Una semana ha pasado desde el día que conocí a la hija de Federico, una semana terrible. Federico ya le contó que tendría una hermanita y que yo seria la mamá, según el todo muy bien y ella muy feliz.
Pero no es así, desde ese día hemos estado juntos dos veces y ella no lo hace nada fácil de hecho creo que cada día lo hace peor.
Hoy los invite a comer, para pasar más tiempo juntos y quizá así aprenda a quererme. Federico me dijo cual era la comida favorita de Aurora así que hoy lo esperaré con pasta sólo por ella.
El timbre suena y me apresuro abrir la puerta.
-Hola florecilla.- dice Federico mientras besa mis labios.
Aurora me mira de pies a cabeza y frunce el entrecejo.
-Hola Aurora.- digo sonriendo.
-Hola.- dice mientras entra a la casa.
-comenzamos el día bien.- digo sarcástica.
Federico se ríe y me abraza mientras acaricia mi vientre.
-¿Que huele tan mal?.- dice la niña desde la cocina.
- Mierda la salsa. - digo mientras corro.
-Mi madre no me deja decir malas palabras.
-Perdón, nunca más.- digo sonriendo.
Pequeña demonio.
- tu padre me dijo que tu comida favorita era la pasta, así que aproveche y te hice un poco.
-Sólo me gusta la de mamá.-
Respira y cuenta hasta diez.....
Nos sentamos a comer, el ambiente está tenso, se podría cortar con un cuchillo.
-así que estuve pensando que deberíamos pensar en un nombre para la bebé.- dice Federico mientras come.- por cierto esto está muy bueno amor.
-Gracias.
-mamá dice que tendrás un bastardo.- dice la niña.
-Aurora, ese vocabulario. Esa es una mala palabra. Discúlpate con Liliana.
-Pero mamá dijo que cuando un niño nacía fuera de un matrimonio Era un bastardo.
-Aurora basta, Liliana y yo nos casaremos y ese bebé nacerá en un matrimonio.
-Eso quiere decir que yo seré una bastarda.- dice mientras comienza a llorar.
Dios dame paciencia, esta niña es un monstruo.
-Nadie será un... - dice mientras me mira.
Federico la abraza y la sube a su regazo.
-Te amo nena, eres mi hija.
-Mamá dice que me dejaras de lado, que te olvidaras de mi.
-Eso no pasará, yo me encargaré de que tu padre tenga siempre tiempo para ti.- digo mientras le tomo la mano.
Ella la suelta y me mira feo.
-Quiero ir a casa, no me gusta estar aquí papi.
Federico me mira pidiendo ayuda, tercer intento fallido, esta niña cada día se las arregla para arruinar el momento y que Federico se vaya a los pocos minutos de llegar.
-Esta bien, no me digas nada.- digo mientras me levanto de la mesa y llevo los platos a la cocina.
Federico viene tras de mi y me abraza.
-Prometo compensarlo todo está noche.- dice mientras me besa.
-Esto cada día está siendo más difícil, ¿que pasará cuando sepa que ya no vivirá más con su madre?
-tendrá que acostumbrarse, no te voy a dejar ir otra vez de eso estoy seguro.
- espero que todo mejore, te espero esta noche.- digo y lo beso una última vez.
-Te llamaré cuando este viniendo.
-Iré a despedirme de Aurora.
Llegó al comedor y la miro mientras tira su pasta al suelo en la alfombra nueva.
-Aurora.- dice Federico.- ¿Por que haces esto?
-Solo quería ayudar, se me cayó. No fue mi culpa.- comienza a llorar nuevamente.
-No te preocupes cariño, yo limpio luego. -
-Dile adiós a Liliana.
-Adiós.- dice sonriendo.
-Adiós, nena nos vamos la próxima semana, recuerda que iremos a ver a tu hermanita.- digo con énfasis hermanita.
Se le borra su hermosa sonrisa y yo sonrió con suficiencia.
Los dejo en la puerta y entro a ordenar el desastre que la mocosa hizo, toda la pasa con salsa está sobre la alfombra blanca y pisoteada. Que hermoso, no se si reír o ponerme a llorar.
Las horas pasan mientras ordenó y limpio la casa una vez más, cuando veo el reloj son las diez de la noche, la alfombra volvió a estar como nueva aún que mi espalda duele horrores.
Agarró mi teléfono justo cuando entra una llamada de Federico y sonrió.
-Amor, pensé que no llamarías ¿Ya vienes?
-Lili, no podré ir, Aurora se quedó dormida temprano y no puedo despertarla para ir a dejarla con Miriam.
-Entiendo.- digo con disgusto.- bien nos vamos otro día. Iré a dormir buenas noches.
-Buenas noches amor, te amo no lo olvides.
-También te amo.- digo mientras cuelgo la llamada.
Esta niña realmente es una jugadora, todo lo que hace es premeditado. No da puntada sin hilo.
Me estiró en mi cama con las manos en mi vientre y comienzo ha hablarle a la nena.
-tu hermana está haciendo las cosas muy difíciles.- una patada.- si las cosas siguen así tendremos que hablar con papá.
La bebe patea mi mano un montón de veces más, decido tomar un vaso de leche e ir a dormir. Mañana será un nuevo día.