Era nuestro último día del cierre con mis amigas y amigos hemos estado disfrutando de que por fin estamos libres de universidad. Nuestro siguiente paso y meta es buscar un trabajo y cumplir nuestros sueños, al menos eso es lo que tienen que hacer mis compañeros porque yo tengo otro enfoque y punto de vista, ya que tengo una criatura en camino y lo mejor que puedo hacer antes de tomar las responsabilidades de madre es disfrutar de mis logros.
— Oye— dice Karen.
— Sí— respondo.
— Pareces distraída a la tremenda fiesta que hacemos— digo.
Mi hermana no se percató de mi situación actual, cuando mis padres se enteraron que estaba embarazada, ella estaba saliendo con sus amigas en ese momento. Pasado el bullicio de la fiesta de cierre me dirijo a casa para pensar en que hacer debido a que el trabajo es dificultoso y necesito cualquier cuestión para poder subsistir y darle lo que necesito a mi futuro hijo o hija.
Al llegar a casa espero la ansiada llegada de Sebas a casa para poder explicar nuestra situación actual, mis padres no son personas muy comprensibles y además no estan contentos con la situación ya que consideran a Sebas un vagabundo, un bueno paranada y un idiota que no tiene futuro. En algún momento debemos de pensar que tal vez nos casemos o quizás tener más hijos, tal vez buscar un lugar en dónde vivir o trabajar para nosotros.
Pasa las horas y mis padres llegan de casa, aún se les ve molestos por nuestra incómoda situación.
— Hija— dice mi padre.
— Sí — digo mientras bajo las escaleras.
— ¿A qué horas irá a venir ese idiota?— dice padre.
— Lo llamaré— digo.
En ese momento vuelvo a mi cuarto y busco mi teléfono para mandarle un mensaje, pero como cosa rara la aplicación me tira un mensaje de que el mensaje no se puede enviar o si llega no entra a él.
Trato de buscarlo por Facebook e Instagram pero no me aparecen sus usuarios, esto ya me preocupa y en ese momento lo mejor que puedo hacer es llamarlo para decirle que venga a casa, pero al final no me contesta debido a que me envía a buzón de voz. Bajo las escaleras.
— Máma … pápa— digo temblorosa.
— Dinos— dicen ambos.
— Sebas no va a venir a explicar la situación, estoy embarazada y mi hijo es posible que no tenga un padre que les responda— digo llorando.
— Tranquila hija, todo estará bien. Sabemos que ese idiota no haría nada bien, apenas si sabe limpiarse el culo. Para tu suerte tienes dos padres que te aman, una familia con la que puedes contar poco a poco— dicen mis padres.
Sin duda alguna tengo personas que me quieren y todo estará bien. A los días siguientes varios de mis compañeros de clase me decidieron visitar para darme su apoyo, todos menos una persona que no sé de su paradero. Rafael y yo no hemos hablado desde el día de mi cierre y espero que no tenga noticias de mi o de mi situación actual.
En ese momento de calma, la noche llegó y al final todos se fueron recibió una llamada inesperada.
— Hola— dice una voz masculina.
— Hola— digo dudosa.
— Ya sé la verdad— dice.
— Rafael, es una sorpresa— digo.
— No para mí, ya que vas a ser mamá de ese hijo de puta— dice.
— Ya lo sabes— digo.
— En serio, que eres capaz de muchas cosas pero no de ese tipo de traiciones. Pense que eramos especiales, que ambos sentiamos lo mismo, pero la verdad fui muy tonto y me equivoque como tal— dice.
Después de eso se cuelga y me deja con el ruido del teléfono. Lo único que puedo saber en ese momento es llorar y además reconocer que perdí a alguien que de verdad le importo.