Si estas pensando que me suicide te equivocas, jamás haría algo así y menos por un ser tan despreciable y mentiroso como Emilio.
Anoche sólo le dispare a un foto de nosotros dos juntos que colgaba en la pared. El revólver rebotó en mis manos y me asusté. Luego sólo me desmaye.
Ahora estoy en un hospital rodeada de cables y agujas, las enfermeras entran y salen casa dos segundos. Por mi parte sólo quiero irme devuelta a casa, mi casa.
-hija ¿Como estas?.- dice mi madre mientras entra en la habitación, mi padre le sigue de cerca.
-ustedes lo sabían ¿No es así?.
-Preciosa.
-No, papá díganme la verdad por una vez. Ya no soy una niña.
-Lo supimos luego de la muerte de Emilio.
-¿Por que nunca me lo dijeron?, saben lo estúpida que me siento. Estuve cinco años de mi vida llorando la muerte de un traidor.
-El te amaba hija.
-Y una mierda, el jamás me amo ni siquiera a su propio hijo. ¿como fue capas de ocultarlo?
-No lo sabemos, esa respuesta jamás la tendremos.
-Saliendo de aquí iré a casa, necesito estar tranquila.
-Por supuesto preciosa estaremos ahí cuidando de ti.
-Creo que no entendieron, iré a mi casa. Necesito estar lejos de aquí.
-respetaremos tu decisión. - dice mi madre mientras llora.- sólo pensamos que lo mejor era que no lo supieras.
-ya no quiero seguir hablando.
El médico entra en la habitación y me dice que seré dada de alta enseguida, mis padres salen con el. Me gustó rápidamente y salgo hacia la recepción.
-señorita Liliana, le hicimos unas muestra médicas. Pero como sabrá no tenemos un laboratorio aquí. Así que los resultados estarán en unas semanas.
-Pueden enviarlas por correo.- asiente y me entrega un papel. - lo anotare aquí, también dejaré mi número de teléfono en caso de cualquier cosa.
-Muchas gracias y buen día.
Al llegar a casa de mis padres tomó mis maletas y me despido de ellos. Les prometo llamar pronto y que estaré bien.
El vuelo fue agradable, la mayor parte del viaje dormí y pensé en que haría desde ahora.
Al llegar a casa Laura me recibe con los brazos abiertos, como mi mejor amiga me escucha atentamente, llora conmigo en las peores partes y me abraza.
-Ahora ya estas aquí, deja todo eso atrás. Disfruta la vida, ya no hay arrepentimiento.
-Mi amor por el lo enterré, sólo tengo odio hacia el.
-Respira, grita, llora, necesitas desahogarte.
- eres la mejor, ¿lo sabes?
-Por supuesto nena, que crees estas hablando conmigo.
Reímos un rato y seguimos hablando, cuando vuelvo a mi departamento veo que son la una de la tarde. No he visto ni he hablado con Federico desde hace dos días.
Me doy un baño, me arreglo y decido ir a darle una sorpresa.
Cuando llego a la empresa todo el mundo está tranquilo, me saludan como siempre y yo les sonrió.
Sandra sale desde su oficina justo cuando estoy por golpear la puerta de Federico.
- yo que tu no entro ahí, ven entra.
Entro en su oficina y me abraza.
-Te extrañe, pensé que no volverías.
-Yo también te extrañe, eres mi amiga. También pensé que no volvería pero ya me ves aquí estoy.
-Y me alegro, mi hermano te necesitará ahora más que nunca.
-¿Que está pasando? .- pregunto temerosa.
-No es mi deber decirte, son sus cosas habla con el seguro te dirá todo.
Dudo un segundo y asiento, espero que lo haga. Quiero que desde ahora nuestra relación este libre de secretos.
-iré a verlo ¿si? Quizás le haga bien verme.- digo sonriendo.
-Yo se que si.-dice mientras sube y baja sus cejas.
Camino hasta la oficina de Federico, decido no golpear.
-Buenos días señor Garner. - digo seductora
-Florecilla ¿Que haces aquí?.- pregunta mientras se pone de pie y se acerca a mi.
Me abraza y siento mi mundo caer a mis pies, todo Lo vivido días anteriores comienza a salir desde lo más profundo de mi corazón. Lágrimas caen por mis mejillas mojando su chaqueta.
-¿Esta todo bien? Lili, mírame ¿que está pasando?
- es un maldito, me mintió.
-¿Quien? Habla conmigo por favor, ¿Quien te hizo daño?
-Emilio, me mintió todo el tiempo.
Federico me mira y frunce el entrecejo.
-Te lo contaré todo lo prometo, Quiero hacerlo estoy lista para dejar todo atrás.
-Te escucho nena, estaré aquí siempre.
Le cuento todo, desde el día que conocí a Emilio, hasta el día que murió. No guardo ni un sólo detalle, cuando llego a la peor parte mis ojos no dan más de lágrimas. Federico aprieta sus manos en puños y dice algunas palabrotas. Me abraza y me besa diciendo una y otra vez que el nunca me mereció, Y ahora así lo creo.
-todo está bien ahora, estas aquí junto a mi y ahora no te dejaré ir. Sólo quiero saber si me amaras de la misma forma que yo lo hago.