Al llegar al baño me encierro en un cubículo a llorar. A los pocos segundos la puerta es abierta, como acto reflejo subo mis pies.
-Liliana ¿estas bien?.- pregunta Sandra.
-Si, solo tuve un inconveniente, tu sabes cosas de mujeres.- digo intentando reír.
-abre la puerta.
Dudo unos segundos y finalmente decido abrir la puerta, Sandra más que no jefe siempre ha sido como una amiga para mi.
-No es necesario que me digas nada, todos escuchamos.
-No es lo crees te lo juro, no soy ninguna zorra.
-¿De que estas hablando?.- pregunta confundida.
-Que sólo me acosté con tu hermano por equivocación, juro que no sabía que quien era.- digo llorando.
-¿Te acostaste con Federico?.- dice gritando.- ¡ay Dios mío! Yo estaba hablando que habíamos escuchado la discusión, luego todos nos fuimos a nuestros lugares. ¿No me digas que tuvieron sexo en la oficina?
Niego con la cabeza, ahora si que metí la pata hasta el fondo.
-Me odias no es así, me acosté con mi jefe, tu propio hermano.
-¿por que debería estar enojada? Ustedes son adultos, además entre nos.- dice susurrando.- eso quiere decir que decidiste Seguir a delante y eso me alegra.
-Sólo fue un error, no volveré a caer en eso.
-Lili no diré que no es raro, por que si lo es. No quiero saber como es en la cama lo juro iugh que asco.
Nos reímos un buen rato, le cuento como conocí a su hermano omitiendo todo detalle sexual por supuesto. Dice que está muy contenta y que debo darle una nueva oportunidad al amor y si es con su hermano mucho mejor, que todos en la familia me aman.
-¿ que pasa con la asistente nueva?
-Cuando entre a su oficina se estaban besando, luego ella dijo algo de las regalías de acostarse con el jefe. Y yo explote.
-Estabas celosa es normal, haré que la corra de aquí ahora mismo.
-No, no es necesario. Ya dije que no volveré a caer en las redes de tu hermano, es bueno que tenga con quien divertirse.
-No sabes lo que estas haciendo Liliana, luego te vas arrepentir. Federico es el mejor hombre que podrás tener y no lo digo por ser su hermana que quede claro.
-el mejor hombre que conocí en mi vida está cinco metros bajo tierra, nadie nunca podrá sustituirle.
-Debes despertar de una vez, bien ahora vamos a trabajar hay mucho por hacer.
Al llegar a mi oficina todo está normal, como dijo Sandra nadie se dio cuenta de nada más que la discusión. Gracias a Dios.
Al llegar la hora de salida tomó mis cosas, a esta hora ya no queda nadie en la oficina. Camino hacia el ascensor y veo que las luces de la oficina de Federico aún están prendidas. Como dicen por ahí la curiosidad mato al gato, llego a su puerta y antes de abrir sonidos de placer llegan a mis oídos. Abro la puerta y ahí veo a la nueva de rodillas dándole sexo oral a Federico. El esta completamente desnudo y con los ojos cerrados, algo se apodera de mi y camino hasta ellos. Tomó de los pelos a la rubia oxigenada y la tiro al suelo.
Federico abre los ojos y veo vergüenza en ellos.
-Te vistes y te vas de aquí, eres una suelta. Estas despedida.- digo enojada.
-¿Quien te crees que eres? Eres una simple asistente. Federico me contrato.- dice mientras comienza a vestirse.
Miro a Federico y este no dice nada, su erección ya no está igual y comienza a darme lástima.
-Esta dicho, te largas de aquí y si te atreves a poner un pie aquí te echo a patadas.
Me volteó hasta mi jefe y lo golpeó con fuerza en la cara.
-Eres un cerdo, me das lástima.- digo mientras salgo a toda prisa de ahí.
Lo escucho gritar mi nombre, decido no mirar atrás y corro lo más rápido al salir de edificio lágrimas corren por mis mejillas, mi corazón duele.