Me EnseÑaste A Amar

CAP. 14 JURÉ NO VOLVER A CONFIAR EN UNA MUJER

Me quedé allí tratando de recuperarme de todo lo que sentí al besar a Hoa, no reconocí ninguna de esas sensaciones, eran realmente nuevas para mí y lo único que sé es que quiero vivirlas de nuevo, besa increíblemente bien, esa mujer va a poner en peligro mi estabilidad, pero no quiero alejarme, ahora ya no.

Doy la vuelta para regresar a la casa y me topo de frente con Octavio quien me está viendo con una gran sonrisa en el rostro, lo miro expectante hasta que me dice:

            –Besé a Dania y, ¿sabes que me dijo?

            –Algo bueno por tu sonrisa.

            –Si, me dijo que había esperado ese beso toda la tarde. ¿A ti cómo te fue?

            –¿Cómo me fue de qué?

            –Gaspar Davis, soy tu guardia personal, vigilo tus pasos ¿sabes?, te vi besando a la dueña del restaurante, entonces, ¿cómo te fue?

            –Supongo que bien, no sé, todo es tan diferente.

            –Si es diferente para mejor, es muy bueno.

            –Si claro, es diferente para mejor, solo que nunca me había sentido así con ninguna mujer.

            –Perfecto, puede que ahora si seas correspondido como te mereces, vamos a ver cómo le va a Lucio, sería bueno saber que los tres tuvimos suerte hoy.

Ambos hombres caminaron hasta la zona donde se había celebrado la fiesta y encontraron a Lucio charlando animadamente con Bastián y Archer, no había señales de Dafne. Al estar reunidos, Gaspar preguntó por Aitana y Octavio por Dafne, o, mejor dicho, preguntó por “su cuñada”, haciendo que Lucio y Gaspar rodaran los ojos:

            –Dafne llevó a Aitana a cambiarse –fue la respuesta de Lucio.

            –¿Qué pasó entre ustedes? –quiso saber Octavio.

            –Nada, esperaré a mañana que el ambiente sea más propicio, por lo menos hoy hablamos y me sentí muy cómodo con ella, fui yo, no tuve que pensar cómo actuar.

            –Octavio besó a Dania, por eso te preguntó por su cuñada –informó Gaspar con una amplia sonrisa.

            –Gaspar besó a la dueña del restaurante –agregó Octavio.

Al oír eso tanto Bastián como Archer se volvieron rápidamente a observar a su padre, quien quería fulminar a Octavio por boca suelta, Bastián seguidamente dijo:

            –Se acabó la presión en mi colegio.

            –¿Qué quieres decir hijo? –preguntó preocupado Gaspar.

            –Algunas veces me dicen que con todo el dinero que tienes no has podido comprarme una mamá. Mi amigo Sebastián dice que su mamá siempre te manda a decir que ella puede ser tu compañera de vida, pero ella no me gusta porque la he visto con el profesor de mate y con el profesor de deportes, siempre se besa con alguno de ellos.

            –Bastián, ¿por qué no me habías informado de eso antes?

            –¿Quieres ver a la mamá de Sebastián? –quiso saber Bastián alarmado.

            –No esa parte, me refiero a lo que te dicen de que no puedo comprarte una mamá. Debiste informármelo desde la primera vez hijo, no quiero que te sientas mal por no tener a tu madre contigo.

            –No me siento mal por no tener mamá, me siento mal porque dicen que tú no puedes darme una. Yo no quiero que te sientas obligado a buscarme una mamá.

            –No te preocupes por mi Bastián. Solo por favor dime cualquier cosa que te comenten en el colegio y que te incomode, ¿prometido?

            –Prometido papá. Pero no dejes escapar a Hoa, sus postres son lo máximo. –Todos rieron por el comentario, relajando el ambiente.

            –Bueno, ahora necesito que ustedes dos, par de vagabundos, –dijo Lucio dirigiéndose a Gaspar y Octavio– me expliquen cómo es que yo, el galán del grupo, aun no haya podido besar a la chica que me gusta y ustedes vienen presumiendo de haber besado a sus chicas.

            –Tal vez estes perdiendo facultades amigo mío –señaló Octavio con una gran sonrisa en su rostro.

            –Yo no estoy presumiendo nada –replicó Gaspar muy serio.

            –Yo resuelvo eso ahora mismo –dijo Lucio levantándose y entrando a la mansión. Gaspar y Octavio se veían negando con la cabeza por los locos arranques de Lucio Bataglinni.

***

Lucio llegó a la habitación de Aitana y encontró a Dafne cepillando los largos rizos marrones de la niña, la chiquilla ya vestía su pijama por lo que al verlo se fue a la cama para que él le leyera uno de sus cuentos, en realidad estaba muy cansada por el día de fiesta, ya que apenas le habían leído dos páginas del cuento cuando ya estaba profundamente dormida, entonces Lucio y Dafne salieron de la habitación después de que ella la arropó bien y le encendió una lamparita para la noche, caminaron por el pasillo y Lucio la invitó a dar un paseo por el jardín ya que la noche estaba bastante iluminada por la luna llena que reinaba en el cielo. Salieron de la casa y Lucio le preguntó:

            –Dafne, ¿estás saliendo con alguien?, es decir, ¿tienes novio?




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