El fin de semana fue tranquilo a comparación de lo que pasó, mis amigos y yo estamos aún digiriendo que es nuestro primer mes del cuarto año de carrera. Todos estamos nerviosos porque empezaron los principales problemas de los universitarios: proyecto final y fechas de los parciales.
Rafael y yo decidimos pasar el receso comiendo un poco de comida callejera, un señor amable siempre llega a vender comida a las afueras de la universidad: dobladas, pupusas, cubiletes, uno que otro pan con relleno de pollo o carne. Siempre me gustaron las dobladas rellenas de repollo y salsa roja, es como disfrutar de los mejores placeres en la gastronomía local del país.
— Espero que te guste — dice Rafael.
Él se dirige a la tienda para llevar gaseosas para mí. Siempre me gustan las de sabor fresa artificial, es uno de mis sabores favoritos y es muy bueno para mi estómago.
— Gaseosa fresa para ti y para mi una soda de cola clásica — dice de forma graciosa.
— Siempre tienes que hacer un chiste de algo— digo.
— Cuando nos conocimos tenías que entender que los chistes son parte de la amistad o relación — dice.
A veces me frustra que diga la palabra relación, siento que es una manera de presionar o que mi subconsciente esté condicionado, son cosas que siempre me pongo a pensar o tal vez sobrepasando. Me harta esto, pero no entiendo porque me enoja; otra de las razones es porque no me gusta pensar demasiado en las cosas y eso me causa estrés.
— Estás bien— dice Rafael.
Otra vez divagando con mis pensamientos, mi cerebro y yo estamos muy bien solos. La razón por la cual no tengo novio es porque me pongo a pensar muchas veces que es estar en pareja y es algo que consume tiempo, gasto de energía mental y física, uno se acostumbra tanto a la soledad que piensa que alguien vendrá a arruinar la paz que construyes por mucho tiempo. Puede que sea exigente, pero lo único que puedo hacer es comer mi doblada y olvidarme de las penas después.
Una vez terminamos de comer nos regresamos a clase, pero en ese momento mi hermana aparece inesperadamente cerca de mi clase con su grupo de amigos, pero hay uno que llama mi atención y es Sebastian, conocido como Sebas.
Nada agradable, nada simpático y tampoco nada bien parecido. Odio que se me quede viendo como si fuera una muñeca de porcelana o muñeca barbie la cual puede obtener, lo único que puedo decir es que solo lo verá de lejos.