Despierto con un fuerte dolor de cabeza.
-Gracias, me han dicho de todo menos Dios.- dice una voz a mi lado.
Abro los ojos y me acomodo en la cama, ¿dónde estoy? ¿Qué hago con un hombre?.
-Buenos días florecilla.- dice mientras besa mi mejilla.- pasaste una buena noche.
Recuerdos de la noche anterior llegan a mi cabeza, recuerdo haber salido con mi amiga Laura de copas por el quinto aniversario desde la muerte de mi novio Emilio, luego de eso me puse a coquetear descaradamente con un tipo. No sé cómo llegue aquí.
-No recuerdas nada ¿verdad?. - niego con la cabeza.
-Perdón, yo realmente no sé qué hago aquí. Debo irme.- comienzo a buscar mi ropa y a vestirme.
-No te preocupes, fue un gusto conocerte.
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Estoy en la casa de Laura, necesito saber que pasó anoche y ella tiene miles de respuestas que darme.
-¿por qué dejaste que me fuera con un hombre?
-Lili, estabas decidida además ya era hora que tuvieras una buena noche, llevas cinco años sin estar con un hombre.
- se lo debo a Emilio, él era el amor de mi vida.
-Emilio murió, y tu estas viva cuántas veces debo decirte necesitas seguir con tu vida.
-a él no le gustaría que estuviera con otro. - digo mientras lágrimas caen por mis mejillas.- le fallé, me acosté con otro hombre, le fallé.
-No le has fallado Lili, has estado de luto más tiempo del necesario. Su propia familia te anima a seguir adelante y lo mereces.
-el no merecía morir, no así.
Emilio fue asesinado, él trabajaba en la Policía. Estábamos celebrando su ascenso cuando un tipo saco un arma y le disparó en la cabeza.
Es algo que recuerdo cada vez que cierro los ojos, llevábamos tres años de novios pronto nos iríamos a vivir juntos. Ahora con veinticinco años no sé qué hacer de mi vida, sólo lo tenía a él desde siempre.
-Liliana debes pensar que quizá es algo debía pasar y mejor si era un desconocido.
-Ni siquiera supe su nombre, eso es lo peor debe creer que ando por ahí acostándome con todos.
-Le dejaste claro que no querías saberlo, que sólo querías olvidar el día que estabas viviendo.- dice mientras toma su café.- fue tu deseo y él lo cumplió.
Cada día que pasa siento que estoy muriendo, desde que Emilio se fue todos me animan a seguir con mi vida pero no puedo, deje mi departamento y cambie de trabajo. Necesitaba escapar de todos.
Ahora trabajo en una empresa de ventas, no es lo que me gustaría pero es lo que encontré. Mi jefe es un hombre de sesenta y cinco años, que está pronto a jubilar. No sé si la empresa cerrará sus puertas, la venderá O pasará a manos de alguno de sus hijos. Por lo que se sólo tiene dos hijos uno que vive en Italia y Sandra que trabaja junto a nosotros.
Me despido de Laura, cruzó el umbral de su puerta y atravieso a mi departamento. Lo mejor de todo es que somos vecinas no tengo que viajar muy lejos para poder hablar con ella.
Me tiro en mi sofá y cierro los ojos.
Gracias a Dios hoy es domingo, tengo todo el día para lamentarme y recuperarme de la borrachera de anoche.