Me levanto temprano en la mañana gracias al sonido del timbre.
Me miro en el espejo de mi habitación e intento arreglarme un poco el cabello.
Al abrir la puerta encuentro a Sandra y Laura sonriendo.
-buenos días princesa.- dice Laura mientras me abraza.
-Hola cuñada.- dice Sandra mientras entran en la casa
-Estas no son para nada buenos, al menos debería dormir una hora más. Ya saben donde está todo están en su casa.
Digo mientras comienzo a subir las escaleras.
-No vas a ninguna parte, vinimos a pasar el rato contigo.
-Estoy agotada ayer fue un día de mierda.
-¿No lo está haciendo fácil Aurora? .- pregunta Sandra.
-Ojalá, esa niña cada día me odia más.
Comienzo a contarles los últimos acontecimientos de la semana y escuchan mientras preparan el desayuno.
-Esa niña es un demonio, perdonado a la tía aquí presente, pero es cierto que se cree.
-la culpa la tiene la madre, esa víbora es capaz de cualquier cosa. - dice Sandra mientras me entrega unas tostadas.
-ya no se que más hacer, ser buena no sirve. Si las cosas siguen así tendré que pedirle a Federico que la aleje de mi.
-Demonios, no pienses en dejar a Federico ahora que volvieron.
-No, no quiero hacerlo pero esa niña no hace más cosas más fáciles ayer le dijo bastardo a mi bebé.
-Hablaré con ella, esta semana toca la visita a casa de papá.
-No quiero que Federico se moleste, es su hija.
-No es su hija, para que estamos con cosas. Ella si es una bastarda, y su mamá una vividora.- dice Laura
-Laura por Dios.- digo mientras miro a Sandra.- discúlpala no tiene filtro.
-Liliana, soy tu amiga a mi me puedes decir todo no tengo problema, Quiero ver a mi hermano feliz con mi sobrina que viene en camino y contigo. No me importa si Aurora entra en depresión o comienza a chantajearlo hay que ponerle un párale ya.
Pasamos la mañana hablando de la decoración de la habitación de la bebé. Nunca más hablamos de Aurora y eso me alegra, ya mucho me está amargando la existencia.
A la hora de almuerzo decidimos salir a un restaurante de la ciudad, Federico me llama y me dice que nos encontrará ahí, mentalmente ruego para que no lleve a la niña.
-No te preocupes, si la trae aquí yo misma la haré cerrar la boca.- dice Laura sonriendo.
Sandra ríe a su lado y yo me derrumbó en la silla.
Pedimos nuestros almuerzos mientras esperamos a Federico, llega veinte minutos tarde junto a Aurora de la mano llorando. Pero que almuerzo más agradable.
-Hey pero miren quien llegó, pensé que nos habías dejado plantadas hermanito.
-Hola.- dice mientras me besa. - alguien no quería venir.
-Pues debiste dejarla sola.- dice Laura sonriendo.
La niña se sienta junto a Federico y Sandra. Me mira con cara de odio.
-nosotros ya pedimos, no te preocupes, también lo hicimos para ustedes.- dice Sandra mientras aprieta las mejillas de su sobrina.
-Suéltame tía, me está doliendo.
-Te portarás bien ¿No es así? .- pregunta está mirándola mal.- nada de berrinches, o no querrás que el abuelo se entere.
La niña me mira nuevamente, ups creo que le irá muy mal con el abuelo.
Sonrió mientras Federico acaricia mi mano y habla de lo mucho que me extraño ayer.
-También lo hice, espero que podamos pasar más tiempo juntos, los dos.- digo mientras lo beso.
La niña gruñe y Laura ríe a carcajadas.
El camarero trae los platos y todos comenzamos a comer menos Aurora.
-¿Que pasa nena? Debes comer, o no iremos al parque más tarde.- dice Federico mientras le entrega el tenedor.
-No me gusta esta comida, ella no sabe lo que me gusta.
-Yo escogí tu comida sobrina, siempre comes esto cuando venimos aquí.
la niña mira a Sandra y comienza a comer de mala manera.
El almuerzo es de los más placentero, dejando de lado los berrinches de la niña, Laura y Sandra hablan con Federico y quedamos de acuerdo en decorar la habitación del bebé este fin de semana.
-papi, ¿podemos irnos?
-No, los adultos están hablando cosas importantes.- dice Laura.
-No me importa el bebé, yo quiero ir al parque. Papi lo prometiste.
-¿por que no te quedas con Liliana? Yo y Laura llevaremos a Aurora al parque.- dice Sandra sonriendo.
-¿Estas segura?.- pregunta Federico dudoso
- por supuesto, ustedes vayan a casa y disfruten.
-No papi, yo quiero ir contigo.
- estas todo día con tu padre deja que el este con Liliana.- dice Laura mientras se pone de pie.
Sandra toma a Aurora de la mano y se despide.
Miro a Federico mientras contengo una sonrisa, el me mira y pide la cuenta.
- iremos a mi casa, necesito hacerte el amor.
Suelto una carcajada y siento como el rubor sube por mis mejillas.
-eres tan sutil.
-debemos aprovechar que Aurora no estará cerca.
Federico paga la cuenta y nos vamos directo a su casa, gracias a Dios no está tan lejos y en sólo diez minutos estamos en ella.
Subimos el ascensor mientras nos besamos desesperadamente, como amo sus besos.
Abre la puerta y la cierra de una patada mientras me presiona contra ella, lo rodeó con mis piernas mientras el agarra mi trasero.
-¿ y el bebé? .- pregunta mientras me besa.
-¿ qué pasa con el bebé?
- le haré daño, debemos ir con cuidado.
No alcanzamos a llegar a la habitación y el teléfono de Federico comienza a sonar.
- es Sandra.- dice mientras contesta.
No es necesario ser adivina para saber de quien se trata.
-Ok, iremos para allá. - dice mientras termina la llamada
- Aurora se cayó, dice que le duele mucho la muñeca. Al parecer se fracturó.
Por supuesto que si, sabía que no podría estar tranquila.
- lo siento.- dice mientras me besa
- No te preocupes, ya podremos estar solos otra vez. Ahora vamos por Aurora y llevémosla al hospital.
Esta niña es una jugadora como su madre, no dicen que se tal palo tal astilla.