En la clase me mantenía completamente incómoda, Rafael podía hacer sentir la tensión en el grupo. No me gusta que mis amigos se sientan presionados o molestos por nuestras peleas.
— Amber— dice Alicia.
— Sí— digo.
— Tenemos que hacer el trabajo grupal— dice Alicia.
— ¿En qué piensas?— dice Rafa.
En ese momento se que es una indirecta.
— En nada—
Trato de no dirigirle la palabra, aún así lo único que puedo lograr es tratar de evadir nuestros problemas.
— Todo bien— dice el catedrático.
— Sí — digo nerviosa.
Lo mejor que podía hacer es ir al baño y tratar de reflexionar un poco, siento que me da un ataque de pánico, trató de respirar de la forma más profunda; la presión en el pecho no puede conmigo.
— Estás bien— dice Adriana.
— Sí— dice mientras la abrazo.
Voy a la cafetería para que me de algo para relajarme, una taza de té verde no me caería mal.
— Tienes algo que decir— dice Adriana.
— Nada— digo mientras doy un delicado sorbo.
— Saliste de la forma más dificultosa posible— digo.
— Hola— dice Rafael.
Lo que me faltaba.
— Adriana, déjanos solos— dice Rafa.
— Creo que no es buena idea— responde.
— No te preocupes, yo la ayudaré— dice.
Ella se levanta y nos deja hablando solos.
— Sé que estamos peleando, pero no quiero verte de esa forma— dice Rafael.
— No lo entiendo— digo.
— ¿Qué cosa?— dice.
— Nunca me había pasado esto— digo.
Poco a poco estuvimos hablando y reconciliemos, pasará lo que pasará enfrentamos las adversidades como las personas maduras que somos.
Regresamos a clases de forma normal y dejando fuera nuestros problemas, ya podíamos sentir la alegría, pero no duraría mucho. Finalizando la jornada me estaba esperando mi hermana, pero en esta ocasión saldríamos con sus amigos y entre ellos Sebas. Sin duda alguna lo único que podía decir es estar agradecido con el de arriba, tenía la oportunidad de salir con él en grupo.
Ese día fue el mejor de todos, pero eso no fue lo único que pasó.
TRES MESES DESPUÉS
Pasaban los meses y cada vez podía sentir más la conexión y química con Sebas. Salimos en varias ocasiones a diferentes lugares a comer, salimos para disfrutar los paisajes, siempre me pasaba traer a la universidad. Pero ese día, lo recordaré, porque fue el día más feliz de mi vida o al menos eso creí.
Estamos casi finalizando nuestro semestre, lo mejor que podíamos hacer era salir a divertirnos con nuestros amigos, pero ese día hice algo que jamás pensé. Somos muy buenos amigos y tratamos de hacer actividades juntos, pero necesitaba estar a solas.
Mis amigos estaban planificando ir a una fiesta que habría en la parte financiera de la ciudad, una de las más grandes y donde abría de todo baile, fiesta y demás. Yo tenía un mejor plan y era el de poder salir a solas con Sebas.
Al salir de la facultad vi que estaba esperando, en ese momento me escapé con él para estar un momento a solas. Me subí al carro mientras miraba a mis amigas como se enojaron conmigo, pero también vi como Rafael también se sentía decepcionado. Estoy decepcionado, pero es por una buena razón.
— ¿A dónde vamos?— digo.
— Un lugar especial para mí— dice.
— Dime— digo.
El simplemente se queda callado, solo veo que ingresa a un parqueo público en donde ve un gran cartel que decía “Quieres ser mi novia” , yo entre lagrimas solo podía decir :
— Sí—
Mientras nos besamos podía sentir la sensación del amor. Un lindo día para recordar, pero lo que no sabía es que era un camino sin retorno.