.

Ella estaba sentada en el comedor a petición de él, Paulina se le querían salir sus ojos al verla a ella muy acomodada en la mesa y desayunando con toda naturalidad posible, desde que había llegado a casa nunca se habían sentado juntos en la mesa.




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