Me acosté con mi Jefe (sin editar)

Capítulo 28

Hoy por fin me darán el alta del hospital fueron las peores dos semanas de mi vida, nunca había estado tan aburrida.

- ¿como está mi paciente favorita? - pregunta el doctor cuando entra

-solo quiero ir a casa, por favor dime qué hoy si me darás el alta.- pregunto mientras hago mi mejor cara de gato con botas

-si, hoy por fin irás a casa, pero recuerda todo lo que te dije. Nada de estar pasando malos ratos, tienes que descansar.

- lo prometo, seré toda una niña buena.

- ire a firmar los papeles y podrás irte.

- gracias. - digo con una sonrisa.

Llamo a Laura para que venga por mi.
Mientras me visto escucho la puerta abrirse, me volteo y veo a Federico parado en la puerta.

- ¿Que haces aquí?

- vine a llevarte a casa.

- si llevarme a casa te refieres a tú casa, no gracias.

- lili ya hablamos esto. - dice molesto.

- por supuesto que si y mi respuesta fue no. No iré a tu casa con ese demonio de hija que tienes.

- no hables así de aurora, ella ha estado sufriendo mucho y es mi hija.

- es tú hija no la mía, ya estoy harta de todos sus berrinches. - grito mientras me agarro el estómago. - necesito que te vayas.

- Liliana - trata de agarrarme y yo retrocedo. - respira por favor relájate, le hará mal a la bebé, piensa bien las cosas.

No digo nada, justo en ese momento Laura y Sandra entran en la habitación.

- ¿estas lista? - pregunta Laura mientras toma mis cosas.

- si, llévame a casa por favor.

-Liliana, debemos hablar. - Federico agarra mi mano mientras salgo por la puerta.

- necesito estar tranquila y a tu lado eso no pasará, si quieres hablar conmigo ve a mi casa.

-esta bien, iré esta noche.

Nos despedimos y vamos hasta la salida, el camino a casa es en total silencio. Laura y Sandra solo se miran y asienten con la cabeza de vez en cuando.

Al llegar a casa lo primero que hago es ir directamente hacia la pieza de la bebé todo esta completamente como lo deje.

Me toco el estómago y le hablo al bebé

- mamá te ama mucho, ya quiero tenerte en mis brazos. - ella da una patadita en mi mano.

Al pasar la hora me doy cuenta que Federico no vendrá, no es que me extrañe ya sabia que algo así iba a pasar.

Mientras estoy en la ducha escucho pasos en la habitación, me apresuró a salir y veo a Federico recostado en mi cama.

- pensé que no vendrías. - le digo mientras me siento a su lado

- te dije que aquí estaría, solo debía llevar a Aurora con mi padre.

Me mira y sonríe, no se como puedo amarlo tanto y a la vez tenerle tanto rencor.

Me toma entre sus brazos y acaricia mi cabello, mientras susurra que me ama en mi odio y promete no volver alejarse de mi.

Solo espero que sea verdad ya no podré aguantar otro desplante más de su parte.

Me besa con delicadeza mientras yo solo quiero devorar su boca. 
Comienzo a sacarle la ropa desesperada mientras el no deja de acariciarme los pechos esto si realmente es una reconciliación.

- ¿pensé que íbamos hablar? - pregunta riendo.

- lo dejaremos para después, primero quiero hacer el amor con mi hombre. - sigo besándolo mientras el me ayuda a sacarse la ropa.

-me encanta escucharte decir que soy tu hombre.

- te he echado de menos. - digo abrazándolo y el susurra contra mi coronilla:

- y yo a ti.

Su piel tiene un olor al que soy adicta, por lo que presiono la nariz contra ella. De repente, deseo dejarlo sin aliento y gemir, sentir su gran cuerpo contra el mío, sentir que se estremece por mí.

Está en la cama, conmigo.
Dios, es como un sueño hecho realidad. Todas estas noches soñando con esto...

Dirige la atención al lugar donde mis pechos presionan el suyo y mi cuerpo se concentra en la increíble sensación del contacto y en lo hipersensibles que tengo los pezones.

El embarazo pone mi deseo a flor de piel, mis hormonas están por el cielo.

- Federico... - gimo al mismo tiempo que pego más los pechos contra él.
Gruñe, tira de mí y me coloca a horcajadas sobre él, con las manos en mi trasero.

Me besa así un buen rato. Me inunda una desgarradora necesidad, una especie de anhelo.

Empiezo a poner algo de distancia entre ambos en un intento por mantener el control.

- Ven aquí, te quiero cerca.

Desliza la mano por mi cintura y me atrae hacia él con una ligera presión en las costillas. El calor me hierve en las venas mientras le doy un beso en el cuello.

Me recorre la espalda con la mano.

- ¿Cómo quieres que sea? ¿Apasionado? ¿Delicado?. - Me mira como si fuera una diosa.

-Apasionado. No, delicado. Delicado y luego apasionado.

podría decir que fue la mejor noche de mi vida, pero como siempre no todo podía durar.

A la mañana siguiente despierto sola en la cama, mi casa está en total silencio.

A mi lado sobre la almohada hay una nota.

Tuve que irme, Aurora tuvo pesadillas anoche. Te llamaré más tarde.

                  Te amo

He pensando mil veces si seguir con esto esta bien, hay días que solo deseo no haber conocido a Federico en absoluto.

Me levanto a comer algo mientras pienso cuanto tiempo más esa niña hará de las suyas.

Mientras preparo el desayuno suena el timbre, al abrir la puerta mis queridas amigas y mis padres entran con un montón de globos y bolsas.

-¿que hacen aquí?- pregunto mientras abrazo a mi madre.

- necesitábamos verte princesa, no sabes cuanto te hemos extrañado te ves realmente hermosa embarazada. - dice mi padre mientras acaricia mi vientre.

- huele muy bien aquí ¿Qué estas cocinando?- pregunta Laura mientras entra a la cocina.

- iba a prepárame el desayuno, pero pasen pasen comamos todos juntos.

mis amigas me ayudan a prepara el desayuno mientras que mis padres recorren mi casa emocionados por verme tan feliz. les cuento a todos los últimos acontecimientos, obviamente me guardo la parte del sexo solo para mi. mis padres creen que seria una buena idea vivir con Aurora y Federico, quizás así la niña me querría y me aceptaría ahora que necesita una imagen femenina a su lado. 




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