Me acosté con mi Jefe (sin editar)

Capítulo 15

No podía creer lo que salía de su boca,  ¿Emilio era padre? Nunca me lo dijo, y más aún no puedo creer que me engañó, Emilio me engañó con mi propia prima.

-¿de que estas hablando?

- de que Emilio y yo tuvimos un hijo, de eso estoy hablando. 

-Eso no puede ser, él me lo diría. 

-¿Lo haría? Me pidió que jamás te dijera nada, ¿donde crees que iba cada domingo?

-es mentira, Emilio no me haría algo así. 

-Ignacia, ve a tu casa. - dice América enojada. 

-No, quiero que se quede.  Quiero escuchar todo.

- preciosa no, no arruines tu recuerdo de Emilio. El fue un buen hombre.

-todos ustedes lo sabían ¿no es así?. Nunca nadie me lo dijo.

-Era su secreto, el debía decírtelo. Prometió que lo haría luego que se casarán.

-¿esperaba que me casará con el después de eso? Jamás lo haría, no le quitaría un padre a un niño. Eso no está en mi. Podría sacrificar mi propia felicidad con tal de no ver sufrir a un inocente. 

-Por eso no te lo dijo, el sabía que lo dejarías. - dice Ignacia. 

-¿Donde está niño? ¿ Como se llama? ¿Emilio lo reconoció?. - tenía mucha preguntas que hacer, y necesitaba las respuesta ya.- ¿que edad tiene? responde, necesito saber. 

-Esta en casa de mis padres, se llama Emilio y si el lo reconoció. El sabía que era su hijo, yo era virgen cuando nos acostamos. Tiene siete años.

-oh Dios mío, estabas embarazada cuando el y yo nos hicimos novios.- lágrimas corren por mis mejillas no puedo creer que Emilio fuera capas de algo así. 

-Si, el me pidió que me fuera lejos. Yo no quería, lo amaba de verdad. Pero para el no fui nada más que una aventura. Cuando apareciste el me dejo y corrió tras de ti. 

-Lo lamento mucho Ignacia, de verdad. No imagino todo lo que sufriste y menos tu pequeño hijo. 

-Emilio pregunta cada día si su padre volverá, no tengo respuesta. No puedo decirle que el nos abandonó por ir tras otra mujer y terminó muerto.

Todo el mundo está a  nuestro alrededor, nadie quiere perderse ni una palabra, y eso me molesta. 

-Quiero hablar con Ignacia a solas. 

-No, no te dejaremos con ella. Quizá que dirá después. 

-¿Es mentira todo lo que está diciendo ? Responde América ¿Es mentira que tienes un nieto? 

-No.- dice llorando.- Emilio te amaba de verdad, nunca olvides eso. 

Tomando el brazo de Ignacia camino hasta la camioneta.

-Súbete, prometo que no te haré nada.

-No confío en ti. 

- Ni yo en ti,  Pero tienes las respuestas que necesito. 

Nos subimos al auto y conduzco hasta la plaza más cercana, nos quedamos dentro del coche en silencio unos minutos.

-¿sabes? Estuve cinco años guardando luto por Emilio.- digo riendo.- y ahora me entero de esto. Soy una estúpida.

-Lo eres, pero yo más.  Jamás debí irme y esconder a mi hijo. No es algo que me avergüenza, mi hijo lo es todo para mi. 

-Lamento tanto todo, si hubieses hablando todo sería diferente. Quizá no hubiese muerto, ahora estaría junto a su hijo. 

-el amaba a Emilio, pero no a mi. Siempre me dijo que si no estaba contigo jamás estaría con nadie más. 

-Era su decisión,  fue demasiado egoísta sólo pensó en su felicidad.

-Lo se y ahora me doy cuenta.

- No sólo perdí a Emilio, también perdí a mi hijo. 

-¿Estabas embarazada? Nunca me lo dijo.

-Si, lo estaba. El no lo sabía, le diría ese mismo día. 

-Lo siento, debió ser duro. 

-Lo fue y por eso me castigue cinco años, ese bebé murió por mi culpa. 

-No digas eso, no fue tu culpa. Sólo Dios sabe por que hace las cosas.- dice mientras me abraza. 

-Gracias, ¿Emilio le dejo algo a tu hijo? 

- Emilio quedó con la mitad de todo, por lo que se la otra mitad era para ti. 

-Si, aún está todo guardado. No he tocado ni un peso. ¿Estas tu y el niño bien ? Necesitan algo.

-Lo estamos ahora, fueron unos días realmente duros luego de la muerte de Emilio, mi hijo no dejaba de llamar a su papá y eso me partía el alma.

Asiento en silencio pensando en todo lo que ese niño debió sufrir.

-Creo que ya es hora de irme, mis padres deben estar preocupados.- dice mirando el reloj.- lamento gritarte de esa forma. No fue la mejor manera de decirte las cosas.

-No, no lo fue. Pero fue justo. 

llevo a Ignacia a casa de mis tíos, ella se baja y camina hasta la puerta. Esta es abierta y veo aún niño salir y abrazarla.

Ignacia le dice algo y el niño me dice adiós con la mano mientras sonríe. 

Mi corazón se parte en mil pedazos, estúpido Emilio, lo odio. 

Al llegar a casa de mis padres, subo corriendo las escaleras hasta mi habitación, comienzo a llenar mis maletas mientras lloro desconsolada. 

Antes de bajar me meto a la pieza que alguna vez fue de Emilio. 

Su olor me causa náuseas, corro hasta el baño y vómito una, dos y tres veces. Cuando se que nada más saldrá me enjuago los dientes y voy otra vez. 

La rabia es tan grande que comienzo a destruirlo todo, saco las sábanas y comienzo a agujerearlas. Rompo nuestras fotos y todo lo que está a mi paso. Tiro su ropa al suelo y comienzo a pisarla. 

- te odio, te odio, te odio.- grito fuerte. 

Voy hasta su cama y saco la caja, veo si arma y recuerdo donde guarda las balas.

Acerco la silla del escritorio hasta su ropero, estiró mi brazo y las encuentro. 

Comienzo a colocarlas una por una en el cartucho. 

Mirando por última vez su foto colgada en la pared, apretó el gatillo y disparo. 

Mis oídos zumban por el ruido, estoy tirada en el suelo mientras escucho los pasos de la escalera.  La puerta es abierta y mi madre grita. 

-Liliana que hiciste.- dice llorando a mi lado. - Lili, por Dios abre los ojos hija. 

Escucho a mi madre gritarle a mi padre, todo se vuelve oscuro y lejano. 

-Estarás bien, la ambulancia ya viene.- dice mi padre. 




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