Al salir de la oficina decido ir directamente a un bar, llamo a Laura y en cosa de minutos esta sentada junto a mi.
-No preguntaré, pero me parece raro verte aquí un día lunes.
-me iré unos días, iré a visitar a mis padres.- digo mientras me bebo el segundo vaso de vodka.
-¿y el trabajo?, o te dieron vacaciones .
- voy a renunciar.
-No puedes, te costó demasiado encontrarlo. Además no creo que Federico te deje.
-ese imbécil, no tiene derecho a nada. Sólo me usa como quiere, ¿puedes creerlo que lo pille con su nueva asistente teniendo sexo?
- ¿no eras tu si asistente?
- si, pero como el viernes lo dejamos hoy me removió de mi puesto y contrato a una golfa.
- hombres de mierda, ¿que hiciste cuando lo encontraste? ¿estaban en la oficina?
-si, puedes creerlo ni siquiera es capaz de llevarla a un lugar.- digo mientras pienso que yo también tuve sexo ahí, demonios.- bueno la cosa es que la tomé de las mechas y la despedí.
Comienzo a reír recordando todo lo ocurrido horas antes.
-amiga, estas loca.
-lo se, pero ese infeliz me quería ver la cara.
Pasamos horas hablando, cuando me doy cuenta es media noche. Pedimos la cuenta y le aviso a Laura que iré al baño.
Miro mi reflejo en el Espejo estoy hecha un asco, si me viera mi madre ahora seguro sería capaz de darme unos buenos azotes.
Agarró mi teléfono, ni una sola llamada. Realmente a nadie le importó. Si Emilio estuviera vivo de seguro ya tendría unas mil llamadas y mensajes preguntando donde estoy.
Comienzo a buscar en mis contacto, encuentro su número y comienzo a llamar.
Un pitido y el buzón de voz, intento otra vez y otra más. Decidí dejar un mensaje.
-Te amo, te necesito aquí conmigo. Por que tuviste que dejarme sola, acaso no era importante, acaso no sabías que tendríamos un hijo, ahora sin ustedes no soy nada. Esta vida es una mierda, mira todo lo que hice en estos días, te falle ya no me amas ¿es eso? Soy una zorra.
Corto la llamada mientras me arrastró por la pared y lloro, lloro por la muerte de Emilio, lloro por matar a nuestro hijo, lloro por acostarme con un tipo que no es más que un idiota, lloro por todos los años su llevo de luto por alguien que jamás volverá.
La puerta del baño es abierta, cierro mis ojos intentando que no me note la persona que entro, unos brazos me rodean con fuerza, sus manos acarician mis mejillas mientras intenta secar mis lágrimas.
-Te odio.- digo mientras abro los ojos.
-lo se, y yo también lo hago. Fui un estúpido, estaba tan enojado contigo Perdóname.
-si estoy va hacer siempre así no funcionará, no voy a entregarle mi amor a alguien que en cualquier momento va a fallarme.
-No lo haré florecilla, lo prometo. Pero debes dejar ayudarte no puedes estar alejándome así.
Beso sus labios y lo acerco más a mi, me encantan sus besos, la verdad me encanta todo el.
-¿Que haces aquí?.- pregunto mientras intentó ponerme de pie.
-Laura me ha llamado, dijo bueno dijo un montón de cosas.- dice riendo.
-amenazó con cortarte las bolas, ¿no es así?.- pregunto mientras reímos juntos. - esa es una buena amiga.
-irás a casa conmigo, esta noche te cuidaré.
-¿y Laura? No puedo dejarla aquí.
-mi chofer fue a dejarla, estará bien.
Salimos del baño y nos dirigimos a su auto, un hombre nos abre la puerta y yo sonrió en agradecimiento. Minutos después estoy descansando en el regazo de Federico mientras el acaricia mi cabello.
-prometo que serás feliz, si algún día te falló yo mismo iré donde Laura y pediré que Castre.- dice riendo.
Cierro los ojos y me duermo con una sonrisa en mi cara.