Me acosté con mi Jefe (sin editar)

Capítulo 36

Los días pasan y el estar junto a Federico en la empresa me produce un fuerte dolor en el alma.

Cada día veo como Rachel sale de su oficina con una gran sonrisa, la acompaña al medico y pasa tardes enteras junto a ellas.

Santiago ha intentado mantenerme distraída en el trabajo, agradezco enormemente su ayuda sin el esto sería mucho más difícil.

- Federico habló conmigo esta mañana. - dice Santiago mientras me mira desde su silla detrás del escritorio - dijo que no le gustaba que tu y yo pasáramos tanto tiempo juntos.

-¿Que le dijiste? - preguntó mientras dejó de hacer mis deberes.

- la verdad, le dije que estaba interesado en ti, que me gustaba pasar el tiempo contigo y que haría todo lo posible por que sonrieras.

Lo miro boquiabierta, ahora entiendo el ojo morado con el que llegó hoy.

- ¿el te golpeó?

Santiago sonrió mientras decía

- no me arrepiento de nada, obviamente no deje que sólo el fuera quien pegará, se lo merecía.

Mi mirada se posó en la puerta, hoy no he visto a Federico salir de la oficina ni una sola vez

- Liliana quiero que sepas que no haré nada que tu quieras, pero quiero que el se de cuenta que eres una persona maravillosa. Estos días a tu lado han sido increíbles, eres una mujer super fuerte. Y si le dije lo que sentía  es para ver que tan lejos está dispuesto a llegar con tal de demostrar su amor por ti.

Sonrío en agradecimiento, el toma mina y la aprieta.

Pasamos la tarde haciendo deberes mientras el me hace reír de vez en cuando. 
A la hora se salida se ofrece a llevarme a casa, pero niego y le digo que debo hablar con Federico, necesito saber que el esta bien.

Me acerco a su secretaria y me informa que ha estado todo el día encerrado, no ha salido ni una sola vez de su oficina.

Golpeó la puerta tres veces y entró, mi boca cae abierta cuando veo que su cara está irreconocible debido a los golpes.

- no te dije que entrarás - doce enojado - date media vuelta y vete.

- ¿Que te paso? ¿Estás bien? - preguntó mientras me acerco a él - deberías ir al hospital.

Tomo su casa entre mis manos y el se estremece con mis caricias.

- lamento mucho que esto haya pasado por mi culpa.

- esto no es culpa tuya, me lo merecía. Yo ataque primero a Santiago. Estaba tan enojado por que pasas tanto tiempo con el y que me dijera que te deseaba hizo que algo dentro de mi se rompiera.

Federico apoyo su frente contra la mía.

- que alguien más te pueda hacer feliz me destroza, siempre pensé que estaría junto a ti toda mi vida. Pero entiendo que no quieras que eso ocurra, he sido un miserable, un cobarde y lo seré toda mi vida. Pero si tu eres feliz yo lo estaré por ti.

- no estoy con Santiago, el sabe que te amo. Esto es difícil para ti, para el y para mi. Pero quiero ser feliz, quiero poder serlo alguna vez.

- no te quiero junto a él Lili  ¿entiendes? No te quiero junto a ningún hombre. Pero en el fondo de mi corazón se que no soy digno de ti y de tu amor.

Beso a Federico con mi alma, sus manos agarran mi cintura mientras me sienta en tu regazo. 
Lo abrazo mientras el me presiona contra su cuerpo, una lagrima corre por mi mejilla mientras el besa mi cabeza.

- quiero que seas feliz Lili, te lo mereces y si Santiago es el hombre indicado lo aceptaré. Pero quiero que sepas que siempre te esperare, estaré a tu lado cada vez que me necesites. Lo prometo.

Me pongo de pie mientras limpio mis lágrimas, acarició su cabello mientras dejo un beso en su cabeza.

- ve al hospital, haz que curen esas heridas.

- hay heridas más profundas que aún que vaya al hospital no podrán ser curadas jamás.

- haz lo que te digo, por una vez en tu vida confía en mí.

Camino hacia la puerta mirándolo antes de salir.

- te amo - dice mientras cierro la puerta.

Al salir del edificio veo a Santiago esperando por mi con una sonrisa.

- te dije que no me esperaras - digo mientras me acerco a él.

Santiago me abraza fuerte mientras dice.

- y te dije que no te dejaría sola ¿esta todo bien?

- aja, todo perfecto.

Toma mi mano mientras abre la puerta del copiloto.

- te llevaré a casa y aceptaré ese café que ofreciste hace unos días.

Sonrió mientras cierra la puerta, una vez dentro del auto toma mi mano y la lleva hasta sus labios.

- ¿Quieres hablar sobre lo que pasó allá arriba?

Le cuento todo lo que Federico me dijo y el escucha atentamente mientras conduce a mi casa.
Santiago me dice algunas cosas que hablaron ellos mientras peleaban en la oficina y  lo que hizo que se fueran a los golpes salvajemente.

- es un imbécil algunas veces, pero te ama Lili. El realmente quiere que seas feliz. - no suelta mi mano durante todo el camino.

Al llegar a casa Ari ya se encuentra ahí junto con la niñera, mi hija corre a mis brazos y yo la alzó al aire, ella ríe feliz mientras me llama mamá.

Me despido de la niñera mientras Santiago toma haciendo en el sofa. Una vez dentro de la casa preparo el café y me siento junto Ariana en el suelo a jugar con sus juguetes, Santiago deja la chaqueta en el respaldo de una silla y hace lo mismo.

Ari se ve muy entusiasmada viendo que alguien más se une a su juego. Le entra sus juguetes y le dice los nombres de ellos.

Así es como siempre me imagine que sería mi vida, llegaría a casa mi hija feliz de verme y tener a alguien que pudiera dar toda su atención a nosotras.

Los miro sonriendo mientras Santiago y ella juegan con sus muñecas.


 

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