Me encetaría que lo hiciéramos

Capítulo 15: Conflictos internos

En ese momento Rafael me cuelga y ese era el menor de mis problemas. Algo que siempre debemos de tomar en cuenta es este tipo de conflicto que tenemos con alguien que queremos; las palabras que emitimos pueden ser muy poderosas o inclusive dañinas para la persona a quien corresponde.

 

Después de pasar todo el día con mi novio lo mejor era ir a mi casa para descansar, pero tienes que enfrentar el siguiente enfrentamiento. 

 

— Hola Amber — dice padre.

— Pasa algo— digo.

— Tenemos que hablar— dice madre.

— Tengo la sensación de que estoy en problemas— digo.

— Sabemos de tu relación con tu nuevo novio, Sebas— dice padre.

 

Sin duda alguna no están de acuerdo con la relación y ante todo espero el sermón de siempre.

 

— Sí, soy su novia— digo.

— ¿Qué tienes en la mente hija?— dice madre.

— Porque Sebas sabe que es lo que quiero y me trata como la respectiva persona y mujer que merece respeto— digo.

— No sabía que cambiar a tus amigas y dejarlas plantadas fuera la mejor forma de que te valore— dice madre.

— Él me necesitaba y yo tengo que estar en donde esté presente— digo. 

— Yo no te di esa educación, yo no te falte el respeto de esa manera y mucho menos a tu madre— dice padre.

— Es una decisión que yo debo tomar, es el hombre que he escogido para estar a su lado y nada hará que cambie de parecer— digo.

— Quieres estar con esa porquería, pero no lo aprobamos— dice madre.

— Aprobado o no, lo único que debe importarles es que soy feliz — digo enojada.

— La felicidad de estar con un hombre bueno está bien, pero no de una bestia de persona que es Sebas. — Dice madre.

 

En ese momento me subo a mi cuarto muy enojada. Tengo que enfrentar los problemas que tengo con Sebas y de todas formas no quiero estar con nadie. Sebas es el hombre que amo y quiero estar con él, nada cambiará esa mentalidad.

 

Si hay algo que tengo que decir, es que en ese momento pensaba con el hígado y les dije que es la peor forma de tomar decisiones. Ya tuve mi segunda red flag. Los padres siempre son una pieza clave en cualquier relación, pero ante todo desconfíe del sexto sentido de mi madre para detectar el peligro; este es el error que cometen las mujeres inmaduras y poco sensatas como yo. 

 

Son difíciles decisiones, pero también debemos tomar en cuenta que el amor te deja ciego, puedes estar a la par de un vagabundo maloliente y lo uno que te hace feliz es que sabe hablarte al oído. 

Volviendo a la situación actual. Mi fin de semana no fue el mejor, casi no comía por el enojo d

e mis padres; no sé nada de mis amigos o de Rafael en esos dos días, incluso puedo decir que Sebas me ignoró por mucho tiempo. 

 

El lunes regresé a la universidad para saber cómo estaba la situación. Me tuve que mentalizar para estar aguantando el drama de Rafa.

 

— Hola chicas — digo.

Nadie me responde.

— Hola amigos— digo.

Nadie me responde.

 

Me aplicaron la ley del hielo. En ese momento vi entrar a Sebas muy molesto de verme y saludando a mis compañeros. Una muy clara y fea señal de que mis amigos no me quieren hablar o si quieren verme, lo mejor que puedo hacer es salir de la clases y estar con Sebas porque es mi lugar seguro en estos momentos. 

 

Sebas pasa por mí en su carro y nos vamos a un lugar tranquilo, no me gusta estar en un sitio en donde no soy aceptada como tal, sobre todo por las decisiones de amor que tomó. 

 

— Estás bien— dice Sebas.

— Sí— digo con una lágrima.

— Ellos no saben de lo que se pierden— dice.

— Perdón— digo.

— Tus amigos, sobretodo ese idiota de Rafa— dice.

— No te expreses así de él, sigue siendo mi amigo— digo.

— Eso es lo que no me gusta, eso de tener amigos. No necesitas amigos o amigas cuando me tienes a mí como tu principal amistad y claro tu novio— dice.

 

Eso es algo muy cierto, tener una relación con alguien puede ser igual que tener un amigo, sin duda hice bien en escoger.

 

En mi momento de debilidad y relajación puedo ver como Sebas acerca su mano a mi piernas, pero con otras intenciones. Lo mejor que puedo hacer es tomarla y alejarla de mí, parece estar molesto y en estos momentos no ando pensando en hacer algo más.

 

—Vamos a un lugar tranquilo — digo.

 




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