Me EnseÑaste A Amar

CAP. 5 PRIMER ENCUENTRO CON HOA

Época actual…

[En una zona muy exclusiva de la ciudad una joven pastelera se dedicó a remodelar un restaurante de comida vietnamita que heredó de su abuelo materno, convirtiéndolo en internacional al introducir variantes en el menú al menos una vez por semana, cuando ofrecía fusiones y platos de otros países. Los fines de semana agregaba degustación de postres elaborados por ella, lo que era realmente su pasión y para lo que había estudiado en Francia e Italia, con los mejores chefs pasteleros de esos países, obteniendo reconocimientos y galardones en cada uno.

Esta joven era de rasgos asiáticos heredados de su madre, con unos ojos color mar y cielo gracias a los genes de su padre, poseía un exuberante cuerpo que ese día lo había cubierto con un traje de seda roja adornado de pequeños estampados florales, muy ceñido a su torso hasta la cintura para después dar paso a sus caderas y a sus torneadas piernas enfundadas en un ajustado pantalón de tela azul oscuro, una larga y brillante cabellera negra que ataba en una coleta baja completaba toda su imagen y la hacían lucir muy hermosa. Ella caminaba de un lado a otro verificando que todo estuviera resultando como planificaba cada día.]

***

[Llegó el fin de semana y Gaspar, por insistencia de su hijo Bastián, lo llevó junto con sus hermanos a un restaurante para probar específicamente los postres, porque el chiquillo leyó las referencias en internet y considerándose a sí mismo un crítico en la materia, quiso comprobar personalmente la calidad de dichos postres.

Era sábado en la tarde y la joven pastelera estaba en una mesa de su restaurante leyendo distraídamente las críticas en su computadora portátil personal, frente a una copa de vino y respondiendo algunos de los comentarios, cuando observó a dos hombres de negro –así los catalogó apenas los vio– precediendo a un hermoso ejemplar masculino que entró acompañado de tres niños que bien podían ser sus hermanitos, le seguían cuatro hombres más, se tensó ante tanto despliegue de seguridad, pero le hizo una imperceptible señal al gerente para que se hiciera cargo de recibirlos. Los ubicaron en una mesa muy cercana a la de ella, por lo que le era fácil oír parte de la conversación:

            –Bueno Bastián, como experto, tú te encargas de las sugerencias –oyó decir al hombre con una voz profunda, ronca y muy varonil.

            –Pediremos la degustación de postres papá, solo así podré comprobar lo que leí –la joven sonrió discretamente al escuchar al pequeño hombrecito y se sorprendió al verlo tan joven con tres hijos, si es que todos los niños eran hermanos.

            –Papito lindo de mi corazón, quiero ir al baño, necesito hacer del uno –anunció la niña que le acompañaba.

            –¿En serio Aitana?, te dije que fueras antes de salir, con razón tantas palabras dulces –protestó su padre.

            –Yo siempre soy dulce contigo –dijo la niña haciendo un puchero.

            –Necesitamos una mujed pada estos casos papá –aseveró el más pequeño de los niños, tenía tres años y aun se le dificultaba pronunciar la letra ere.

La chica volvió a sonreír y sin pensarlo dos veces, se puso de pie y se acercó a la mesa, su movimiento alertó a dos de los hombres que de inmediato la rodearon, ella no se inmutó y continuó con su propósito:

            –Con su permiso señor –su voz suave y sensual tensó a Gaspar– no pude evitar oír a su pequeña, si me permite puedo ayudarla.

            –No gracias, prefiero ir a casa y regresar, no es lejos y no quiero causarle ninguna molestia –respondió sin mirarla.

            –No es molestia, yo soy Hoa Thi Smith, la propietaria de este restaurante, sus hombres pueden seguirme hasta el baño si eso lo tranquiliza, solo quiero atenderlos de la mejor manera.

Gaspar alzó la vista y quedó impactado por esa hermosa mirada azul verdosa, ella a su vez contuvo la respiración ante los perfectos ojos verdes del hombre, finalmente él accedió y permitió que la joven llevara a su hija al sanitario, antes dos de los hombres revisaron el lugar y después se apostaron en la puerta a esperarlas.

            –Hola, soy Aitana –saludó la pequeña una vez entraron al sanitario.

            –Mucho gusto Aitana, soy Hoa.

            –Me gusta tu nombre, ¿es en otro idioma?

            –Es vietnamita y significa “como una flor”, a mí también me gusta el tuyo.

            –Fuiste buena, ¿cómo te agradezco?

            –Con una sonrisa estaría muy bien.

            –No puedo sonreír Hoa, me faltan dos dientes –exclamó apenada.

            –Pues será una sonrisa de alguien que está creciendo y que está dejando sus dientes de leche para tener unos hermosos y blancos dientes permanentes –así Hoa logró una hermosa sonrisa con algunos vacíos.

Cuando regresaron a la mesa, Gaspar le agradeció amablemente y Bastián tomó la palabra para preguntar:

            –Disculpe, si usted es la dueña del restaurante, ¿podría presentarme a su chef pastelero?, quiero conocer a la persona que hace los postres de los que he leído tanto en internet.




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