No podía creer lo que salía de su boca, ¿Emilio era padre? Nunca me lo dijo, y más aún no puedo creer que me engañó, Emilio me engañó con mi propia prima.
-¿de que estas hablando?
- de que Emilio y yo tuvimos un hijo, de eso estoy hablando.
-Eso no puede ser, él me lo diría.
-¿Lo haría? Me pidió que jamás te dijera nada, ¿donde crees que iba cada domingo?
-es mentira, Emilio no me haría algo así.
-Ignacia, ve a tu casa. - dice América enojada.
-No, quiero que se quede. Quiero escuchar todo.
- preciosa no, no arruines tu recuerdo de Emilio. El fue un buen hombre.
-todos ustedes lo sabían ¿no es así?. Nunca nadie me lo dijo.
-Era su secreto, el debía decírtelo. Prometió que lo haría luego que se casarán.
-¿esperaba que me casará con el después de eso? Jamás lo haría, no le quitaría un padre a un niño. Eso no está en mi. Podría sacrificar mi propia felicidad con tal de no ver sufrir a un inocente.
-Por eso no te lo dijo, el sabía que lo dejarías. - dice Ignacia.
-¿Donde está niño? ¿ Como se llama? ¿Emilio lo reconoció?. - tenía mucha preguntas que hacer, y necesitaba las respuesta ya.- ¿que edad tiene? responde, necesito saber.
-Esta en casa de mis padres, se llama Emilio y si el lo reconoció. El sabía que era su hijo, yo era virgen cuando nos acostamos. Tiene siete años.
-oh Dios mío, estabas embarazada cuando el y yo nos hicimos novios.- lágrimas corren por mis mejillas no puedo creer que Emilio fuera capas de algo así.
-Si, el me pidió que me fuera lejos. Yo no quería, lo amaba de verdad. Pero para el no fui nada más que una aventura. Cuando apareciste el me dejo y corrió tras de ti.
-Lo lamento mucho Ignacia, de verdad. No imagino todo lo que sufriste y menos tu pequeño hijo.
-Emilio pregunta cada día si su padre volverá, no tengo respuesta. No puedo decirle que el nos abandonó por ir tras otra mujer y terminó muerto.
Todo el mundo está a nuestro alrededor, nadie quiere perderse ni una palabra, y eso me molesta.
-Quiero hablar con Ignacia a solas.
-No, no te dejaremos con ella. Quizá que dirá después.
-¿Es mentira todo lo que está diciendo ? Responde América ¿Es mentira que tienes un nieto?
-No.- dice llorando.- Emilio te amaba de verdad, nunca olvides eso.
Tomando el brazo de Ignacia camino hasta la camioneta.
-Súbete, prometo que no te haré nada.
-No confío en ti.
- Ni yo en ti, Pero tienes las respuestas que necesito.
Nos subimos al auto y conduzco hasta la plaza más cercana, nos quedamos dentro del coche en silencio unos minutos.
-¿sabes? Estuve cinco años guardando luto por Emilio.- digo riendo.- y ahora me entero de esto. Soy una estúpida.
-Lo eres, pero yo más. Jamás debí irme y esconder a mi hijo. No es algo que me avergüenza, mi hijo lo es todo para mi.
-Lamento tanto todo, si hubieses hablando todo sería diferente. Quizá no hubiese muerto, ahora estaría junto a su hijo.
-el amaba a Emilio, pero no a mi. Siempre me dijo que si no estaba contigo jamás estaría con nadie más.
-Era su decisión, fue demasiado egoísta sólo pensó en su felicidad.
-Lo se y ahora me doy cuenta.
- No sólo perdí a Emilio, también perdí a mi hijo.
-¿Estabas embarazada? Nunca me lo dijo.
-Si, lo estaba. El no lo sabía, le diría ese mismo día.
-Lo siento, debió ser duro.
-Lo fue y por eso me castigue cinco años, ese bebé murió por mi culpa.
-No digas eso, no fue tu culpa. Sólo Dios sabe por que hace las cosas.- dice mientras me abraza.
-Gracias, ¿Emilio le dejo algo a tu hijo?
- Emilio quedó con la mitad de todo, por lo que se la otra mitad era para ti.
-Si, aún está todo guardado. No he tocado ni un peso. ¿Estas tu y el niño bien ? Necesitan algo.
-Lo estamos ahora, fueron unos días realmente duros luego de la muerte de Emilio, mi hijo no dejaba de llamar a su papá y eso me partía el alma.
Asiento en silencio pensando en todo lo que ese niño debió sufrir.
-Creo que ya es hora de irme, mis padres deben estar preocupados.- dice mirando el reloj.- lamento gritarte de esa forma. No fue la mejor manera de decirte las cosas.
-No, no lo fue. Pero fue justo.
llevo a Ignacia a casa de mis tíos, ella se baja y camina hasta la puerta. Esta es abierta y veo aún niño salir y abrazarla.
Ignacia le dice algo y el niño me dice adiós con la mano mientras sonríe.
Mi corazón se parte en mil pedazos, estúpido Emilio, lo odio.
Al llegar a casa de mis padres, subo corriendo las escaleras hasta mi habitación, comienzo a llenar mis maletas mientras lloro desconsolada.
Antes de bajar me meto a la pieza que alguna vez fue de Emilio.
Su olor me causa náuseas, corro hasta el baño y vómito una, dos y tres veces. Cuando se que nada más saldrá me enjuago los dientes y voy otra vez.
La rabia es tan grande que comienzo a destruirlo todo, saco las sábanas y comienzo a agujerearlas. Rompo nuestras fotos y todo lo que está a mi paso. Tiro su ropa al suelo y comienzo a pisarla.
- te odio, te odio, te odio.- grito fuerte.
Voy hasta su cama y saco la caja, veo si arma y recuerdo donde guarda las balas.
Acerco la silla del escritorio hasta su ropero, estiró mi brazo y las encuentro.
Comienzo a colocarlas una por una en el cartucho.
Mirando por última vez su foto colgada en la pared, apretó el gatillo y disparo.
Mis oídos zumban por el ruido, estoy tirada en el suelo mientras escucho los pasos de la escalera. La puerta es abierta y mi madre grita.
-Liliana que hiciste.- dice llorando a mi lado. - Lili, por Dios abre los ojos hija.
Escucho a mi madre gritarle a mi padre, todo se vuelve oscuro y lejano.
-Estarás bien, la ambulancia ya viene.- dice mi padre.