Cierro la puerta y voy hasta el, quito sus brazos de la mesa y levantó su cabeza. Sus ojos están rojos, tiene una expresión de tristeza en su cara.
Mi corazón se parte por la mitad mientras lo abrazo fuerte y beso su cabeza, me rodea con sus brazos Y besa mi abdomen.
-¿Quieres hablar?.- le pregunto mientras acarició su cabello.
-Te amo Liliana, estoy destruido. Jamás había encontrado a alguien como tu y te estoy perdiendo cada día más.
-No lo haces, estoy aquí para ti siempre que lo necesites.
-Pero no lo quiero de esa forma, quiero vivir junto a ti y ver crecer tu vientre cada día.
-hagamos un trato ¿Si? Puedes venir todos los fin de semanas a quedarte aquí, amueblaremos las habitaciones para que tu y tu hija pueden estar junto a mi.
-Pero no es lo mismo.
-No, empezaremos desde cero, haremos que tu hija se acostumbre a mi. Piensa en ella.
-Esta bien, ¿eso quiere decir que me darás una nueva oportunidad?
- si, nos daremos una nueva oportunidad.- digo mientras lo beso.
Federico sonríe, y me besa una vez más.
-Gracias, gracias, gracias.- dice mientras besa mi cara.
Pasamos el resto de la tarde recorriendo la casa, Federico dice que irá a comprar las cosas suficientes para poder arreglar las habitaciones que faltan. Subimos a mi habitación y nos recostamos en la cama mientras vemos televisión.
Federico acaricia mi vientre mientras le habla al bebé.
-nena papi y mami desde ahora volverán a estar juntos. Tendrás la familia más hermosa del mundo.- dice .
- tenemos que buscar nombres, cuando traigas a tu hija la haremos participe de ello.
-Aurora estará muy feliz de ayudar.
Federico comienza a besarme suavemente mientras acaricia uno de mis pechos.
-ha pasado mucho tiempo.- dice mientras comienza abrir los botones de mi blusa.
-Lo mismo que para mi supongo.-
Nos desnudamos en un tiempo récord, si hubiera un récord Guinness de seguro ganaríamos.
Comenzamos con besos apasionados y a tocarnos desesperadamente. Definitivamente ha pasado un tiempo.
-Lo haremos despacio está vez, no estoy seguro de poder durar tanto.
-Esta bien.- digo mientras siento algo moverse en mi abdomen.
Miro a Federico mientras coloco mi mano en la suya.
-¿Que pasa? Estas bien.
No se que cara debo tener, pero Federico comienza a buscar su ropa.
-¿Que haces?.- pregunto riendo.
-Vamos al hospital.
-No, no es nada. Sólo me pareció sentir que algo se movía en mi vientre.
Federico se acerca a mi y coloca su cabeza en mi vientre.
-¿Hola? Esta todo bien por aquí, nena soy papi.
Otro movimiento, Federico se levanta y me mira.
-¿Sentiste eso? Acaba de patearme.
-Lo hizo.- digo riendo.- creo que tendremos que dejar esto para después.
Digo mientras me encojo de hombros.
Pasamos la noche acostados en mi cama, Federico hablaba y el bebé de movía felizmente dentro de mi vientre.
A la mañana siguiente, despierto con un rico olor a panqueques, mi estómago gruñe del hambre.
Me levanto y voy al baño, enjuago mi cara y lavo mis dientes. Al llegar a la cocina encuentro a Federico cocinando completamente desnudo.
-Podría acostumbrarme a esto.- digo mientras lo abrazo por la espalda.
-También yo, buenos días.- dice mientras voltea y besa mis labios.
-buenos días, ¿no debes ir por tu hija hoy?
-Si, luego vendré aquí he iremos los tres juntos a comprar los muebles para la habitación del bebé.
-Podríamos comprar para la habitación de Aurora también.- digo sonriendo
-Seguro, a ella le encantará.
Luego de desayunar, Federico se dirige a buscar a su hija, estoy nerviosa espero que la niña no me odie.
Dos horas más tarde estamos los tres camino al centro comercial, Federico aún no le dice a su hija que yo soy su novia, no es por que el no quiera. Más bien fui yo quien se lo pidió aún no estoy lista.
-¿Por que tendré una habitación en casa de tu amiga? Mamá se va a enojar.
-Te lo he dicho tres veces, pasaremos con ella los fin de semanas.
-¿Pero por que? ¿Es tu novia?
Federico me mira pidiendo ayuda.
Bien creo que es el momento.
-Aurora, eres una niña muy inteligente como tu padre ¿lo sabes?
-Eso no es verdad, mamá dice que papá es tonto.- dice sonriendo.
-Creo que tu mamá..- digo enojada.- 1,2,3 respira.
-¿por que estas contando? - pregunta.
Esto es difícil, demonios esta niña no está haciendo las cosas nada fácil.
-¿sabes que? Creo que tu mamá tiene razón, tu padre es un tonto le dije que esto no funcionaría.
-Liliana.- dice mientras mira por el retrovisor.
¿Les dije ya que tuve que subir atrás? La princesa de papá debe siempre ir adelante.
-Papi, no quiero ir a casa de esta mujer. Quiero estar con mamá.
-Para el auto.- le digo a Federico.
-Aún faltan dos cuadras para llegar.
-para el auto, necesito bajarme.- digo apunto de explotar.
Federico estaciona el auto y bajo agarrando mis cosas, El me sigue.
-Estoy cansada, necesito ir a casa.
-Te llevaré, sube el auto.
-No, necesito estar sola. Tu ve con tu hija y hagan lo que quieran, no puedo más con esto.
-sabíamos que seria difícil.
-por lo mismo, tu hija lo está haciendo mucho más. Acaso crees que ella no se da cuenta.
-Es una niña mimada, Miriam la crío así.
- Estoy intentando con todas mis fuerzas no mandarte a la mierda justo ahora, así que sube a ese maldito auto y vete. Llámame cuando le hayas contado a tu hija que ya no será la única. Y si ella no quiere ir a mi casa bien, no vayan.
Le doy un rápido beso en los labios y camino para encontrar un taxi.
Federico me llama una vez más, mientras me alejo. Me atrevo a mirar una vez más a su dirección y lo veo subir a su auto.
Definitivamente no tengo paciencia, creo que seré una madre terrible.